CIENCIA PARA O DÍA A DÍA. O CSIC RESPONDE
Os presentamos a los Vigilantes del... ¡Océano!
Además de ricos y nutritivos, los mejillones prestan un servicio fundamental a la sociedad como detectores de la contaminación marina ¿No te lo crees?¡Te contamos cómo lo hacen!
Juan Santos Echeandía*
Esta sección de 'Ciencia para ou día a día' elabórase coa colaboración de persoal do CSIC a través dá Unidade de Cultura Científica CSIC-Galicia. Juan Santos Echeandía é Científico Titular do Grupo de Contaminación Mariña do Centro Oceanográfico de Vigo (IEO, CSIC).
Los mejillones son comúnmente denominados el “oro negro” del mar debido a sus propiedades nutritivas. Sin embargo, además de servir de alimento, prestan otro servicio fundamental a la sociedad en general y a los gestores medioambientales en particular, y es el de ser un vigilante de la contaminación marina. Esto es posible gracias a que reúnen una serie de características como son su presencia a lo largo de las costas, su vida sésil (viven fijados a las rocas) y de muchos años, su alimentación como organismo filtrador, su capacidad de bioacumular sustancias del medio y su supervivencia aún en condiciones adversas.
Estos moluscos se alimentan filtrando grandes volúmenes de agua a través de sus branquias, de donde obtienen el alimento, lo que provoca que acumulen los contaminantes del agua de mar en sus tejidos a lo largo del tiempo. Esto es una ventaja desde el punto de vista de la gestión ambiental, ya que van a integrar la contaminación de una zona determinada, al vivir pegados a una roca durante varios meses. Por tanto, la carne del mejillón nos dará un promedio de los niveles de contaminantes en el medio marino durante los meses previos a su recogida. Además, su amplia presencia a lo largo de las costas, nos permite usarlos para establecer una distribución espacial y su seguimiento a lo largo de los años nos dará información de las tendencias temporales de los contaminantes.
Debido a las características y ventajas que presentaban los mejillones, se planteó la idea de usarlos como “vigilantes” del mar. Esta aplicación nació en 1976 en los Estados Unidos y algunos años después, en 1991, se inició de forma global. El Instituto Español de Oceanografía (IEO) inició este programa tanto en la costa atlántica como en la costa mediterránea española teniendo como objetivo principal el seguimiento de contaminantes químicos en las costas para identificar la distribución geográfica y los cambios temporales en las concentraciones de contaminantes. La detección de zonas contaminadas o aumentos consistentes a lo largo de los años en un área determinada ayudarán a los responsables políticos a establecer estrategias regionales o una legislación más restrictiva con respecto a la eliminación de residuos.
El IEO lleva 30 años realizando muestreos anuales a lo largo de la red de monitoreo distribuida por el litoral español. Esta red consta de 71 puntos fijos de muestreo donde cada año se lleva a cabo la recogida de mejillones para el estudio. Los muestreos se realizan siempre en la misma época del año y el tamaño de los individuos es siempre el mismo para obtener resultados comparables entre años. Los contaminantes que se analizan en los mejillones son los derivados de las actividades humanas, la industria o la minería.
En los últimos años investigadores del IEO han publicado estudios donde se muestra la distribución espacial a lo largo del litoral español de los contaminantes, así como como sus series temporales de las últimas décadas. Aunque existen zonas con elevados niveles de contaminantes, asociadas a industria, puertos o poblaciones, la mayoría de estudios constatan que los niveles de contaminantes han ido en descenso con el paso de los años, confirmando que la aplicación de las normativas y legislación para limitar su vertido y entrada en el medio marino están dando sus frutos.
Para no alarmar a la sociedad es importante destacar que los mejillones, antes de ser consumidos, han de pasar un proceso de depuración y control de calidad por la posible presencia de sustancias como los contaminantes. Por tanto, no debemos de tener ningún reparo a la hora de seguir degustando este rico y nutritivo vigilante de los océanos.
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