A través de unos dispensadores automáticos, la comunidad educativa gallega y especialmente viguesa, se pone a la vanguardia nacional en materia de la llamada “salud menstrual”, y se coloca junto a proyectos como los de Escocia y Nueva Zelanda.

Águeda Gómez, la directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Vigo, habla de “activismo menstrual”, una actitud que salió desde los propios estudiantes: “desde diferentes delegaciones, trabajos en el aula y otras iniciativas en nuestros tres campus universitarios, comenzaron a sensibilizarse sobre el tema y a normalizarlo. Por eso decidimos convertir nuestra institución en un lugar más igualitario y evitar esa ceguera de género”.

Una alumna utiliza la máquina expendedora gratuita U. Vigo

Así fue cómo se decidió instalar dispensadores automáticos que, pasando la tarjeta universitaria, devuelven una cajita con tres compresas o tres tampones (a elección de cada persona). Un paso pionero de la ciudad de Vigo que, puede, se convierta en norma con el paso del tiempo: “Países como Escocia, que lo han generalizado a toda la sociedad (no solo centros educativos), nos muestran el camino al resto de países europeos, y creo que inevitablemente lo recorreremos si apostamos por sociedades más justas”, nos cuenta Águeda.

"No es fruto de una elección, por lo que los productos menstruales deben ofertarse gratuitamente en los espacios públicos del mismo modo que se oferta el papel higiénico”

La “tasa rosa” es otra de las barreras a derribar: según la OCU, una mujer gastaría miles de euros en productos de higiene menstrual a lo largo de su vida fértil. Ofertar estos productos de forma gratuita es un paso más para asegurar el bienestar de las mujeres.

En este sentido, desde el Gobierno se ha acordado aprobar la rebaja del IVA a los productos de higiene femenina desde el 10% al 4%. Porque ante todo, la menstruación es un hecho fisiológico, natural e inevitable: “No es fruto de una elección, por lo que los productos menstruales deben ofertarse gratuitamente en los espacios públicos del mismo modo que se oferta el papel higiénico.”

Al pasar la tarjeta universitaria, la máquina devuelve una cajita con tres compresas o tres tampones. U. Vigo

¿Deberían dispensarse gratis compresas y tampones en los centros educativos?

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¿Y en los institutos y colegios?

Y es que a una gran parte de las niñas les llega la menarquía en edad escolar. ¿Sigue siendo un tema tabú? Aprender a relacionarse y convivir con situaciones engorrosas (una menstruación inesperada en medio de clase de matemáticas, un fuerte dolor de tripa justo antes del recreo) es una tarea a la que muchas niñas tienen que enfrentarse con solo 10 u 11 años.

“Ahora mismo hay muchos materiales docentes didácticos (libros como “La regla mola” o similares) que pueden ayudar a los maestros a trasladar al aula este conocimiento del cuerpo y de las características del mismo”. De este modo, el Proyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva (todavía sin aprobar), sí apunta la necesidad de que se oferten productos de gestión menstrual en todos los centros educativos, independientemente del nivel.