Y de regalo: «Todos los secretos del mundo»
La historia del arte se convierte en una herramienta de educación integral y conexión en familia perfecta para disfrutar en vacaciones. Aprenderán a explorar, expresarse, a entender y entenderse y ya nunca volverán a ver el mundo con los mismos ojos
Cinco cuadros que nos enseñan el inmenso poder didáctico y transformador del arte: «No solo nos permite explicarnos como especie, sino que representa de hecho la mejor forma de contarnos»
«Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro».
Cita la escritora y profesora Rosalía Fernández Rial a García Lorca para explicar lo que representa el arte para el ser humano; esa especie, la nuestra, que no solo necesita satisfacer sus necesidades fisiológicas, sino también «conmoverse ante la belleza, ante todo aquello que no le deja indiferente». «El arte es uno de los motores de nuestra existencia, nos ayuda a pensar y a entender el significado de la vida. Podríamos estudiar toda nuestra historia a través únicamente de las manifestaciones artísticas», reflexiona sobre una disciplina que, entre bastidores y biseles, atesora en efecto los mayores secretos y aprendizajes de la humanidad.
Así, «no solo nos permite explicarnos como especie, sino que representa la mejor forma de contarnos», dice y en la misma línea se expresa la también profesora de ESO Susana Losada, que nos anima a invitarles a disfrutar de cada cuadro, a hacerlo a los pocos y fijándonos siempre en los detalles, como ella misma recomienda a su alumnado, pues éstos tienen siempre mucho que contarnos.
Una vía única para que niños y adolescentes aprendan progresivamente a explorar, expresar y comprender su mundo emocional, social e intelectual y es que el arte nos invita a mirar de otro modo, más allá de lo evidente, tal y como refleja con acierto el autor francés Thomas Schlesser en el ensayo novelado «Los Ojos de Mona». Esta hermosa historia, en la que el abuelo Henry decide enseñar el mundo a su nieta Mona a través de los cuadros de las pinacotecas de París nos recuerda «que los museos son valiosas herramientas para entender y transitar los conflictos más humanos» y nos inspira para disfrutar juntos del poder transformador y didáctico del arte.
Qué mejor época para hacerlo que en las fechas navideñas, en las que son muchos los docentes y familias que buscan actividades y recursos para estimular la creatividad de los más pequeños; y que nos dejan tiempo para la conexión y el aprendizaje no formal. Y qué mejor lugar que el Museo Nacional del Prado, con cinco poderosos ejemplos del papel de la pintura como herramienta de educación integral. Y es que qué mejor regalo de Navidad que este primer paso para abrirles la puerta a todos los secretos del mundo.
Repara en los detalles y nunca dejes de soñar
«Tríptico del Jardín de las delicias», El Bosco (1490 - 1500). Museo Nacional del Prado
¿Veis todos esos personajes y elementos?, ¿no nos digáis que no os parece la versión clásica de Buscando a Wally? Para abordar el destino de la humanidad, El Bosco nos muestra las escenas del Edén, la vida en la Tierra y el Infierno y crea para ello un mundo fascinante repleto de detalles y símbolos hasta el punto de que nos hace creer que podremos descubrir algo nuevo cada vez que lo miremos; un poco como la vida, que jamás perderá la capacidad de sorprendernos si sabemos en qué fijarnos, cómo mirar de nuevo.
Sé tu mismo
«El caballero de la mano en el pecho», El Greco (1580). Museo Nacional del Prado
Nació en Grecia, pero acabó viviendo en España y por eso, aunque se llamaba Domenicos Theotocopoulos, todos le conocemos como El Greco ¿Que por qué ha pasado a ser uno de los pintores más famosos de la historia? Si lo resumiésemos mucho, diríamos que porque elevó el arte de ser uno mismo a su máxima expresión. Colores, figuras, atmósferas, todo es único en su pintura. “El caballero de la mano en el pecho” es una de sus obras más famosas y muestra el retrato de un caballero seguro de sí mismo, de modo que la lección nos llega por vía doble: confía en quién eres y sé tu mismo porque no solo vivirás más pleno y feliz, sino porque solo de ese modo podrás hacer una contribución única al mundo.
Disfruta.Vive con entusiasmo. Da gracias a la vida
«Las tres Gracias», Peter Paul Rubens (1635). Museo Nacional del Prado
Cuenta el propio archivo del Museo Nacional del Prado que las interpretaciones del mito de las tres Gracias son variadas y complejas; por un lado, las Gracias son deidades que se asocian con el amor y la fertilidad; por otro, para autores como el gran filósofo Aristoteles, representaban la amistad, la liberalidad y la reciprocidad. El cuadro de Rubens nos hace pensar en el amor que el pintor sentía por su esposa y también nos regala una concepción generosa de la vida y del mundo personificada en el cuerpo femenino. ¿Sabías que en las fuentes mitológicas las Gracias también se asociaron con la generosidad y la gratitud? De ahí la palabra. Pues eso, nunca lo olvides: Disfruta. Vive con entusiasmo. Da gracias a la vida.
Busca siempre nuevas perspectivas
«Las meninas», Diego Velázquez (1656). Museo Nacional del Prado
¿Quién si no él podría haber convertido un retrato familiar en una de las mayores obras maestras de toda la historia de la pintura occidental? En un principio, Velázquez nos muestra a la infanta Margarita atendida por dos de sus meninas, pero, si nos fijamos más, encontraremos a sus padres, los reyes de España, reflejados en el espejo del fondo. También se autorretrata a sí mismo y parece estar mirándonos a nosotros, los espectadores, cuatro siglos después. ¿Quiénes son los verdaderos protagonistas?, ¿qué quiere decirnos este cuadro? La composición, la iluminación, la perspectiva... Todo en esta obra parece invitarnos a hacernos preguntas y es que, claro, siempre hay más de una forma de ver las cosas y, a veces, no hay nada mejor que animarse a mirar desde otros ángulos para comprender mejor lo que está pasando.
La violencia nunca es la solución
«El 3 de mayo en Madrid» o «Los fusilamientos», Goya (1814). Museo Nacional del Prado
¿Qué veis en los rostros de los protagonistas de este cuadro? Hay valor, pero también miedo, resignación, desesperación; hay terror y asombro, ¿verdad? Lejos de romantizar la guerra o reflejarla de forma idealizada como fue común durante muchos siglos en el arte, Goya no duda en mostrarnos las consecuencias dramáticas de la violencia de forma cruda cuando nos cuenta un episodio clave de la historia de España. «Los Fusilamientos» nos muestran la represión sufrida por el pueblo español tras alzarse frente a los invasores soldados franceses en tiempos de Napoleón. Un cuadro único que nos enseña la importancia de defender los propios ideales, pero también los horrores de la guerra y la violencia.
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