Educación sexual

¿Cien tampones para seis días en el espacio? La regla, esa galaxia desconocida

Abordar la menstruación en las aulas sin mitos, epopeyas o romanticismos enseña a las y los adolescentes a entender y a respetar mejor su cuerpo y el de los demás

¿Cien tampones para seis días en el espacio? La regla, esa galaxia desconocida.

¿Cien tampones para seis días en el espacio? La regla, esa galaxia desconocida. / Cedida

María Bueno

María Bueno

Si hablamos de tampones, es probable que los más famosos de la historia sean los de Sally Ride. Cuando la astronauta se preparaba para convertirse en la primera estadounidense en llegar al espacio, sólo cuatro de los 4.000 técnicos del Centro Espacial Johnson eran mujeres. De ahí, la duda: ¿sería suficiente un centenar de estos artículos para un viaje de una semana? 

Cuatro décadas después de esta anécdota, los avances en la liberación de la mujer son incontables y es por ello que llama la atención que, con todo, la regla [del latín regula, ‘algo que ocurre por norma’] parezca seguir siendo una galaxia desconocida para una parte importante de la población, incluidas muchas adolescentes y mujeres adultas.

¿Sabías que el ciclo ovárico puede modificar la actividad de determinadas áreas del cerebro e incluso su tamaño?, ¿que opera en nuestro organismo durante todo el mes y no solo durante los días de sangrado?, ¿conoces sus fases, las implicaciones del denominado síndrome premenstrual (SPM) o que casi la mitad de las mujeres en España se medican por el dolor?

“A lo largo de mi vida académica, cuando me vendían que me estaban explicando mi menstruación, lo que me estaban contando, en realidad, era un cantar de gesta, una epopeya, una ilíada de un espermatozoide viajero, relataba no sin humor hace unos años la bióloga y divulgadora gallega Tamara Pazos.

Lejos de tocar la menstruación de pasada o como un mero efecto colateral del proceso de reproducción, una educación sexual de calidad y en positivo llega a las aulas para abordar la menstruación sin mitos ni tampoco romanticismos y, de ese modo, enseñar a las y los adolescentes a conocer y a respetar su cuerpo y el de los demás, a sentirse comprendidas y a comprender a otros y, también, a detectar posibles anomalías y señales de alarma de problemas de salud subyacentes.

Doctor Luis Ignacio Devesa Otero, especialista en Ginecología y Reproducción en Vigo.

Doctor Luis Ignacio Devesa Otero, especialista en Ginecología y Reproducción en Vigo. / FARO

De ello se muestra convencido el Doctor Luis Ignacio Devesa Otero, especialista en Ginecología y Reproducción en Vigo, que confirma cómo, en efecto, además de los ovarios y el útero, también el cerebro se encuentra entre las estructuras implicadas en el funcionamiento del ciclo ovárico, que éste puede modificar la actividad de determinadas áreas del mismo y que, incluso, existen estudios que han mostrado que puede influir ligeramente en su tamaño. 

Por supuesto, insiste en subrayar el experto, “estos cambios son temporales y no afectan a largo plazo la salud cerebral ni el funcionamiento general del cerebro”, pero sí pueden ayudarnos a entender por qué “hay momentos del ciclo en los que es posible que las mujeres se sientan más concentradas o con mayor capacidad para resolver problemas, mientras que en otros pueden sentirse un poco más dispersas o emocionales”.

De otro modo, resulta útil ampliar la tradicional foto del aparato reproductor femenino en la pizarra para mostrarles, por ejemplo, que “existen dos estructuras endocrinas a nivel del sistema nervioso central llamadas hipotálamo e hipófisis que trabajan juntas para liberar hormonas (como la FSH y la LH) que actúan sobre los ovarios y desencadenan los cambios que permiten que ocurra la ovulación y la menstruación”; y que, del mismo modo, “están involucradas otras hormonas como los estrógenos y la progesterona que regulan el ciclo”, pues todo ello nos llevará a entender las distintas fases del ciclo y sus implicaciones en nuestro estado físico y mental y, de ese modo, ganar en autoconocimiento. 

Las tres fases del ciclo menstrual

El ciclo ovárico tiene tres fases principales, y cada una puede influir en la forma en la que las mujeres se sienten:

- Fase folicular o proliferativa: Comienza el primer día de la menstruación y dura hasta la ovulación. En esta fase, los ovarios producen fundamentalmente estrógenos, lo que suele hacer que te sientas con más energía y de mejor humor a medida que avanza.

- Ovulación: Sucede más o menos a la mitad del ciclo. Es el momento en que un ovario libera el ovocito, que es la célula reproductiva femenina. Durante esta fase, algunas personas pueden sentirse más activas o animadas, sin embargo, otras pueden sentir molestias o encontrarse con un ánimo más bajo. 

- Fase lútea: Ocurre después de la ovulación, y aquí aumenta la progesterona. Es posible que te sientas más cansada, con menos energía y que experimentes cambios emocionales, como irritabilidad o tristeza. Estos cambios están relacionados con el Síndrome Premenstrual.

En este sentido, además de las fases folicular, de ovulación y lútea, es también interesante dedicar un espacio a compartir qué es y en qué consiste el Síndrome Premenstrual (SPM), un amplio rango de síntomas que pueden darse en los días previos a la regla como “cambios de humor (irritabilidad, tristeza o ansiedad), dolor mamario o abdominal, cefalea, cansancio o cambios en el apetito”.

Explica Devesa que “la causa última del SPM no está completamente dilucidada”, pero que, a día de hoy, “se le atribuye una influencia importante a los cambios en los niveles de hormonas como la progesterona y los estrógenos”. “Aunque puede ser normal que las hormonas que cambian durante el ciclo afecten el estado emocional y la concentración, si los cambios son muy intensos e impiden llevar una vida normal, puede ser señal de algo más como el trastorno disfórico premenstrual (TDPM), que es una forma más grave de síndrome premenstrual. En este caso, lo mejor es buscar ayuda médica”, completa el ginecólogo.

En la misma línea y aunque Devesa matiza que “no tenemos una evidencia científica de calidad que apoye una nutrición específica basada en las diferentes fases del ciclo”, sí nos dice que existen “algunas pautas que podrían ayudar a algunas mujeres a encontrarse mejor en función de estas variables”. 

Así y por ejemplo, durante la fase folicular, comer alimentos ricos en hierro y proteínas puede ayudar a encontrarse con más fuerza; y hacer ejercicio ligero, como caminar, puede mejorar el ánimo; mientras que durante la fase lútea es posible que se incrementen las ganas de alimentos dulces o grasos, por lo que comer más carbohidratos complejos, como pan integral o avena, puede ayudar a mantener un nivel energético adecuado.

“Ejercicios de relajación, como yoga o estiramientos suaves, también pueden aliviar los síntomas premenstruales”, retoma Devesa, que con todo matiza: “Aunque sabemos bastante sobre cómo funcionan las hormonas en el cuerpo, todavía se siguen estudiando más detalles sobre cómo afectan al cerebro y a las emociones. Cada persona es diferente, por lo que es importante estar atenta a tu propio cuerpo y pedir ayuda si algo no te parece normal”. 

¿Porqué duele?

Según una encuesta de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), el 40% de las mujeres tiene dificultades para hacer una vida normal debido al dolor y al sangrado de la menstruación; y casi la mitad entre los 15 y los 49 años necesita medicación, pero ¿por qué ocurre?, ¿cuáles son las causas del dolor causado por la menstruación (dismenorrea)? Más aún, ¿es normal este dolor? 

Entre las posibles explicaciones, se encuentra la acción de unas sustancias químicas denominadas ‘prostaglandinas’ que hacen que los músculos uterinos se contraigan y relajen provocando calambres, pero no es la única. El dolor puede ser también síntoma de patologías como la endometriosis o los miomas. En general, los expertos denuncian que falta mucho por investigar para avanzar en diagnósticos y advierten de los peligros de normalizar el dolor. 

Por supuesto, además de explicar todo esto, será también importante tratar temas como “la higiene menstrual” y la existencia de métodos más recientes como la copa o las bragas menstruales, “la forma en la que se produce una gestación y cómo evitarla o buscarla, o qué son las infecciones de transmisión sexual y cómo evitar su contagio”. E, igualmente, añade el experto, resulta fundamental “informar sobre los datos de alarma de problemas de salud subyacentes para saber cuándo buscar ayuda”.

Y todo esto hay que enseñárselo a ellas, pero también a ellos, pues “no solo solo les ayudará a entender mejor los cambios físicos y emocionales que muchas personas experimentan, sino que también fomentará el respeto y la empatía”.

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