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«El alejamiento de los machos-padres del vínculo con las criaturas es una aberración evolutiva»

Con motivo del Día Nacional de la Conciliación y la Corresponsabilidad, el especialista en género y masculinidades Ritxar Bacete arroja luz sobre modelos de paternidad positiva, presente e implicada en la vida familiar

Ritxar Bacete, Coordinador de Equimundo, Center for Masculinities and Social Justice in Spain.

Ritxar Bacete, Coordinador de Equimundo, Center for Masculinities and Social Justice in Spain. / Cedida

El 23 de marzo de 2018, el Gobierno de España aprobó en el Consejo de Ministros la declaración de tal día como el Día Nacional de la Conciliación y la Corresponsabilidad. Una fecha que celebra los avances alcanzados en nuestro país, sin perder el foco en los retos pendientes: mejorar la vida personal, familiar y laboral y el reparto equilibrado de responsabilidades entre padres y madres.

La efeméride refleja un cambio de mentalidad que ha ido ganando espacio en las últimas décadas. Aunque todavía quede mucho camino por recorrer, gracias a la fuerza del movimiento feminista, se empieza a poner sobre la mesa la necesidad de reflexionar sobre cuestiones como los roles masculinos tradicionales y la necesidad de que los hombres también se posicionen activamente a favor de la igualdad. 

Hablamos sobre ello –y especialmente, sobre cuál es el efecto sobre la paternidad– con Ritxar Bacete (Vitoria-Gasteiz, 1973), investigador social, formador, especialista en género y masculinidades y coordinador de Equimundo, Center for Masculinities and Social Justice in Spain.

Cuestionar el privilegio

Bacete, que además de todos sus cargos profesionales es padre de familia numerosa, cuenta que desde niño se dio cuenta de que seguir «los mandatos clásicos de la masculinidad» no le hacía feliz. Por ello, cuando nació su primer hijo, «tenía parte del camino recorrido y bajo ningún concepto estaba dispuesto a ser un padre limitado, ausente, lejano o incapaz». 

«Me parecía tan maravillosa la emoción que me suscitaba la idea de ser padre que no entendía otra forma de serlo que revolucionándome, cuestionándome, interpelándome; estando siempre dispuesto a aprender, a escuchar y a transformar», confiesa. 

Cuestionar prejuicios y privilegios asumidos como naturales podría ser un buen inicio para desarrollar una forma de estar en el mundo más «igualitaria, expresiva e implicada», sea desde el rol de padre, amigo, hijo o pareja. Eso que en los últimos años se ha denominado como «nuevas masculinidades». Para Ritxar Bacete, el concepto es «un intento de aglutinar o describir los cambios positivos que se pudieran estar produciendo en los roles de los hombres, especialmente en lo relativo a la implicación de los hombres en los cuidados». 

Sin embargo, advierte de que esa denominación puede dejar paso a «modelos de masculinidad reaccionaria» si no va «asociada a la apuesta de los hombres por propiciar e impulsar relaciones de equivalencia y equidad con las mujeres, desde el reconocimiento de los privilegios y el cuestionamiento de las relaciones de poder».

¿«Nuevas» paternidades?

¿Pero existen también las «nuevas paternidades»? El formador declara que «si algo es tan viejo como la propia humanidad es que una especie como la nuestra, inacabada, vulnerable, interdependiente, que durante miles y miles de años fue presa y plato principal de otras especies, necesitó radicalmente, para poder adaptarse y sobrevivir, la colaboración y participación activa, tanto de las hembras como de los machos, en el sostenimiento de la vida y los cuidados».

«Las ‘nuevas paternidades’ no dejarían de ser una vuelta a los orígenes de los cuerpos y la genética compasiva de los hombres»

Rtixar Bacete

— Investigador social, formador y especialista en género y masculinidades

En palabras del experto, «el alejamiento de los machos-padres del vínculo con las criaturas, la ternura o la provisión integral de cuidados, no deja de ser una aberración evolutiva». Y para Bacete, esto responde a una tendencia intensificada en los últimos siglos. «Las ‘nuevas paternidades’ no dejarían de ser una vuelta a los orígenes de los cuerpos y la genética compasiva de los hombres, ejerciendo el rol de cuidadores que probablemente tuvieron en la inmensa mayoría de nuestro proceso evolutivo como especie», declara.  

De hecho, durante el proceso de investigación para escribir su libro Papá, Bacete se topó con «modelos fascinantes de paternidades activas y presentes», como por ejemplo, el del faraón Amenofis IV. «Hace más de 3000 años disfrutaba con la familia, dedicaba tiempo a sus hijas, se hacía representar jugando con ellas y representaba una forma revolucionaria de ser padre», relata.

Pero para encontrar ejemplos de buenas prácticas, seguramente, no necesitemos irnos tan lejos. El investigador social nos anima a «repensar y acercarnos al padre que tuvimos, con compasión y ternura, y comprobar cómo probablemente intentó hacerlo lo mejor posible con las herramientas y vivencias que él mismo tenía». 

Cambiando estereotipos

Padre con sus hijos.

Padre con sus hijos. / Envato

La figura paterna protagoniza memes en los que encarna un papel ausente y pasivo; una caricatura que todavía es real en el día a día de muchas familias. ¿Cuántas veces hemos escuchado bromas sobre padres que desconocen el nivel escolar que cursan sus hijos o los nombres de sus amigos?, ¿cuántos casos conocemos en los que, efectivamente, esto es cierto?

«Lo que encontramos en el origen de esos memes es que el rol que la cultura dominante asignó a los hombres fue el del privilegio, el control emocional, el ejercicio del poder, la dominación o la desconexión de los cuidados. De ahí que, en la transición a vivir plenamente en unas relaciones familiares democráticas e igualitarias en la pareja se produzcan situaciones paradójicas, en las que, efectivamente, muchos de nosotros no estemos aún a la altura de las circunstancias, y seamos capaces de conocer la última alineación del Real Madrid o del Celta de Vigo, pero no sepamos los nombres del profesorado de nuestras criaturas», reconoce Ritxar Bacete.

A veces se dan «situaciones paradójicas»: padres que conocen la última alineación del Celta, pero no el nombre del profesorado de sus hijos

Con todo, el investigador social defiende que esto ya está cambiando, en la medida en que cada vez son más los hombres que reducen la jornada o cogen excedencias para cuidar a sus criaturas o a sus mayores, pasan más tiempo con sus hijas e hijos, participan en los grupos de WhatsApp de los colegios. 

«La prueba del algodón no es lo que decimos, sino lo que hacemos, y cada vez hay más datos e investigaciones que corroboran el gran cambio que se está produciendo, tanto en los valores como en las prácticas de los padres». Estos modelos de paternidad, que deberían ser en realidad norma y no excepción, benefician tanto a los vástagos–«son menos vulnerables emocionalmente, tienen un carácter más alegre y rinden más en el colegio»–, como a la relación con la familia o la pareja, si es que se tiene. Pero también a los propios hombres. 

«El modelo de humanidad diversa, consciente, responsable y libre que plantea el feminismo permite a los hombres completar nuestra humanidad y ganar en propósito y sentido de la vida», afirma.

El primer paso, según Bacete, es «asumir el 100% de la responsabilidad que los hombres tenemos de proveer cuidados, incluyendo la carga mental y emocional que suponen, y ejecutar al menos el 40% de los trabajos necesarios para sostener la vida». A partir de ahí, «los demás pasos vienen solos».

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