Maestra, psicóloga y orientadora educativa, Coral Elizondo estará presente los próximos 16 y 17 de septiembre en el VI Foro de Educación FARO EDUCA para profundizar en dos temas tan importantes para el futuro del sector como la Educación Inclusiva y el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), ambos íntimamente ligados entre sí.

Reconoce que aún queda mucho por hacer y propone empezar por transformar el paradigma de la enseñanza con un cambio de rumbo hacia el aprendizaje personalizado, pero, ¿cómo lograrlo en la práctica?


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– Hemos preguntado a una docente cuál sería la primera cuestión qué le haría como experta en Educación Inclusiva y nos ha transmitido lo siguiente: “25 estudiantes, cada uno con ritmos, estilos de aprendizaje y situaciones socio-culturales diferentes. Un profesor en el aula, ¿cómo puedo incluir a un alumno con necesidades especiales?” 

– Lo que describe esta docente es la realidad del día a día en muchos centros. Por eso es fundamental que se reduzcan las ratios profesor-alumno, que se aumenten los recursos y que se impulse la formación del profesorado en todo lo relativo a la atención a la diversidad.  

“Aunque la educación inclusiva es un derecho, ahora mismo no está garantizada en las escuelas. Las familias tienen que luchar y los niños sufren mucho”

– ¿Qué posibilitarán estos cambios?   

– Tiempo, recursos y capacidades para que dejemos de dirigir la clase a un estudiante promedio que no existe, que es una utopía; y atendamos a cada alumno en función de sus necesidades. No podemos pretender que todos hagan lo mismo, de la misma forma y al mismo tiempo porque la diversidad es inherente al ser humano. Esto cambia por completo el paradigma en educación: para enseñar a personas diversas, tenemos que plantear estrategias diversas. Lo primero es conocerles más allá de sus dificultades, etiquetas y diagnósticos, — para eso contamos con portafolios de talentos que podemos usar a principio de curso — y, a partir de ahí, podemos plantear la clase con distintos itinerarios, formatos y materiales de apoyo. 

“Se están cambiando las cosas y se siente el interés de la comunidad docente por formarse”

– ¿La diferencia entre integración e inclusión? 

– Precisamente esa. La educación inclusiva nos propone poner el foco en que “todas” las personas son diferentes, frente a la integración, que apareció en nuestro país con la LOGSE en los 90 para integrar a alumnos con necesidades especiales en colegios ordinarios centrándose únicamente en las diferencias de “algunas” personas.

La educación inclusiva quiere garantizar la presencia, participación y logros para el aprendizaje de todos los estudiantes, va más allá de integrar para pasar a acoger y se fija más en las fortalezas del alumnado que en sus déficits. Además, se preocupa por el contexto, por las barreras que están dificultando el aprendizaje, en lugar de insistir en aquello que “no sabe” o “no puede” el propio alumno.  

"El estudiante promedio es una utopía. Para enseñar a personas diversas, tenemos que plantear estrategias diversas"

– ¿Cree en los centros de educación especial?

– Nuestro horizonte, lo que tenemos que lograr, es la inclusión plena en aulas ordinarias de centros ordinarios, pero aún no estamos preparados. Aunque la educación inclusiva es un derecho, ahora mismo no está garantizada en las escuelas. Las familias tienen que luchar mucho y los peques sufren mucho, eso es lo más doloroso. Muchas acuden a los centros de educación especial desesperadas. Por ellos, tenemos que seguir avanzando y hay ejemplos que nos muestran el camino, que nos dicen que sí se puede. Se están cambiando cosas y se nota que la comunidad docente quiere saber, formarse en este ámbito. 

"La educación inclusiva quiere garantizar la presencia, participación y logros para el aprendizaje de todos los estudiantes, va más allá de integrar para pasar a acoger y se fija más en las fortalezas del alumnado que en sus déficits"

– La nueva ley de Educación, la LOMLOE, prevé un plazo de diez años para que “los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad”, ¿qué tiene que cambiar en la próxima década para que sí estemos preparados?   

– Volvemos a lo que decíamos al principio: lo primero es ese cambio real de paradigma que nos lleva a hablar del aprendizaje personalizado y, para eso, son fundamentales dos cosas: bajar las ratios alumno-profesor en el aula; y dotar de muchos más recursos a los centros, logrando que estos estos no lleguen vinculados a una etiqueta, a un diagnóstico, sino a todos.  

– ¿El papel del profesional de PT (Pedagogía Terapéutica) en esta transición? 

–Hay quien piensa que el PT tiene que desaparecer. Yo creo que necesitamos más y que los necesitamos en contacto con todos los alumnos. Ellos son los especialistas. Otra cosa es que discutamos si la palabra “terapéutico” es adecuada, pero eso ya sería un matiz terminológico. 

– ¿Cómo tendrían que adaptarse los currículos para llevar a cabo este cambio de paradigma?

– Aquí entra el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), con diversas opciones didácticas flexibles que se ajustan a cada alumno. Es decir: ¿Cómo planteo la programación didáctica para 25 estudiantes, con lo diferentes que son todos? Para trabajar un tema concreto y frente al libro de texto, con el que todos harían lo mismo, podemos partir de la visualización de un vídeo todos juntos para luego plantear distintas actividades: motivar a la niña con Altas Capacidades con un trabajo de investigación; pasar la transcripción escrita y trabajar el vocabulario con un niño que tenga problemas con el idioma; plantear otros apoyos para un tercer caso de Déficit de Atención… 

– ¿Por qué merece la pena el esfuerzo?, ¿con qué beneficios nos encontraremos si trabajamos por una educación inclusiva plena? 

– La escuela va más allá de la propia escuela. Date cuenta de que un niño escolarizado en un centro de educación especial resulta un extraño para los demás cuando va a la plaza del barrio a jugar. La educación inclusiva, en un última instancia, es fundamental para la inclusión social y busca la calidad de vida en todas y cada una de las personas en todas sus dimensiones. Es un derecho y debemos hacer todo lo necesario para garantizarlo. 


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