“Siempre lo hemos hecho así”,“eso es la teoría, pero la práctica es otra cosa”,“no es nuestra responsabilidad”, “yo no me considero creativa/o”. 

Son solo algunos de los tópicos sobre la creatividad en educación que trató de derribar ayer la maestra y psicopedagoga gallega Patricia García, conocida por convertir sus clases en auténticos escenarios de películas, durante el taller que impartió en el VI Foro de Educación FARO EDUCA.

 “Si quieres alumnos creativos, sé un docente creativo” fue así el hilo conductor de una cita de hora y media en la que García trató las múltiples posibilidades del pensamiento creativo en el aula. Lo hizo disfrazada de cocinera y con un suculento menú educativo en el que lo primero fue preguntarse qué es realmente la creatividad. 

Una habilidad, dijo, que va mucho más allá de diseñar decoraciones, y que tiene que ver con nuestras ganas y nuestra capacidad para atrevernos a hacer cosas diferentes y también de lanzarnos a buscar soluciones. Algo que García demostró con situaciones reales: “¿Por qué no empiezas por ir al cole por un camino distinto al de todos los días?”

La creatividad va mucho más allá de decoraciones bonitas, su base es una fusión de “flexibilidad, originalidad y fluidez”

Para la profesora, otra de las claves fundamentales del pensamiento creativo es la confianza porque, desarrolló, “si no logramos que nuestro alumnado se sienta cómodo, será muy difícil que nos exprese sus ideas”. En este sentido, debemos de tratar que no se sientan cuestionados y para eso lo primero es aceptar sus propuestas aunque luego las pulamos con ellos, aconsejó García en una sala repleta hasta los topes de docentes: “Tenemos que tener cuidado con el tono con el que hablamos, vigilar nuestros gestos y, sobre todo, mirarles a los ojos, crear con ellos una relación de cercanía en la que se sientan cómodos”. 

El menú del pensamiento creativo 

Para García, el pensamiento creativo fusiona “flexibilidad, originalidad y fluidez”. De este modo y en primer lugar: no se trata de querer hacer algo que nunca se haya hecho antes, sino de buscar poner nuestra esencia en cada proyecto. En segundo lugar: la creatividad representa un remedio natural frente a la frustración y es que nos ayuda a darle la vuelta a la situación y a ver oportunidades en lo que antes eran inconvenientes. 

Estos representan así los entrantes de una carta en la que los segundos se compondrán de habilidades de pensamiento creativo; esto es: la percepción; la investigación, que nos anima a hacernos preguntas —”y cuantas más se hagan más aprenderán”—; la conceptualización; el razonamiento y la traducción. ¿Para los postres? Nunca mejor dicho, la guinda del pastel: aulas y rincones temáticos. 

Así quedó recogido en una carta muy especial diseñada para que los docentes participantes pudiesen lograr sus objetivos y seguir“aprendiendo a crear” y “dejar de ponerse límites”.