Según una encuesta de la popular plataforma de empleo ZipRecruiter, el 44% de los demandantes de empleo con títulos universitarios actuales en Estados Unidos se arrepienten de su elección de carrera. 

Si los profesionales de la medicina, la ingeniería o los negocios son los más satisfechos; hasta un 87% de los periodistas y un 72% de los sociólogos cambiarían de Grado si pudiesen hacerlo.

Miles de estudiantes empiezan este martes la EBAU y son muchos los que acaban de o están a punto de tomar una decisión muy importante para su futuro antes incluso de cumplir la mayoría de edad. 

Ya no nos dicen “De mayor quiero ser…” porque ahora, en un sistema educativo de hiperespecialización como el español, ya lo son, ya son mayores y tienen que elegir; y, en este contexto, la pregunta que nos hacemos como familias es de lo más natural: ¿Podemos evitar que, llegado el momento, estén en el grupo de los arrepentidos? 

La respuesta es “no” y, el motivo, tan sencillo como la vida misma, que a menudo “da muchas vueltas”, pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que tengamos que quedarnos de brazos cruzados. 

Gráficos: 'Las carreras con más y menos arrepentidos' y 'Las carreras con más y menos salidas de lo suyo'. Cedida

1.- Escuchar VS imponer  

No se trata de adivinar el futuro, sino de apoyar a nuestros hijos en su proceso de desarrollo personal. Aunque puede no ser fácil, la primera herramienta — y quizás la más importante— para lograrlo está en nuestras manos: tenemos que escucharles, y hacerlo de verdad, sin sermones ni amenazas, y, por supuesto, sin ridiculizarles — “Menudas ideas de bombero tienes”. 

2.- Una decisión consensuada

“Es verdad que hay cosas que un chico de 15 años desconoce, pero hay muchas otras que no; y puede que aún no tenga claro lo que quiere, pero seguro que sí gran parte de lo que no”, explica en esta línea María Hermelo, orientadora del IES Rosales II, que apunta que la decisión debe ser consensuada y tomarse con el mayor tiempo posible. De hecho, en el IES Os Rosais, el primer test de preferencias se hace ya a principios de 4º de la ESO. 

3.- Qué tener en cuenta? 

Una toma de decisiones en la que debemos tener en cuenta tanto la trayectoria escolar — “qué se me da bien y qué no, en qué materias me va mejor, y sobre todo qué habilidades tengo” — como nuestra personalidad: “¿se adecua el contexto en el que voy a desarrollar mi profesión a mi forma de ser?” o, por ejemplo: “si soy una persona muy sociable, ¿debo elegir una carrera caracterizada por la soledad”; pero en la que, sin duda, lo más importante va a ser mi motivación: “Llega más lejos el que quiere que el puede”. 

4.- Cuidado con los tópicos 

“Luego, evidentemente, puedo  tener en cuenta la opinión de mi familia o mis profesores, pero la decisión última debe recaer sobre la persona”, concluye Hermelo, que confirma que, aunque minoritario, sigue siendo “significativo” el número de familias que dirige las decisiones de sus hijos.  

Algunas prestigian más el Bachillerato de Ciencias y esto no tiene por que ser un problema siempre y cuando coincida con las preferencias de los chicos. El problema está en la imposición, que en el mejor de los casos conduce a la incomodidad y, en el peor, al abandono. Y es que “la expectativa de la familia solo se cumple si se da la motivación en el niño”.  

La misma frase podría aplicarse al ya antiguo argumento de “las salidas profesionales” —que se lo pregunten, sino, a un arquitecto licenciado en 2008; o a un epidemiólogo en 2020—, especialmente en un mundo tan cambiante como el nuestro: “Sabemos que nosotros mismos vamos a tener que reconvertir nuestras funciones en menos de diez años. Imagínate con las generaciones que estamos formando”. 

5 .- Mente abierta 

“Flaco favor le hago a mi hijo si, en lugar de ayudarle a tomar sus propias decisiones, le obligo a escoger las mías. Es contraproducente y va a crear frustración y desmotivación en los chicos, además de mal rollo en casa”, explica ahora Ana Cabezón, orientadora del IES Mendiño de Redondela, que insiste en que son muchas las opciones que existen hoy en día y en que ninguna es mejor que otra. 

“La mejor va a ser la que más se adapte a nuestros hijos”, responde para mencionar las infinitas posibilidades que abre al alumnado una Formación Profesional cada vez más amplia y desarrollada, aunque todavía “demonizada” por algunos, “sin razón”: “Salen muy preparados, con una formación muy práctica y están más actualizados en relación a los títulos y habilidades que demanda el mercado laboral. Yo, hoy en día, habría hecho FP; y ya no digamos FP dual”. 

6.- Salud mental 

Si lo más importante se deja para el final; entonces, en este último punto, resulta fundamental que recordemos el contexto que viven hoy nuestros adolescentes, con un aumento probado de las patologías de salud mental tras la pandemia: “Entiendo que no es fácil tomar con 15 años una decisión que te dicen que va a condicionar toda tu vida”, describe Cabezón un contexto en el que, tan importante o más que transmitirles la importancia del proceso, es enviarles un mensaje de calma: “Que no pasa nada, que nada es definitivo. Estamos para apoyarles, pero tienen que tomar sus propias decisiones y equivocarse para aprender”.