“¡Adelante! ¡Siempre adelante… a cualquier parte!”
Resulta asombroso el modo en el que la literatura fantástica nos regala grandes consejos para enfrentarnos a la vida al tiempo que nos ofrece la mejor vía de escape de la realidad; ¿cuántas historias bonitas, a lo largo de la humanidad, habrán pasado a partir de otras, esas en las que un libro llega a las manos de un niño?
Ante esta pregunta, es imposible no acordarse de las notas de Giorgio Moroder en la banda sonora de La Historia Interminable, 496 páginas escritas a dos colores para contarnos la historia de Bastian, el joven cuya vida cambia por completo al esconderse en la librería del señor Koreander mientras escapa de los bullies del colegio, ¿será capaz de salvar Fantasia, el reino de la Emperatriz Infantil, sin salir del desván del cole?

La novela más famosa de Michel Ende es también “el libro favorito de siempre de niña” de Cristina Iglesias, que ahora tiene 45 años y es tutora de 5º de Primaria en el CPR Virxe Milagrosa de Bueu, con 17 alumnos: “17 soles”, nos dice, porque “es un grupo que es una maravilla y por eso pude lanzarme a proponerles leer el libro entre todos. Todo un reto porque no deja de ser denso para niños de diez años, pero está siendo tan bonito, de verdad”.
Bonito porque sus alumnos le han sorprendido con su capacidad de atención; porque las familias “se han implicado muchísimo” y acuden a leer en voz alta todos los viernes a clase; y bonito, también, por la profundidad de una lectura repleta de reflexiones y emociones en las que se ven reflejados a ellos mismos y a sus compañeros.
“El coraje, la muerte, el miedo; las mentiras del mundo adulto, el abandono de la fantasía y la conciencia de que evitarlo está en sus manos. Son reflexiones a las que van llegando ellos solos, a sus diez años. Es impresionante”.
De generación en generación
"Él espera a que llegue a casa para contarme qué ha hecho Atreyu ese día, qué personajes nuevos le están gustando y cuáles no. Después del cole, leemos juntos este libro y otros y eso le ayuda a mejorar en atención y lenguaje"
Más que impresionante, “es una pasada”. “Piel de Gallina” y cara de no creérselo se le quedó a José Ramón Portela (1982), cuando su hijo Gabriel (2012) le contó que, en su clase, tenían entre manos la misma aventura que a él tanto le había impactado a los nueve años y le dio la excusa perfecta para pasar más tiempo juntos: “Él espera a que llegue a casa para contarme qué ha hecho Atreyu ese día, qué personajes nuevos le están gustando y cuáles no. Después del cole, leemos juntos este libro y otros y eso le ayuda a mejorar en atención y lenguaje. Es increíble porque entiendes lo que está viviendo tu hijo porque tú sentiste lo mismo a su edad”, sonríe José Ramón, el primero de los padres en acudir al aula: “Es increíble ver como cabecitas tan pequeñas tienen una imaginación tan grande, cada uno la suya, es tan grato”.
“Es que no perdían detalle, fue una experiencia preciosa: el silencio que guardaron, cómo seguían atentamente el hilo de la historia, no se les escapaba nada”, nos cuenta ahora Isaac Iglesias (1968), padre de Carlos (2012), que también es escritor, y otro de los familiares que participó en esta iniciativa “maravillosa”: “Sí, hemos hablado de él en casa alguna vez, porque es un libro difícil de llevar a veces, con temas como la amistad o la lealtad, pero también la ‘nada’, que es metafísica. Lo curioso es que ellos son capaces de transformarlo y asimilarlo a su manera. Los niños tienen la mente aún sin contaminar, una percepción mucho más pura de lo que se les está contando. Por eso Michel Ende era un genio, porque sabía escribir para ellos”.
"Algún día, vosotros…"
“Les dije que este libro había que leerlo al menos dos veces en la vida, que yo me lo había leído siendo niña y que me encantaría leerlo como adulta junto a ellos, y que algún día ellos lo leyesen con sus peques”
Un proyecto que muestra una vez más la relación entre motivación y aprendizaje, que ha creado comunidad en clase y también en casa y que ya ha llamado incluso la atención de la Universidad, donde está protagonizando un TFG, tal y como nos cuenta Cristina, que quiere agradecer a Eva Estévez, Elena Ciga y Marta Sotelo “el interés y el acompañamiento”.
Lo que empezó casi en broma consigue ahora que toda una clase contenga la respiración dos o tres veces por semana tras los pasos de Bastian a través de las líneas de una página, y la siguiente; les anima a emprender disparatadas aventuras como hablar en verso o crear su propio personaje de Fantasía, y también y a reflexionar sobre la vida.“Dicen: ‘¡Profe!, ¿pero qué más da que haya perdido su amuleto? ¡Él es valiente igual!’, y entonces entienden que todos necesitamos a veces una palmada en la espalda para encontrar el coraje que nos hace falta”.
“¡Adelante! ¡Siempre adelante… a cualquier parte!” se ha convertido así en el lema de la clase, que está deseando volver a las páginas de Fantasia, tal y como nos cuenta la profe, orgullosa, claro, de haberles descubierto la sensación de leer por placer.
Pero todo esto va más allá porque se está creando también un recuerdo que podrá servir de apoyo emocional a otras 17 historias cuando lo necesiten, hoy o en el futuro: “Les dije que este libro había que leerlo al menos dos veces en la vida, que yo me lo había leído siendo niña y que me encantaría leerlo como adulta junto a ellos, y que algún día ellos lo leyesen con sus peques”.
Seguro que lo harán.