Día Internacional de las Personas con Discapacidad

«La mayor barrera es negarse
a aceptar que es posible»

«Sensibilizar a la comunidad educativa en el Día Internacional de las Personas
con Discapacidad es indiscutiblemente necesario, pero no basta con un día al año»

Mural elaborado
con dibujos
de pintores, músicos o actores con alguna discapacidad.

Mural elaborado
con dibujos
de pintores, músicos o actores con alguna discapacidad. / FDV

Opinión - Sonia Camino*

El pasado 3 de Diciembre, desde la comunidad educativa nos volcamos para conmemorar con los estudiantes el Día Internacional de las Personas con Discapacidad a través de la organización de distintas actividades adaptadas a su edad. 

En el colegio Possumus, por ejemplo, el alumnado de Infantil coloreó mariposas con diferentes habilidades y dificultades; en primaria, se concienció a los chicos y chicas con la actividad «Ponte en sus zapatos», en cuyo marco realizaron un circuito con los ojos cerrados, dibujos sin utilizar las manos o practicaron el lenguaje de signos. Además, se visionaron diferentes cortometrajes o películas inclusivas y se creó un mural con dibujos de famosos y personajes históricos con diferentes discapacidades a los que admiramos.

Sensibilizar a la comunidad educativa en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, dar a conocer los diferentes tipos de discapacidades, concienciar de las dificultades a las que se enfrentan las personas con discapacidad, promover la empatía y el respeto es indiscutiblemente necesario, por supuesto, pero no basta con un día al año. 

Sin discutir que estas actividades son necesarias y apoyando la necesidad de sensibilizar desde edades tempranas, creo que hoy toca darle una vuelta y concienciarse de que, para acabar con las barreras sociales, con los estereotipos, las etiquetas y “normalizar” la discapacidad, esto no es suficiente y que debemos trabajar no solo hoy, o mañana, sino cada uno de los 365 días de los que se compone un año. 

La escuela debe ser un espacio acogedor donde se respete y valore la diversidad pero esto no es posible si no estamos todos y todas incluidos.

La única manera de empoderar a todo el alumnado otorgándoles la oportunidad de demostrar que todos somos únicos es con una escuela inclusiva, y para hablar de inclusión tenemos que mirar atrás, bastante atrás y analizar en qué momento estamos ahora.

En el Colegio Possumus conmemoraron el 3 de Diciembre con distintas manualidades para entender la riqueza de la diversidad y la importancia de la igualdad de oportunidades.

En el Colegio Possumus conmemoraron el 3 de Diciembre con distintas manualidades para entender la riqueza de la diversidad y la importancia de la igualdad de oportunidades. / FdV

No podemos considerar que la atención a las personas con discapacidad en el contexto educativo sea un camino ya andado, sin embargo, no debemos desdeñar los logros hasta ahora alcanzados, son un ejemplo de sociedad plural que enriquece con la diferencia.

Explicar hace más de veinte años las medidas de atención a la diversidad que tiene el alumnado en los equipos docentes, conseguir colaboración y realizar seguimientos efectivos fue una tarea ardua y complicada para muchos orientadores y orientadoras que, cargados y cargadas de ilusión y juventud, llegábamos a los centros en aquel momento. 

Si bien es cierto, todo eso queda muy lejos, las circunstancias sociales y pedagógicas inclinaron la balanza hacia el lado más integrador produciéndose cambios profundos a nivel organizativo, curricular y metodológico en el seno de las instituciones educativas y más allá de las mismas, consiguiendo un modelo con un carácter más abierto, más interactivo y con mayores expectativas de desarrollo.  

Esto no hubiera sido posible sin el impulso y la dinamización de personas extraordinarias que con su interacción permitieron ir más allá del mero comprender y alcanzaron el sentir y el compartir. La evolución hacia una mentalidad inclusiva, que sólo algunos entendíamos, fue lenta y dura, pero conseguimos transformar formas de pensar, sentir y actuar.

En la actualidad, la diversidad es una realidad social, y por lo tanto, una realidad en cada centro educativo. La educación inclusiva es la única manera de atender las diferencias que encontramos dentro y fuera de la escuela.

La inclusión es el gran paso hacia delante de la diversidad. Atrás quedó el término de integración que sólo exigía cambios superficiales y que se centraba en cada alumno y alumna olvidándose de la pertenencia al grupo. En la escuela inclusiva trabajamos las capacidades del alumnado, basándonos en principios como la equidad, la cooperación y la solidaridad, reconociendo y aceptando a cada persona como es y ofreciendo a cada persona lo que necesita para que todos y todas disfrutemos de los mismos derechos.  

 Pero un proyecto de educación inclusiva requiere una visión amplia y un enfoque sistémico. Es necesario el apoyo de las administraciones, recursos humanos, materiales y económicos y, sobre todo, es necesaria la práctica consciente, salir de la zona de confort para entender y, especialmente, para no juzgar.

La mayor barrera es esa, negarse a aceptar que es posible. Pero cada vez son menos los que no asumen el concepto de Escuela Inclusiva, así que hay que mirar para adelante y dejar en el olvido a quienes no quieren avanzar.

Son muchas las personas que están haciendo realidad lo que hace años era una ilusión, contagiemos a otras gentes para generar estos cambios sociales de los que sentirnos orgullosos. Caminemos en grupo hacia una educación de calidad para todos y todas y nos llevará hacia la Escuela Inclusiva asumiendo que la inclusión y la pertenencia son los factores que consolidan la diversidad.  

Pedagoga y Orientadora educativa*

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