“Para mí, ser abuela es estar otra vez asomada a una vida que se abre paso a golpe de sonrisas, de rizos y de canturreos inacabables. Sentirme abuela es una sensación tan chispeante... De pronto, me asombra que le salga otro diente, que se atreva a saltar solo un escalón, que sepa enfurruñarse, que disfrute corriendo... Como si nunca antes hubiera visto semejante espectáculo...”.

Así se expresa Mari Carmen Díez Navarro (Alicante, 1949), maestra y abuela. Esta última faceta es la que salta a escena en su último libro, titulado “Abus”. “Es un libro de poemas de mi autoría. Se llama Abus y, como su nombre indica, habla de abuelos, de nietos, de yayas, de nietas, de emociones compartidas y demás peripecias cariñosas”, describe la autora, con casi 50 años de trayectoria como maestra y una veintena de libros publicados. Este último, editado por Olé libros (Iglú, una nueva colección para niños/as), se presentará en octubre. ¿Y las ilustraciones? Los ilustradores de esta obra son unos seres muy especiales: los propios niños y niñas de la Escuela Infantil Aire Libre.

“El oficio de los abuelos/es admirar/echarle un lazo a la vida/emocionarse. El oficio de los abuelos/es comprender/pisar con pies de plomo/esperanzarse...”. Es uno de los poemas del libro, titulado “El oficio de los abuelos”, y en él se describe “lo que siente un abuelo”, según Carmen Díez.

¿Por qué este libro?

“Cuando nació mi nieto, varias amigas me animaron a que escribiera mis vivencias como abuela, pero, aunque lo intenté, no pude hacerlo, bastante tenía con hacerle sitio a tanto sentimiento. Lo que sí que hice fue empezar a tomar apuntes de algunos de los momentos que iba viviendo desde este nuevo lugar de ‘gente mayor’ que tengo ahora. Así que cuando algo de lo que ocurría con Liam me emocionaba, o me resultaba curioso, bonito o entrañable, lo transformaba en un poemilla para que no se nos olvidara, para decírselo a él en los ratos de calma y para que conservara su aroma de vida silvestre y dulcísima”, expresa Díez sobre la idea de este libro, que nació como un conjunto de poemas sueltos resultado de sus sensaciones como abuela y sin intención de ser libro. Luego llegaría Noah, otro nieto. Y, finalmente, los poemas se han convertido en un libro.

Según Díez Navarro, la experiencia propia es la base de esta publicación. “Incluso en los poemas que hablan de otros abuelos, porque ahí sale mi manera de percibir y de interpretar”, indica.

¿Es decisiva la época que se vive en la relación entre abuelos y nietos?

“Creo que el vínculo afectivo es el mismo, aunque las formas sean otras. Ese amor incondicional, ese deseo de que todo le vaya bien al nieto, esa dedicación, esos regalos, ese explicarle la historia de la familia al recién llegado... En el escrito llamado ‘No es porque sea mi nieto’ lo detallo más”, expresa la autora.

¿Y cómo sienten los pequeños/as ese vínculo tan especial?

“Los niños quieren mucho a sus abuelos, se ríen con ellos, les tienen confianza. Son un lugar de seguridad y de afecto. Una gran riqueza para ellos”, expresa Díez Navarro. “Me encanta cuando les dibujan las arrugas, los bigotes o las calvas. Cuando dicen cosas como estas: ‘Mi abuelo vive en el cielo y mi abuela en Albacete’; ‘Mi abuelo reñía a mi padre y mi padre me riñe a mí, la vida es así’; ‘Mi abuela hace la paella mejor que nadie del mundo’; ‘Cuando mi abuela era joven bailaba mucho, pero ahora no puede porque le duelen las rodillas’”, añade la maestra y escritora, que indica: “en mi escuela hace 37 años que se celebra ‘El día de los abuelos’”. Para Díez Navarro no existe una intención de transmitir un mensaje concreto. Pero sí un deseo “oculto”: “que el que lo lea recuerde a sus abuelos, se imagine siendo abuelo y se identifique con las ‘abuelidades’ de los demás”. “Que se valore la figura de los abuelos y que se facilite a los nietos y los abuelos esa relación tan entrañable”, concluye.

'Abus'

Alumnos y alumnas de Mari Carmen bailando.

Algunas imágenes de celebraciones del día de los abuelos/as:

Abuelos 1.

Abuelos 2.

Abuelos 3.