Infiltrada en la secta de Ana y Mía: “Lo que vi es espeluznante”

La nutricionista y farmacéutica gallega Marta Otero se introdujo en un grupo de Telegram de trastornos alimenticios con una identidad falsa: “Funcionan como una secta, se entrenan para mentir a la familia y saber qué contestar”

La nutricionista Marta Otero se introdujo en un grupo de Telegram de transtornos alimenticios.

La nutricionista Marta Otero se introdujo en un grupo de Telegram de transtornos alimenticios. / Shutterstock

«Hola a todos. Al entrar a este grupo debes presentarte con tu nombre y tu peso. Entre todas te daremos tips para alcanzar tus metas». Esta es la frase de entrada de uno de los muchos grupos de Telegram gestionados por las seguidoras de Ana y Mía (Anorexia y Bulimia). Su presentación, funcionamiento o vocabulario propios recuerdan a las características principales de las sectas, y marchan sin ningún tipo de limitación atrayendo a usuarias cada vez más jóvenes.

Si antes los casos de TCA se detectaban a partir de los 15 años, ahora han empezado a darse de forma habitual entre preadolescentes, presentes en las redes y propensos a caer en este tipo de grupos. Y es que en los últimos años se ha intentado eliminar apología de Ana y Mía en Internet. Al buscar en Instagram aparece un mensaje de alerta y sugiere recursos para ayudarte a pasar una mala época. Pero e en el caso de Telegram te encuentras más de 10 canales principales cada uno con sus 10 o 12 chats.

En uno de ellos se infiltró la farmacéutica y nutricionista gallega Marta Otero, que narra lo que vivió dentro del mismo: «Es desesperante, te llena de muchísima impotencia, funcionan como una verdadera secta”.

Marta entró haciéndose pasar por Ana, de 19 años: “Me presenté con una identidad ficticia y lo que ví es espeluznante. Se ven fotos de mujeres muy delgadas, de esqueletos más bien. También se observa como comparten dietas imposibles». De este modo, Otero quería estudiar y analizar los comportamientos de las chicas con trastornos alimenticios, para poder detectarlos más fácilmente en la vida real. Lo que jamás esperaba era la gran organización y metodología que se escondía en el modus operandi de estas jóvenes.

Muchos canales tienen objetivos o retos concretos. «Hasta los huesos», «Carrera de kilos» (te anotas y tras una semana se compara quién ha bajado más de peso: “demostradme que tenéis fuerza de voluntad para terminar la carrera”): «Comparten sus mal llamados logros y dietas para adelgazar: la dieta de líquidos, la de las 300 calorías al día, cómo hacer ayunos…» explica Marta. «Además trucos para no levantar sospechas cuando dejan de comer en público o vomitan en casa. El trato entre ellas es amable y se felicitan cuando los números de la báscula son más bajos».

Entre los canales y los chats van surgiendo las normas: «Las personas que abren un canal con estos temas ponen sus propias reglas. En mi caso contacté con una persona que ofrecía dietas y retos y me pidió fotos. Yo no las mandé (por motivos obvios) pero mucha gente sí que lo hacía. Las fotos de la mayoría de las chicas son en ropa interior y supongo que además del peligro intrínseco de estos canales pueden ser una fuente de pornografía y extorsión».

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Marta Otero, nutricionista y farmacéutica

“Quería decir que soy nutricionista y farmacéutica, que me pidieran ayuda, que las podía sacar de ahí. Pero sabía que me acabarían bloqueando”

Pero como en toda secta, el discurso es motivacional, aunque ello implique, a veces, utilizar insultos: ¿Quieres estar delgada u obesa? ¿Tienes hambre? Mastica hielo. ¿No puedes más? Duerme una siesta. ¿Sigues con demasiada hambre? No sirves para ser Ana… recuerda que tú eliges ser una sucia o una princesa.

«Estos grupos deberían estar terminantemente prohibidos: lo único que hacen es apología de la enfermedad y enseñan como agravarla más. Yo lo que haría es seguir el ejemplo de otras redes sociales y ante la búsqueda de las palabras y jerga de los TCA direccionar a un canal de ayuda con un número de teléfono» continúa.

Entrenadas para enfrentarse a todos

«Sentí impotencia y tristeza. Conocer cómo funcionan las personas que quieren adelgazar hasta enfermar, sus motivaciones y su vida es algo muy triste. Muchas veces estuve tentada a decir que era nutricionista y farmacéutica, que me pidieran ayuda que las podía sacar de ahí. Pero sabía que me acabarían bloqueando y no podría llegar hasta el final.»

Y es que entre las cosas que descubrió Marta se encuentran los diferentes trucos que comparten entre ellas para no ser pilladas, y que al mismo tiempo pueden servir de alerta a los padres que lean estas líneas: «Para esconder el ruido del vómito proponen usar el secador de pelo o abrir los grifos (pero saben que usar la ducha y salir secas llamará la atención, por lo que se mojarán el pelo cada vez que entren al baño). También beber mucha agua en las comidas, entre bocados o añadir mucho aceite a los alimentos: lo usan para provocar que los vómitos salgan con más facilidad y no hagan tanto ruido».

Se puede detectar también si se cepillan mucho los dientes (utilizan el mango para forzar el vómito), van al baño entre 20 y 30 minutos después de haber comido, o tienen rutinas de ejercicio excesivo: «Una obsesión con la vida sana que incluye empezar a contar las calorías de forma obsesiva».

Además, desde fuera también podemos percibir efectos que escapan a su control: «Hay cambios en el carácter y a nivel físico. Se observa que son más irascibles, introvertidas y tristes. La bajada de peso puede llevar también a la pérdida de menstruación, mucha palidez y debilidad. Además, si está en estas redes sociales, debemos fijarnos también en si existe un uso excesivo del móvil».

Algunos ejemplos de conversaciones en los grupos

Algunos ejemplos de conversaciones en los grupos / FDV

¿Y qué pasa cuando una de los miembros quiere abandonar? «Como nadie hablaba en ese sentido fui yo la que mostré señales de querer pedir ayuda e ir a un especialista. En ese momento nadie me contestó».

Y es que falta muchísimo trabajo por hacer: «Hacen falta más talleres, charlas y formaciones en los colegios e institutos. También a las familias, que entiendo que en muchos casos pueden sentirse muy perdidas. Pero no van a poder salir solas».

En el caso de los TCA, la especialista señala que, junto a las adicciones, son las únicas enfermedades en las que las personas que las padecen han desarrollado la “habilidad” de mentir como soporte de lo que les ocurre. «Son enfermedades muy complicadas donde el enfermo tiene un discurso muy interiorizado. Además, precisamente en estos grupos les preparan para contestar al dedillo a todo aquel que les cuestione. En ese sentido funciona como una red sin fisuras. Por eso, si alguien ve que un ser querido está metido y cada vez que se saca el tema se pone a la defensiva, tiene que ponerse en manos de profesionales que podamos manejarlo».

Y al igual que sucedería con una secta, cuesta mucho apartarlas de ahí: «Hay que pedir ayuda. Tenemos que hablar con la persona sin tratarle como un delincuente. Mucha empatía, nada de enfados, respetar sus tiempos, no bajar la guardia».

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