Cinco formas originales de despedir el curso

Faro Educa trae una selección de propuestas «diferentes» para dar la bienvenida al verano como se merece

Alumnos de 3º ESO del IES Valadares en Cambados.

Alumnos de 3º ESO del IES Valadares en Cambados. / Cedida

Gabriela Barreiro

Vigo

A lo largo de este curso, en Faro Educa hemos hablado de todo lo que importa en el mundo educativo. Nos hemos detenido en cuestiones esenciales que atraviesan las aulas, las familias y la sociedad, como la maternidad, tratada con una mirada crítica y realista; la literatura y la lectura de los clásicos, presentadas como herramientas vivas y actuales; el arte, no solo como contenido curricular, sino como lenguaje para mirar el mundo con otros ojos. También nos detuvimos en la psicología, como vía para acompañar emocionalmente a niños, niñas y adolescentes en su desarrollo y sus desafíos diarios; dimos espacio a los diarios escolares como forma de expresión íntima y personal; abordamos los retos de la docencia, la adolescencia, el embarazo en edades tempranas o la presión de la selectividad. Y, cómo no, volvimos la vista atrás para reflexionar sobre lo que aún perdura de la pandemia en las aulas.

Como despedida a nuestra edición en papel, y en sintonía con todo lo compartido a lo largo del año, recogemos cinco formas de decir adiós con las que distintos centros han puesto el broche final a las clases.

Experiencias que no se olvidan

Participar de forma activa en una práctica como el marisqueo permite comprenderla desde dentro, con otra mirada. Por eso, el alumnado de 3º de ESO del IES Valadares se metió —literalmente— en el barro para conocer de cerca el oficio del marisqueo en la ría de Cambados. La actividad se enmarcó dentro del temario de Geografía e Historia, como complemento al estudio del sector primario, y ofreció una experiencia práctica. Una manera directa de entender la realidad de uno de los pilares económicos de Galicia, desde el testimonio de sus protagonistas. Vivieron una clase al aire libre en la que comprendieron la importancia del esfuerzo que requiere este trabajo y el valor de la tradición

Hay otros aprendizajes que solo ocurren cuando se toca con las manos lo que antes solo se veía en un libro. La propuesta de Mundo Bicho, impulsada por Miguel Santamaría, llevó al CEIP Emilia Pardo Bazán de Leiro (Ourense) una experiencia viva y asombrosa: insectos, reptiles y pequeños artrópodos que los niños y niñas pudieron observar de cerca, tocar y conocer con todos los sentidos. Más que una clase de ciencias, fue un taller de biodiversidad, empatía y respeto por lo pequeño.

También hay quienes eligen una opción aparentemente sencilla, pero cargada de riqueza: adentrarse en el bosque. La Naturoteca, una iniciativa del Ecolectivo en Sárdoma (Vigo), convierte el entorno natural del Camiño Monte da Serra en un espacio de juego libre, autonomía y descubrimiento. Inspirada en el modelo de las escuelas bosque, esta propuesta activa el cuerpo, suelta la mente y conecta con la biodiversidad desde la experiencia directa. Hay tierra, piedras, ramas, cuestas… y un sinfín de posibilidades para que la infancia aprenda con el cuerpo y a su ritmo. Una forma de cerrar el curso que no necesita más que tiempo, aire y ganas de explorar.

Hay quien decidió despedirse del curso sumergiéndose en un mundo desconocido. No en metáfora, sino de verdad: bajo el agua. El bautismo de buceo —una primera inmersión en espacios seguros, como piscinas o zonas poco profundas— ofreció al alumnado la posibilidad de explorar el entorno submarino con calma y confianza, guiado por instructores profesionales. En el IES Cidade de Antioquía, en Xinzo de Limia (Ourense), la experiencia llegó de la mano de Iñaki Ferreiro González, de Buceo Islas Cíes.

Allí, los estudiantes probaron por primera vez qué se siente al respirar con un equipo autónomo, flotar sin esfuerzo o comunicarse bajo el agua sin palabras. Una vivencia que combina descubrimiento, autocontrol y una sensación difícil de olvidar. La sensación de ingravidez, el silencio absoluto, el control del cuerpo… todo se convierte en una pequeña gran conquista personal. A medida que se avanza, algunos se pueden atrever a sumergirse en mar abierto, a más profundidad, y descubren que el agua también puede ser un aula donde se aprende sobre confianza, superación y respeto por la vida marina.

Y, a veces, lo más transformador está justo en lo cotidiano. Como compartir una merienda. En el CPR María Inmaculada-Carmelitas llevaron a cabo una experiencia que bien podría inspirar un gran cierre de etapa: cocinar, compartir y aprender en torno a la alimentación. La actividad, desarrollada en Infantil, combinó una visita al mercado con talleres prácticos en el aula, donde los pequeños prepararon sus propias meriendas saludables con la ayuda de sus familias.

Más que una receta, la propuesta sirvió para acercar a los niños y niñas al origen de los alimentos, despertar su curiosidad y reforzar hábitos que también educan. Porque aprender a comer bien —tocando, oliendo, probando— puede ser una forma deliciosa de construir conciencia desde la infancia.

Con este último número, Faro Educa también cierra el curso 2024-2025. Gracias por acompañarnos un año más. Nos vemos a la vuelta. ¡Felices vacaciones!

Mariscadores por un día

Alumnos del IES Valadares mariscando.

Alumnado de 3º de ESO del IES Valadares mariscando. / Cedida

Botas, rastrillos y mucha curiosidad. El alumnado de 3º de ESO del IES Valadares cambió por un día el aula por la ría de Cambados. En el barrio marinero de Santo Tomé, un grupo de mariscadoras locales los recibió y compartieron con ellos los secretos del oficio: explicaron cómo es su trabajo, cuáles son las zonas de extracción y cómo se controla el acceso al marisqueo. Con los pies en el barro, los estudiantes aprendieron a identificar almejas, navajas y berberechos, a medir tallas y a distinguir qué especies deben respetarse.

Para la docente Rocío Marcos Durán, fue «una actividad muy enriquecedora, no solo por el componente práctico, sino también por el interés y la implicación que despertó en todo el grupo». La colaboración de las mariscadoras fue clave para convertir esta salida en una lección inolvidable.

Exploradores del mundo animal

Alumnos observando insectos.

Alumnos del CEIP Emilia Pardo Bazán de Leiro (Ourense) observando insectos. / Cedida

¿Por qué no transformar el último día de clase en una auténtica aventura por el reino animal? Esa es la propuesta de Mundo Bicho, un proyecto que acerca insectos, reptiles y otros pequeños seres vivos a las aulas de distintos centros educativos de Galicia. A través de talleres adaptados a cada etapa, los estudiantes no solo observan de cerca a estas criaturas, sino que también interactúan con ellas.

La iniciativa, impulsada por Miguel Santamaría, nació hace cuatro años con un objetivo claro: «Además de la parte educativa y de conocimiento de la biodiversidad, es la concienciación en el respeto al medio ambiente y a todas las especies». En el CEIP Emilia Pardo Bazán de Leiro (Ourense), la experiencia fue todo un éxito. Tanto alumnado como profesorado coincidieron en la valoración: «Una pasada».

Una escuela que florece entre árboles

Niños y niñas en el bosque.

Niños y niñas en el campamento Naturoteca. / Cedida

La Naturoteca es un campamento, en la parroquia viguesa de Sárdoma, que entiende la educación como algo que también ocurre fuera de las paredes.

La iniciativa, impulsada por Marta Failde y Naira Hernández, se inspira en el modelo de las escuelas bosque y propone una pedagogía basada en el juego libre, la autonomía y el contacto directo con la naturaleza. Estar en la naturaleza, apuntan, es positivo para el desenvolvimiento físico y la motricidad de los más pequeños.

Una lección bajo el agua

Alumnos durante la clase de buceo.

Alumnos del IES Cidade de Antioquía, en Xinzo de Limia (Ourense) durante la clase de buceo. / Cedida

Qué mejor forma de dar la bienvenida a la época de calor que sumergiéndose en el agua. Guiados por profesionales como Iñaki Ferreiro González, los estudiantes del IES Cidade de Antioquía, en Xinzo de Limia (Ourense) aprendieron a respirar con un equipo autónomo, a comunicarse bajo el agua mediante señales, y a familiarizarse con las sensaciones del entorno acuático: la flotabilidad, la presión, el silencio. La experiencia se convierte en una auténtica lección de confianza y superación.

Con las manos en la masa

Alumnos de infantil.

Alumnos de infantil del CPR María Inmaculada-Carmelitas. / Cedida

En el CPR María Inmaculada-Carmelitas, transformaron las aulas en improvisados talleres de cocina. Comenzaron con una salida al Mercado del Progreso: «Queríamos que vivieran la experiencia desde el principio, que conectaran con los alimentos reales», explicaba Adrián Vázquez, profesor de infantil. Con la ayuda de madres y padres, los pequeños prepararon sus propias meriendas saludables: brochetas de fruta, batidos naturales, tortitas de avena… incluso un paté casero de mejillones.

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