Tendemos a pensar que los humanos somos singulares y lo somos, pero compartimos mucho con los otros seres vivos, y no solo con los animales más próximos, sino también con las plantas. Por ejemplo, seguro que pocos se han planteado si las plantas tienen adolescencia. Efectivamente, la adolescencia es la edad que transcurre entre la infancia y la edad adulta, de manera que cualquier ser vivo que pase de una edad juvenil a una edad reproductiva, tendrá un periodo de transición que corresponderá con la adolescencia de los humanos.

En la primera imagen, un eucalipto está en plena transición de fase juvenil a adulta, lo que correspondería a la adolescencia. Es fácil observar los dos tipos de hojas que tiene el eucalipto, siendo la hoja juvenil más redondeada y encerada, mientras que la hoja adulta es falciforme y satinada, además de otras diferencias menos aparentes pero de gran importancia.

Eucalipto con hojas juveniles a la izquierda y adultas a la derecha.

El eucalipto es una árbol y, por tanto, dura varios años, como nosotros; pero las fases de desarrollo también se observan en plantas que viven tan sólo unos meses. Efectivamente, las hierbas anuales, como el maíz, también tienen sus edades juvenil y adulta y su etapa intermedia que es la transición de fases juvenil a adulta. En el maíz, las hojas juveniles son frágiles y débiles, no tienen pelos y están enceradas, mientras que las adultas son más resistentes y fuertes, tienen pelos y no están cubiertas de cera. Existen también otras diferencias no tan evidentes pero de gran magnitud. Además, el maíz juvenil no forma flores, mientras que el adulto sí que puede reproducirse. La transición de fases juvenil a adulta, como se puede ver, se corresponde con nuestra adolescencia y comparte características como los pelos o el desarrollo de la capacidad reproductora que nos pueden recordar a la adolescencia humana.

Maíz pasando de la fase juvenil a adulta.

En la adolescencia o transición de fases – como se llama en plantas – el cambio de fases juvenil a adulta ocurre entre las hojas quinta a octava, en condiciones óptimas; aunque hay mucha diversidad para este proceso entre variedades. En la etapa de transición, hay entrenudos, nudos y hojas con caracteres intermedios entre las características juveniles y adultas. Los cambios se producen en unas pocas semanas, coincidiendo con la época de máximo crecimiento de la planta. Las semejanzas entre la transición de fases del maíz y la adolescencia son evidentes ya que, en esa etapa, el sujeto tiene caracteres intermedios pues conserva caracteres infantiles al tiempo que va adquiriendo las características adultas. A diferencia de los humanos, la fase juvenil del maíz sigue estando presente en la edad adulta, aunque los nudos y entrenudos quedan reducidos a una mínima proporción de la planta adulta y las hojas juveniles se marchitan y desaparecen, después de transferir sus nutrientes a la planta.

Transición de fases

La transición de fases es una etapa de la vida de la planta que no se ha ganado muchas simpatías, a juzgar por los limitados trabajos de investigación que se han hecho con este tema. No obstante, sí que se han publicado algunos estudios sobre transición de fases; así, en el caso del maíz, hemos visto que los tejidos adultos eran más resistentes que los juveniles a las plagas, enfermedades y adversidades que pudiera sufrir la planta. Por ello, se ha llegado a plantear que modificando las fases de crecimiento para acortar la etapa juvenil y alargar la adulta, se podría mejorar el cultivo. Sin embargo, los resultados no han sido muy favorables, ya que al modificar las fases de desarrollo, se alteran muchas características de la planta que perjudican su producción. Como en el caso de los humanos, acortar la infancia no es buena idea, como tampoco lo es alargarla; cada cosa a su tiempo.

El cambio en la velocidad del desarrollo, que se conoce como heterocronía, implica que una variedad alcance la adolescencia o la edad adulta antes o después. La heterocronía no solo se puede encontrar dentro de una especie, sino que está implicada en la evolución de las especies. En efecto, alguno de los cambios en el ritmo de desarrollo o heterocronía, como la neotenia, se ha considerado como un proceso de especiación en la evolución humana.

Diferencias

Un aspecto en el que sí diferimos los humanos y las plantas es que nos hemos estudiado mucho más que a ellas, ya que la heterocronía no ha sido objeto de estudio en maíz, aunque sí que parece que el maíz ha sufrido una aceleración de la evolución si, como se cree actualmente, procede del teosinte, de un ancestro similar a la especie Zea mays spp. parviglumis.

En definitiva, las plantas tienen fases de desarrollo, incluida la transición de fases que se corresponde con la adolescencia. Además, hemos visto que la fase adulta es más robusta y resistente que la juvenil a algunas enfermedades y plagas y algún factor de estrés. Explotar esta ventaja de la fase adulta implicaría adelantar el desarrollo de las plantas y, al igual que ocurre en los humanos, no parece muy prudente alterar los ritmos de la vida.

Planta de maíz en plena adolescencia.

Pedro Revilla. Investigador científico. Misión Biológica de Galicia (CSIC).