Patios de trompos, rayuela y bocatas

Si los Mecanno eran tu tesoro y tomar una Mirinda en el fin de semana era uno de esos privilegios de infancia, seguro que así vivías los recreos

A. C. / H. G.

En pleno debate sobre la necesidad de reducir el uso de pantallas no solo en los espacios de ocio de niños y jóvenes sino también dentro de las propias aulas; cuando entre los regalos más pedidos en las cartas de los Reyes Magos para esta Navidad seguro que imperan los dispositivos electrónicos en toda su variedad, no está de más echar la vista atrás.

No, esto no va de nostalgia (bueno, solo un poquito) o de extender esa idea de que «cualquier tiempo pasado fue mejor». La sociedad cambia, y la forma de vivir la infancia también. Es lógico y saludable. Pero tampoco significa todo lo contrario, que «lo de antes» no tenga ningún encaje hoy.

Por eso, nos gusta mirar de reojo a la década de los 80 y los 90 y trasladarnos a aquellos patios en los que se jugaba a la rayuela, el trompo, el balón y al pilla. En los que los bocatas se compartían a mordiscos y los raspones en las rodiñas no frenaban la aventura.

Hoy los recreos siguen llenos de bullicio, de carreras y de juego, algo tan valioso como lo que se aprende dentro de las aulas. Que sean unos espacios seguros, de disfrute y socialización debe ser otra de las metades de nuestros colegios.

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