Serenidad, ritmo y lucidez se unen en la voz del Doctor Mario Alonso Puig en una entrevista en la que mide cada pausa y cada acento para invitarnos a cuidar de nuestros pensamientos, a tener una mirada curiosa e interesada, a dejarnos sorprender constantemente por lo que el ser humano es, con el aula entendida como un inmenso espacio de posibilidad: “Tenemos que empezar a mirarnos con ojos diferentes, tenemos que aprender a ver más allá de lo que decimos y de lo que hacemos y empezar a descubrir lo que realmente somos y esto solo lo podemos hacer con una mente no enjuiciadora, de exploradores. Pruébalo, pruébalo y verás”.

Imposible dejar de escucharle ni un solo segundo y resistirse a hacerle una “última pregunta” más: — “¿Pero cuánto espacio tienes para escribir?” (se ríe) — “Ya, va a haber que resumir”. Lo intentamos:

–¿El cociente intelectual es un mito?

–Esto es muy interesante: según los estudios de Daniel Goleman, solo el 20% del éxito en la vida depende de lo que mide el cociente intelectual. Una persona puede ser muy inteligente desde el punto de vista lógico y lingüístico, pero si es incapaz de gestionar sus estados de ánimo o de generar conexiones emocionales con otros, no va a poder evolucionar. El 80% restante depende de lo que Goleman bautizó como inteligencia emocional, que es la suma de las inteligencias intra e interpersonal. Es decir: la capacidad de entenderse y gestionarse a uno mismo y a los demás. Por eso, no tenemos que despreciar el concepto de cociente intelectual, pero sí saber que nos devuelve una visión limitada.

–¿Inteligencias se escribe en plural?

–Claro, cuando Goleman publica su libro ‘Inteligencia emocional’ cita a Howard Gardner, autor de la Teoría de las inteligencias múltiples, que tiene un impacto enorme en cómo evolucionan los niños y las niñas. Es decir: si yo como profesor creo que solo hay una inteligencia y un niño en el aula no me entiende, doy por hecho que le falta inteligencia; si, en cambio, entiendo que hay nueve inteligencias y tengo interés en descubrir cuáles son las dominantes en ese niño o esa niña, puedo adaptar mi sistema de enseñanza. Por eso es tan importante que el profesor celebre la diversidad en el aula. Donde se ha aplicado la Teoría de las inteligencias múltiples se han visto resultados absolutamente espectaculares.

–¿Qué otros elementos impactan en el desarrollo de los niños?

–El Efecto Pigmalión, muy bien estudiado por el Doctor Rosenthal de la Universidad de Harvard, nos explica que, cuando un niño se siente visto como valioso por sus profesores, algo en ese niño empieza a desplegarse para estar a la altura de lo que se espera de él: somos espejos frente a espejos y nuestra autoestima tiene mucho que ver con cómo vemos que nos estiman.

Otro elemento que también es muy importante es la tremenda conexión que existe entre el cerebro cognitivo y el cerebro afectivo: un niño que se sienta ilusionado va a desplegar una capacidad cognitiva demostrablemente superior a otro que se encuentra en un entorno en el que se siente ridiculizado… Una cosa importantísima que puede hacer un profesor es buscar que sus alumnos se sientan seguros en este sentido porque, si no, se activarán en ellos mecanismos que reducirán su capacidad de aprender.

“La mayor parte de nuestras emociones son creaciones”

–O sea, que cuando vemos que un niño es un cate en el cole y pensamos: ‘Pobriño, no llegará a ningún lado’, nos estamos equivocando…

–¡Por supuesto! Es que cada niño tiene que encontrar su propio camino y nosotros podemos orientarles, pero no podemos decidir por ellos en base a la apariencia de las cosas. Un niño que he mencionado cientos de veces, que tenía todas las papeletas para acabar muy mal, un niño que era de color en los años 50 en Estados Unidos con todo lo que ello suponía, un niño pobre que sacaba las peroes notas… Acabó revolucionando la neurocirugía pediátrica, un campo para el que hacen falta unas capacidades fuera de lo corriente y resulta que nadie sabía que todo eso lo tenía el Doctor Ben Carson. Por eso tenemos que tener mucho cuidado: hay una profundidad que se escapa a la mirada no entrenada y esa es la diferencia entre un profesor y un maestro: un profesor ve los resultados; un maestro ve los resultados, pero también el potencial.

–¿Qué nos enseña todo esto sobre el talento?

–Que tiene dos dimensiones: la aparente y la profunda, y que el talento no es un participio, sino un gerundio; es decir: no está hecho del todo, sino que va saliendo, emergiendo. El talento es como una semilla metida en la tierra: si no se riega, no se abona, si no le da el sol, esa tierra no dará un árbol.

–¿Y así es cómo el aula se convierte en un espacio de posibilidad?

–Claro, a mí me encanta el concepto del juego finito y el juego infinito. El finito nos hace ver el aula como un espacio en el que se imparten unos conocimientos y ya está, pero para mí hay algo mucho más hermoso, que es cuando el aula se convierte en ese espacio en el que emergen nuevas posibilidades. Es como esa tierra, ese lugar en el que se está regando para que emerja el potencial dormido de los alumnos, y aquí es donde surge el juego infinito porque aparecen cosas absolutamente imprevisibles como en el ejemplo de Carson.

“El concepto de Inteligencia se escribe en plural”

–¿Cómo lo regamos?

–Se riega de la siguiente manera: primero, queriendo; segundo, creyendo; tercero, valorando; en cuarto lugar, desafiando; en quinto, apoyando; y en sexto, acompañando. Si tú haces eso: emerge el potencial.

–¿Querer es la clave de la educación?

–Mira, para mí, la clave de la felicidad, la clave de la educación, la clave de la vida es amar a las personas; y amarlas no por cómo son, sino por quiénes son. Es decir: puede que el profesor tenga un alumno rebelde, complicado… ¿Qué significa amor aquí? Seguir teniendo ese afecto a ese alumno porque reconoce en él o en ella algo mucho más profundo que su conducta. El amor en mayúsculas, sin condiciones, tiene un impacto brutal en el interior del ser humano. Sabemos, porque desde el punto de vista de la biología ha sido muy estudiado, que el amor activa tres tipos de genes: genes que tienen que ver con la salud porque potencian el sistema inmune; con la inteligencia; y con la conexión con otras personas, y obviamente en un entorno educativo es importantísimo que los profesores fomenten la cooperación. Hoy en día: o cooperamos, o no vamos a ningún lado.

“Los cerebros cognitivo y afectivo son indisolubles”

–En una época como la actual, ¿qué consejo daría a un profesor si solo pudiese elegir uno?

–En primer lugar, les animaría a ayudar a sus alumnos a amar la incertidumbre porque esos alumnos están y estarán en un mundo absolutamente cambiante, y ¿cómo puedes tú ayudar a alguien a amar la incertidumbre, si en general nos produce miedo? Pues haciendo que esa persona busque activamente, en la incertidumbre, oportunidad; que a pesar de la tensión que le genera, esté constantemente enfocando su mente a través de una sola pregunta: ¿dónde está aquí la oportunidad? Y la oportunidad siempre está, lo que pasa es que muchas veces está disfrazada y no es fácil reconocerla.

–Ahora que habla de incertidumbre, ¿tenía sentido seguir con los currículos durante el confinamiento?

–Claro, ¿qué ocurre aquí? que al estar el cerebro cognitivo y el cerebro afectivo tan extraordinariamente conectados, uno no puede limitarse a enseñar una determinada asignatura sin tener en cuenta el estado emocional de los niños. Una persona que está asustada activa centros cerebrales afectivos que desactivan áreas enteras del cerebro cognitivo. La primera tarea es ayudar a ese niño/niña a pasar de un estado afectivo que no le favorece el aprendizaje a un estado afectivo que sí lo hace, y creo que los educadores han dado un ejemplo impresionante de compromiso, de valentía y de solidaridad en esta época de pandemia, adaptándose a una velocidad fuera de lo normal.

“Un profesor ve el resultado; un maestro, también el potencial”

–Pero, ¿cómo se pasa de un estado afectivo que no favorece el aprendizaje a uno que sí lo favorece?, ¿cómo se aprende a gestionar emociones como la frustración o el estrés? No parece nada fácil, ¿no?

–No, no lo es. La autogestión emocional es probablemente una de las asignaturas más complicadas que existen. Por muy sorprendente que resulte, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las emociones no son simples reacciones, sino creaciones. De lo contrario, el ser humano no sería libre.

–¿Cómo las creamos?

–Primero, a través de la postura corporal. Segundo, de las interpretaciones: una persona que yo conozco le preguntó a un primer voluntario: –“¿Tú qué necesitas para sentirte profundamente feliz?– “Que me toque un millón de dólares”; y a un segundo: “¿Yo? yo cada día que me levanto y veo que estoy vivo soy feliz”. Entonces, ante un mismo elemento, que es despertarse y encontrarse con un nuevo día, ¡fíjate qué diferencia de interpretación! El tercer elemento fundamental es el foco y el cuarto: la imaginación, el modo en el que visualizo mi futuro.

Y estos cuatro elementos, actuando a una velocidad supersónica, son capaces de crear emociones sin que nos demos cuenta. Pensamos que son puras reacciones hasta que, en un momento dado, paramos y pensamos: ‘¿pero cómo es posible que a esta persona, que tiene mucho menos que yo, que tiene un problema tan grave en su vida, se le vea contenta y a mí no?’ y ahí es donde empieza la reflexión.

“El talento es un gerundio: va emergiendo”

Entonces, nuestro pensamiento…

–Mira, el día en el que los seres humanos nos demos cuenta de hasta qué punto lo que pensamos afecta a cada una de las dimensiones de nuestra vida, seremos mucho más cuidadosos con lo que pensamos ¿por qué? porque lo que pensamos se convierte en lo que sentimos, lo que sentimos afecta a la forma en la que decimos lo que decimos y a la manera en la que actuamos. Por eso es tan importante ser soberanos de nuestro pensamiento: elegir aquellos pensamientos que nos ayudan a crecer, a mejorar, a contribuir; y descartar de forma inmediata todos aquellos que vayan contra uno mismo y los demás.

–¿Recomienda la práctica de “mindfulness” en niños?

– Claro que sí, es muy adecuada a partir de los cinco, seis años. Los seres humanos tenemos dos redes neuronales en el cerebro: una es la red neuronal por defecto y otra es la red ejecutiva central. La primera vive en el pasado y en el futuro y se ha asociado a estados de infelicidad, a pobre aprendizaje e, incluso, a daños en la salud; la segunda, a felicidad, aprendizaje y salud, es una red que hace que estemos en el presente. Por razones que nos llevaría mucho tiempo explicar, la red natural por defecto es la que opera fundamentalmente en el ser humano y el mindfulness lo que hace es ayudarnos a entrenar la atención para pasar, de forma voluntaria, de una a otra hasta que llega un momento en el que la ejecutiva central se convierte en la dominante y esa persona está mucho más atenta a todo, se siente más feliz, etc.Esto tiene especial importancia si pensamos en cómo están aumentando de forma absolutamente alarmante todos los cuadros relacionados con el déficit de atención, no solo en niños, también en adultos.

“Los educadores han dado un ejemplo impresionante en esta pandemia”

–¿Si le digo cuerpo, mente y espíritu, qué me dice?, ¿son estas las claves para que nos convirtamos en “escultores de nuestro propio cerebro”?

–Bueno, si el ser humano tiene tres dimensiones y descuida una de ellas, inevitablemente va a notar los efectos en las otras. Por ejemplo: el ejercicio físico favorece la liberación de neurotrofinas en el cerebro, que permiten que las neuronas se conecten mejor entre sí.

A nivel mental —y esto es lo que ya intuía Ramón y Cajal cuando dijo que ‘todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro’—: si yo tengo entusiasmo, si yo tengo ilusión, si yo tengo ganas de aprender, eso favorece que se formen nuevas conexiones neuronales a partir de células madre; ahora bien: si yo caigo en la sensación de desesperanza, empiezo a producir cortisol y el cortisol, asociado a una sustancia que se llama glutamato, causa la muerte de neuronas en el cerebro.

A nivel espiritual: cuando una persona se siente en conexión con los demás, en conexión con la vida, deja de estar gobernada por el miedo y empieza a estar gobernada por el amor. Es decir, vemos como tanto la parte física, como la parte mental, como la espiritual tienen un impacto en la citoarquitectura del cerebro.

–¿“Detrás de todas las enfermedades conocidas hay un trasfondo de ansiedad”?

–La ansiedad, de forma más o menos encubierta está presente prácticamente en la mayor parte de las enfermedades, como factor causante o como generador de un empeoramiento. Por ejemplo, se ha demostrado que la práctica de mindfulness reduce la intensidad y la frecuencia de los brotes de esclerosis múltiple. Se han observado mejoras en procesos cancerígenos, en procesos de enfermedades inflamatorias del tubo digestivo, etc., etc. La ansiedad, sobre todo la crónica, es algo muy negativo en la salud.

“Tenemos que convertirnos en soberanos de nuestro propio pensamiento”

–¿Podemos luchar contra ella sin cambiar nuestro ritmo de vida?

–Vamos a ver, lo que hay que hacer es traer sensatez a la vida. No somos conscientes de que esta pandemia lo que ha hecho es intensificar problemas que ya estaban. Antes de la Covid, un número brutal de la población ya consumía ansiolíticos de forma crónica, luego esto quiere decir que necesitamos cambiar algunos aspectos de nuestra forma de vivir que nos están generando un deterioro absolutamente innecesario, como estar recibiendo llamadas de trabajo a partir de determinadas horas....

–¿Nos recomienda un libro?

–“El Error de Descartes”. Creo que es muy pertinente que todos los educadores lean ese libro, escrito por, para mí, el mejor neurólogo afectivo que hay en el mundo, Antonio Damasio. Es un libro precioso, con un punto técnico, para entender el error que cometió Descartes al separar los procesos cognitivos de los procesos emocionales y corporales como si no tuvieran conexión.

–Nos han dicho que tiene un nuevo proyecto, ¿qué nos puede adelantar?

–Llevamos mucho tiempo desarrollando una metodología propia que se sirve de tecnología tremendamente sofisticada para ayudar a las personas a eliminar bloqueos internos más o menos desconocidos, pero que les están evitando llevar la vida que podrían. Después de mucho tiempo, por fin estamos a punto de lanzarla a través del programa Reinventarse y lo que puedo adelantar es que es algo completamente diferente a lo que se ha visto hasta ahora y que creo que va a tener un gran impacto porque nos permite acceder a las dimensiones consciente e inconsciente: si solo se llega a la parte intelectual, las cosas se sienten, pero las cosas no suceden; para que sucedan tienes que llegar a la parte más inconsciente, al lado derecho del cerebro. Estamos con los últimos ajustes y calculo que en un mes podremos contar más.