Hablamos con Claudia Bruna, (educadora, coach “y sobre todo madre”), que visitará el Foro de Educación de Faro de Vigo para hablar del valor de ser diferente. 

Sus proyectos se centran en detectar y evitar el bullying, educando para ello tanto a niños como a padres. Conversamos con ella sobre el papel de los adultos en esta problemática creciente, nuestras tareas pendientes como sociedad y aprendemos a enfocar la vida con otra mirada.

Y es que el bullying está a la orden del día, pero ¿alguna vez no lo ha estado?

El bullying siempre ha existido pero, ahora, la sociedad es más consciente de ello. El hecho de que los padres y madres nos hayamos acercado a los hijos trae muchas ventajas, hay más comunicación y nos enteramos más de las cosas, los medios muestran cada vez más estas situaciones... Y están todos aquellos valientes que lo han sufrido y han querido hablar de ello. Pero es un problemón social que hay que afrontar, y del que algunos siguen huyendo, por falta de conciencia, porque se cree que no es para tanto y ha existido toda la vida, o porque "son cosas de niños". Y sobre todo por falta de conocimientos y herramientas para resolverlo. Mi objetivo es, por un lado, romper esas falsas creencias y trabajar la conciencia social, donde ya muchos ayudan; y por otro, ofrecer capacitación y recursos para prevenirlo y resolverlo. Se debe aprender a vivir con el conflicto y las diferencias desde el amor y el respeto, pero es algo que no sabemos hacer. Para vivir en comunidad necesitas aceptación, flexibilidad y empatía, tres habilidades que nadie nos enseña y de las que carecemos socialmente.

A la víctima hay que enseñarle a poner límites y a respetarse; al agresor a respetar a los demás y a gestionar sus emociones e inseguridades; y al testigo, el valor de la responsabilidad social.

Además nos presentas un enfoque "menos ortodoxo" de lo que solemos escuchar: el de la educación a los padres. ¿Qué papel tienen?

Son la clave. El bullying se soluciona educando a los padres para que eduquen a sus hijos. Y no quiero hacerlos responsables de ello, hacen todo lo que pueden. Mi propuesta es que todas las familias puedan tener ayuda y apoyo en la educación de sus hijos. Que puedan ir a una escuela a aprender a ser un buen ejemplo, a comunicarse de manera efectiva con sus hijos, a establecer límites y valores... Nadie nos ha enseñado. Igual que aprendemos a conducir, debería haber un carnet de paternidad, ¿no crees? (se ríe) Y no para que seamos perfectos, pero sí para ser más conscientes y cuidadosos con los más pequeños. Son esponjas, se empapan de todo lo que les rodea. Nosotros somos los responsables de su educación, y la escuela nos apoya y acompaña, no al revés. Este es justamente mi enfoque en mi libro "Educar contra el acoso".

¿Qué es el coaching para padres?

Mi modelo de trabajo se centra en convertir a los padres en coaches de sus hijos. Acompaño a los padres para crear conciencia y cambio en sus vidas, para que puedan vivir mejor, ellos y sus hijos. Lo más valioso para un hijo es un padre feliz. Si tú estás bien, ellos también lo estarán. Ellos son nuestro espejo.

Para vivir en comunidad necesitas aceptación, flexibilidad y empatía, tres habilidades que nadie nos enseña y de las que carecemos socialmente.

¿Y cómo funciona?

El trabajo que yo hago con los padres, al principio, es conectarles, aterrizarles, que se den cuenta de quiénes son, de qué vida llevan. Y, sobre todo, que tengan consciencia del impacto que provocan en sus hijos, en su forma de hablarles, de escucharlos, o simplemente de estar. El día que entiendes el impacto que generas en tu entorno, sobre todo en tus hijos, solo tienes dos opciones: seguir igual o cambiar. Esto es coaching: consciencia y cambio. De hecho, antes de centrarme en el coaching para padres, trabajé muchos años con directivos de distintas empresas. Para generar cambios con sus equipos los levaba primero a trabajar esos cambios con sus hijos: cuando se daban cuenta del impacto que tenían en ellos no dudaban en cambiar y el compromiso era enorme. Porque obviamente, nada cambia si uno no quiere...

Has hablado también de tres papeles clave dentro del bullying: agresor, víctima y testigo. ¿Cómo podemos abordar esta tercera perspectiva?

El testigo tiene un papel muy importante, porque tiene mucho poder. El testigo es el que lo permite o lo frena, da más fuerza al agresor o menos. Si el bully estuviera solo, en muchos casos dejaría de hacerlo. Hay que educar a los tres. A la víctima hay que enseñarle a poner límites y a respetarse; al agresor a respetar a los demás y a gestionar sus emociones e inseguridades; y al testigo, el valor de la responsabilidad social.


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De hecho, en tus trabajos explicas qué es y qué no es acoso. ¿Cuáles son las claves para diferenciarlo?

Esta pregunta es muy importante. Ahora escuchas cierta confusión, y cada vez que hay un conflicto parece que es bullying. Y no siempre es así. Bullying es un conflicto repetido, con intención de dañar y donde existe una diferencia de poder. Yo lo simplifico un poco más: ¡que sea repetido! El conflicto no es malo, somos diferentes, y pensamos diferente. Y eso es la riqueza del ser humano. Así que bienvenidas las diferencias y el conflicto. Lo malo es su mala gestión. Podemos tener diferencias, pero hablarnos con respeto y aceptarnos, enriquecernos de ellas en lugar de rechazarlas. “Como no es como yo, no me gusta”. Pongo pegas, lo juzgo y solo veo lo malo pensando que lo mío es lo bueno. Si algo intento insistir en mis hijos es que en la vida no hay nada mejor ni peor, sino diferente. Ni somos superiores, ni somos inferiores, somos diferentes y todos valemos mucho, cada uno en lo suyo. Esta es otra gran habilidad que como sociedad se necesita trabajar. La mirada del apreciador. Somos una sociedad exageradamente crítica los unos con los otros. ¿Cómo sería si en lugar de criticarnos constantemente aprendiéramos a valorarnos y ver la belleza que hay en todo ser humano?

Justo el tema que traerás al Foro, “el valor de ser diferente”. Las diferencias, ¿separan o comparten?

Es un tema de perspectivas. La mía ya la hemos ido hablando. De lo diferente solo se puede aprender y crecer. . Ser diferente es un gran valor, pero todavía no todos lo sabemos y ni siquiera somos conscientes de ello. Este es el problema. Salir de casa, viajar, conocer lugares y personas diferentes, estudiar, aprender... yo creo que esto solo te puede sumar... Ser diferente suma.