La vida de tus hijos, un reality show para el consumo de extraños

Cuanto más pequeños, más gustan: los vemos jugar, reír, llorar y a veces conocemos cada detalle de su vida, a niveles que en un adulto nos parecerían poco éticos. ¿Cómo gestionar la sobreexposición de los más pequeños en redes sociales por parte de sus propios padres?

Toda una vida expuesta a un solo click.

Toda una vida expuesta a un solo click. / Shutterstock

La influencer Dulceida publicaba una fotografía con su hija recién nacida en un brazo y un fuet en el otro. A las pocas horas se veía “obligada” a subir un comunicado a sus stories de Instagram insistiendo en que, si bien la etiqueta de la marca era totalmente visible, no se trataba de un post publicitario, porque “nunca haría publicidad ni negocio utilizando a mi hija”.

Al margen de lo noble de esa declaración, lo cierto es que ese bebé, con menos de un día de vida, ya ha hecho su primera aparición en un Instagram con tres millones y medio de seguidores. No ha mostrado su cara ni firmado un cheque, pero inicia un recorrido en el que, todo apunta, conoceremos cada detalle de la vida de Aria, aunque de forma directa su madre no gane dinero con ello. 

Aquí es cuando introducimos el concepto de sharenting, la sobreexposición del menor en redes sociales de la mano de sus propios padres o tutores legales.

Pero esto ¿está mal? ¿Afecta sólo a los influencers o también a los padres y madres de a pie? Las redes sociales, desde el primitivo Facebook hasta el dinámico Tiktok, se han convertido en álbumes digitales ¿y si simplemente queremos “compartir un recuerdo”? “Porque compartas un par de fotos de tu hijo en tu perfil privado no lo estás sobreexponiendo. Pero si constantemente publicas fotos, vídeos y explicas cosas que pertenecen a su intimidad (como su estado de salud, las notas del colegio, sus actividades extraescolares…) entonces estás haciendo de su vida un reality show para el consumo de extraños” explica Natalia Díaz, activista por los derechos de la infancia. Conocida también por su nickname de redes @medianoche.tube, actualmente colabora con el Ministerio de Juventud e Infancia en la creación de una Ley Orgánica para la protección al menor en el entorno digital.

La principal duda, en un momento en el que las redes sociales son la base de la interacción social y en el que los millennials (que ya han vivido la mayor parte de su vida con la presencia en internet y ahora comienzan a tener hijos) deciden inmortalizarlo todo, es ¿dónde está la línea entre una exposición normal y una sobreexposición? “Ya en el primer momento en el que subes un contenido a internet, pierdes el control sobre él” explica. “Esto significa que una sola imagen que compartas de tus hijos, puede acabar en manos de cualquiera. Por lo tanto, el sharenting seguro no existe , pero sí es verdad que a menor exposición, menor es el peligro. No es lo mismo que a tu hijo lo vean cien personas en tu cuenta personal y de forma puntual que 2 millones”. 

Compartimos más de lo que queremos

Así lo comparte también la Agencia Española de Protección de Datos, que ante el aumento de esta práctica ha difundido una serie de recomendaciones y puntos de discusión para tener en cuenta y para que, en la medida de lo posible, reflexionemos antes de darle al click: “Los menores de edad tienen derechos que deben ser protegidos de forma especial, y es posible que no seas consciente de cómo se están difundiendo esas imágenes. No siempre es fácil entender y gestionar la lógica y los cambios de privacidad de las redes sociales” y a ello añaden que existen “otras formas más seguras para compartir imágenes. Es necesario limitar con quién compartir la información y elegir la plataforma adecuada.”

Si en tu cuenta de Instagram tu hijo tiene más protagonismo que tú, existe un problema de sobreexposición y vulneración de su intimidad

Habitualmente se comparte más información que la que se aprecia a simple vista. Una imagen inocente puede contener detalles de contexto importantes e incluso geolocalización.

Saber a qué colegio va, con qué horario, sus comidas favoritas... con la combinación de estas informaciones cualquiera podría contactar con el menor y hablar con él como si fuera “de la casa” (ya que, al fin y al cabo, ha estado en su casamiles de veces a través de la pantalla).

Tal vez va siendo hora de hacer como en Francia e Italia, donde se ha creado una Ley específica para proteger los derechos de los niños sobreexpuestos” continúa Natalia, que trabaja tras esa normativa y que ha expuesto los diferentes problemas que persiguen a los menores en su libro Protege a tus hijos de la sobreexposición en la red.

“Pero dejando a parte los riesgos de internet, si nos centramos en lo más importante, que es el derecho a la privacidad de esos menores, no creo que haya nada de ético en regalar imágenes de nuestros hijos a personas desconocidas” continúa Díaz “ Si no vamos por la calle repartiendo fotos de nuestros hijos a extraños (como comparte, precisamete, un spot publicitario de concienciación antisharenting de Francia) ¿por qué no hacemos en las redes? En el momento en que en tu Instagram, tu hijo tiene más protagonismo que tú, existe un problema de sobreexposición y vulneración del derecho a la intimidad de ese menor”.

Pero ¿qué pasa si nuestro objetivo es tan puro como la divulgación? Puede que esté inspirando o incluso ayudando a otros padres y madres primerizos. Y puedo hacerlo sin enseñar directamente su cara. 

“Me parece aún peor explicar cosas íntimas de los niños que el hecho de compartir alguna foto puntual”

“Se está poniendo de moda exponer a los niños con una flor en la cara, para que no se le reconozca. Sin embargo esto no tiene sentido, si luego explicamos todas sus intimidades y hasta damos el parte médico cada vez que se pone enfermo. Si me apuras, me parece aún peor explicar cosas íntimas de los niños que el hecho de publicar alguna foto de manera puntual”. 

Ahí es donde entran las instamamis, las tiktok moms o los canales de youtube dedicados enteramente a la vida familiar, emitiendo incluso grabaciones de sus partos: “Hay influencers que basan todo su contenido en contar las trastadas que hacen sus hijos, las notas que sacan en el colegio, incluso explican anécdotas que pueden resultar humillantes o que pueden provocar la burla de sus compañeros en el cole. Del mismo modo, los padres pretenden que sus hijos no tengan móvil hasta los 16, mientras ellos se pasan el día grabándoles con un teléfono. Estamos enviando a los menores mensajes contradictorios todo el tiempo”.

"Si tu hijo tiene más protagonismo en tu instagram que tú, hay un problema de sobreexposición"

"Si tu hijo tiene más protagonismo en tu instagram que tú, hay un problema de sobreexposición" / Shutterstock

La llegada de los teachtokers

Son algunos de los perfiles con más movimiento en redes sociales en los últimos años. En las propias páginas de este suplemento hemos compartido cuentas de profesores en redes sociales que comentan o comparten ideas de proyectos, actividades y metodologías educativas. Pero los teachtokers son algo diferente: hablamos de maestros que explotan y exponen a sus alumnos en sus cuentas de redes sociales. Ya sea con trends, contando historias personales o compartiendo su día a día de modo que los estudiantes son los protagonistas principales de las cuentas, aunque no se lleven nada a cambio y con el peligro que ello supone.

Los investigadores María del Mar Sánchez Vera y Pablo Duchement, defensores y divulgadores por los derechos de la infancia, han elaborado la siguiente infografía que diferencia a los teachtokers de los que no lo son.

Infografía.

Infografía. / María del Mar Sánchez vera y Pablo Duchement

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