Divulgación

Esta sección de 'Ciencia para o día a día’ elabórase coa colaboración de persoal do CSIC a través da Unidade de Cultura Científica CSIC-Galicia.

En el año 2014, tras años de documentar con mi cámara diversas exhumaciones de la guerra civil en todo el territorio español, participé en una investigación arqueológica sobre el conflicto en el pueblo de Belchite, coordinada por Alfredo González-Ruibal, científico titular el Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC. Desde entonces, he colaborado de forma habitual en muchas de sus campañas en territorio nacional relacionadas con sus investigaciones. En el año 2019 González-Ruibal, junto a Jorge De Torres, también investigador en el IncipitCSIC, me brindó la posibilidad de acompañarles como fotógrafo junto a un equipo arqueológico en diversos proyectos en el Cuerno de África (Somalilandia, Yibuti y Etiopía).

La cámara fotográfica es una herramienta que nos permite parar el tiempo y preservar para el futuro las escenas que atrapamos, antiguamente en papel y ahora casi siempre en archivos digitales. En este sentido, las similitudes entre ambas disciplinas son evidentes. Mediante la arqueología recogemos, a partir de los materiales investigados, información que debidamente clasificada nos permite discernir cómo era la vida de una sociedad hace centenares o miles de años, marcada en los estratos y materiales y que tenemos el privilegio de ver y estudiar en la actualidad. La unión entre fotografía y arqueología es heredera de una práctica común en cualquier excavación: el registro en imágenes. Además, su uso nos permite una mejor divulgación de las investigaciones y conocer el entorno en el que se llevan a cabo para una mejor comprensión de las mismas. En este sentido, los avances tecnológicos como el uso de drones o la fotografía en tres dimensiones permiten conocer estos trabajos casi como si estuviéramos allí.

Jorge De Torres y Alfredo González-Ruibal en lo alto de un túmulo funerario, du-rante una prospección en Yibuti en noviembre de 2021 Alvaro Minguito

En Yibuti, este pasado marzo , las excavaciones de Jorge de Torres en la ciudad de Handoga permiten adelantar que quizá el origen de esa ciudad medieval excavada en el desierto tuviera su origen en un antiguo campamento nómada. Así lo atestiguan los restos urbanos circulares, que nada tienen que ver con las construcción cuadradas típicas de las zonas urbanas del país. En la actualidad, el 35% de la población yibutiense sigue siendo nómada y sus casas, construidas a partir de entramados de ramas y palos, tienen forma circular. De esta forma, pasado y presente pueden observarse a un simple golpe de vista. Una campaña arqueológica pasa por distintas fases, desde los arduos preparativos (en muchas ocasiones los lugares de destino son de acceso complicado y hay que sortear muchas trabas no solo administrativas) hasta los resultados finales. Como fotógrafo, acompaño al equipo en sus prospecciones en el terreno en busca de los lugares donde llevar a cabo los posteriores trabajos. Una vez localizados, trato de recoger en imágenes como es su día a día dentro y fuera de la excavacion, la convivencia, el trato con los habitantes y trabajadores de la zona, así como las costumbres y cultura de las zonas que visitamos.

Parte de equipo durante el trabajo de campo en Yibuti en noviembre de 2021. ALVARO MINGUITO

En países como Yibuti, con temperaturas que alcanzan los 45 grados en algunas temporadas del año, las jornadas empiezan a las 5 de la mañana para evitar el calor extremo del mediodía. Las tardes quedan para el archivo y edición de las imágenes y su posible uso en ese momento por el equipo.  

Las estancias en estos países, en mi caso, han durado de 3 a 5 semanas de trabajo de campo. Una vez finalizado éste llega el momento del trabajo de labora-torio y una primera clasificación de los materiales, en el que hay que fotografiar cada una de las piezas antes de nuestro regreso a España. Pero la labor del fotógrafo no acaba aquí , ya que es a partir de entonces cuando hay que clasificar de forma concienzuda todas las imágenes para su posterior uso en la investigación y la divulgación de los proyectos en distintos medios. Una vez terminado el trabajo, solo queda esperar una nueva y apasionante campaña arqueológica en la que volver a trabajar como fotógrafo