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El milagro de las palomitas tiene una explicación científica

¿Por qué unos granos explotan y otros no? ¡Compruébalo por ti mismo!

¿No os preguntáis cómo es posible que un grano de maíz duro se convierta en una blanda y sabrosa palomita?

¿No os preguntáis cómo es posible que un grano de maíz duro se convierta en una blanda y sabrosa palomita? / SHUTTERSTOCK

Noemi Gesteiro Portas*

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Esta sección de 'Ciencia para o día a día’ elabórase coa colaboración de persoal do CSIC a través da Unidade de Cultura Científica CSIC-Galicia. Noemi Gesteiro Portas é investigadora predoctoral do grupo de millos da Misión Biológica de Galicia (CSIC)

¿A quién le gusta ir al cine a ver una buena película? ¿y quién no come palomitas cuándo va? Ver una película acompañada de palomitas suele ser uno de los planes favoritos de grandes y pequeños. Pero seguro que a todos nos ha pasado alguna vez que mientras estás tranquilamente comiendo palomitas en la oscuridad del cine, de repente muerdes una bolita dura. Es un grano de maíz que no llegó a convertirse en palomita. Es algo normal, ¿pero no os preguntáis cómo es posible que un grano de maíz duro se convierta en una blanda y sabrosa palomita

Lo primero que debemos saber es que no todos los maíces sirven para hacer palomitas. Hay maíces que se utilizan como alimento para animales, para las harinas de los panes, para comer en la ensalada, etc. El maíz que se utiliza para hacer palomitas es conocido como reventón, ya os imaginaréis el por qué. ¿Quién no ha preparado alguna vez palomitas en casa? Estoy segura de que la mayoría habréis metido granitos de maíz en el microondas o en una sartén y los habréis calentado hasta dejar de escuchar el famoso “pop” que producen al reventar. 

Noemí Gesteiro Portas, investigadora predoctoral del grupo de maíces de la Misión Biológica de Galicia (CSIC)

Noemí Gesteiro Portas, investigadora predoctoral del grupo de maíces de la Misión Biológica de Galicia (CSIC) / Cedida

¿Qué se os ocurre que puede estar pasando ahí dentro?

Bien, ¿pues qué se os ocurre que puede estar pasando ahí dentro? Antiguamente, los nativos americanos se creían que un espíritu vivía dentro de cada grano de maíz, y que cuando se calentaba este se enfadaba hasta reventar el grano y salir de su casa, escapando por el aire como una nube de vapor. Esta es una opción, pero científicamente existe otra explicación un poco menos fantástica. Estos granos de maíz tienen una cáscara más dura e impermeable que las de otros tipos de maíz, llamada pericarpio, y en su interior almacenan una sustancia blanca compacta conocida como almidón junto con una gotita de agua. Cuando los calentamos, el agua que está dentro del grano se transforma en vapor y el almidón en una sustancia gelatinosa sobrecalentada. Este vapor de agua que se ha formado no puede escapar porque la cáscara que lo recubre es muy gruesa e impermeable, de modo que la presión dentro del grano aumenta hasta que estalla y “pop” una palomita aparece. Al reventar el grano, el vapor de agua se escapa y el almidón caliente y gelatinoso se derrama, se infla y se enfría rápidamente, transformándose en las extrañas formas de palomitas que conocemos y amamos. Tal cual como si la cáscara del grano fuese una olla a presión. 

Vale, pero ahora decidme, ¿sabéis por qué no todos los granos explotan? Está claro que todos lo hemos sufrido en nuestras muelas, y ojalá todos los granos explotasen, pero es poco probable. Al menos estoy segura de que si os cuento el por qué ocurre esto, lo podremos afrontar con un poco menos de disgusto. Una de las hipótesis que se plantean es que algunos granos pueden tener esa cáscara externa, el pericarpio, un poco porosa o estar rota, de modo que el vapor de agua se escaparía por esos agujeros y no se generaría la presión suficiente para hacerlos estallar.  

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Ahora bien, siempre que tenemos una hipótesis, podemos diseñar un experimento que nos permita aceptarla o rechazarla. ¿Os apetece? Pues para ello solo necesitaremos maíz de palomitas, un microondas y un punzón. 

1. Primero contamos el número de granos de maíz que tenemos. 

2. Dividimos el número de granos en dos grupos diferentes (grupo A y grupo B). 

3. Los granos del grupo B son agujereados uno a uno con el punzón

4. Metemos los granos del grupo A en el microondas a una temperatura y un tiempo determinado y esperamos a que terminen de explotar, a continuación, es el turno de los granos del grupo B y repetimos la acción, con la misma temperatura y el mismo tiempo. 

5. Finalmente contamos el número de granos que han explotado en el grupo A y cuántos en el grupo B

¿Qué ha sucedido? ¿Encontráis alguna explicación?