El recinto amurallado, los barrios de Bouzas, O Areal y O Berbés, junto a zonas en aquel momento periféricas como Valladares o Fragoso, tuvieron un papel destacado en la organización del sitio al ejército francés y la batalla final por Vigo. Pero los puntos calientes de la gesta, que la dramatización actual continúa representando, son la Porta de Gamboa y el muelle de A Laxe.

Por la primera entraron los soldados de Napoleón en la villa el 31 de enero de 1809. Apenas un mes después presenció la caída en batalla de Carolo, cuando con su hacha intentaba romper el portón de madera, y cómo Cachamuíña tomó su testigo y dirigió a la milicia viguesa hacia la victoria.

Pero la gloria del pasado no le valió su conservación. En 1869 fue derruida ante la necesidad de ampliar la ciudad y acercarla al puerto, para lo que se tiraron partes de la muralla. En realidad, estaba ubicada bastante más abajo que en la actualidad.

Poco después del combate, las tropas napoleónicas abandonaron la villa por la Porta de A Laxe. En el muelle del mismo nombre, fragatas inglesas esperaban a los derrotados para llevarlos a su país.

Los escenarios de la Reconquista

ver otras galerías >>

Otro escenario relevante, por su significación en el devenir histórico, es el ayuntamiento, por aquel entonces ubicado en una vieja casa cercana a la actual Casa da Cultura Galega (que es, a su vez, el antiguo consistorio vigués). En él tuvo lugar el traspaso de poderes a los franceses, aunque mantuvieron a la corporación dirigida por Vázquez Varela para que continuase administrando la villa. En él se juró obediencia al nuevo rey José Bonaparte, "Pepe Botella". Un sometimiento que poco duraría.