Termina un curso especialmente difícil. Un curso académico entero con mascarilla, con muchos momentos duros por afonías, por no poder comunicar bien, con un esfuerzo añadido (por ejemplo, enseñar a leer o iniciarse en un idioma extranjero..., ¡imagínense!) Un curso de grupos burbuja, de jugar y estar en dicho grupo, de seguir las flechas de entrada y de salida, de disfrutar pero dentro de la línea marcada en el suelo. Un curso más de evitar abrazos y besos: saludarse con los codos. Termómetro, hidrogel, desinfectar... y durante el invierno, con las ventas abiertas para airear, hubo que ponerse los abrigos dentro de clase debido al frío en muchas ocasiones.

Un curso especialmente duro, con recuperación de temas y contenidos que quedaron sin dar el año académico anterior, con la irrupción de la pandemia en marzo de 2020 y la escuela en casa de repente. Todo esto aparece en imágenes al echar la vista atrás.

Niños y niñas en el inicio de curso.

El lado positivo

Pero también aparecen cosas buenas, porque la pandemia supuso aprender a hacer todo de otra manera, en definitiva, a vivir de otra forma. Y en esto, el alumnado sacó un 10. Lo dicen los propios docentes: “nos quitamos el sombrero”. Explican que fue difícil para todos y todas, en todas las edades, pero que el alumnado mostró una enorme capacidad de adaptación y mucha responsabilidad. De hecho, aunque hubo cierres puntuales de aulas, (y también de algún centro), el sistema educativo aguantó todo el curso; un tema que no estaba nada claro sobre todo después de las vacaciones de Navidad, con una de las olas de contagios por COVID más fuertes en todo este tiempo.

Guardar las distancias en todas partes, mantenerse alejados en todas las actividades y mucha pantalla: nuevas formas de trabajar online, nuevas aplicaciones y también nuevos canales para mantenerse conectados alumnado-profesorado. Algunos mantienen la comunicación por canales tipo WhatsApp desde el anterior año académico.

Brecha digital

La pandemia deja también diferencias en el acceso y uso de las nuevas tecnologías en una etapa como la vivida que, sin duda, debe llevar a investigar cómo consiguió salvarse este tema de la escuela vía ordenador, las carencias y cómo corregirlas. También deja muchas escenas de comprensión: de ayudarse entre compañeros y compañeras, de ayudarse profesorado y familias porque, al final, sacar el curso adelante en estas condiciones supuso un plus de colaboración también en los hogares. Seguro que en muchos momentos pensamos en tirar la toalla pero, con mucho tesón y motivación, se llegó al final. Con un esfuerzo colectivo.

Docentes y alumnado con ejemplares 'Faro da Escola'./ R. Grobas

Por eso, el descanso ahora es más necesario que nunca. Desconectar y disfrutar del tiempo libre. Según docentes consultados, como Xavier Estévez, “después de este curso tan difícil (mascarilla, protocolos, estar en el aula...) yo recomiendo desconectar: jugar, ir a la playa, estar con otros niños...”, refiriéndose a Primaria.

"Este verano: desconectar, ir a la playa, jugar, estar con otros niños, andar en bici, leer..."

Si es necesario repasar algún contenido puntualmente por parte de algún alumno/a “no sería malo”. “Pero la tarea importante debe ser vivir el verano y leer mucho. Eso siempre”, apunta Estévez, que añade: “¡y andar en bici!”.

¿Para cuándo las vacunas para los más pequeños?

¿Y las vacunas? ¿Cuándo se vacunará la población más joven? La Administración autonómica calcula que con respecto a la vacunación de menores de entre 17 y 12 años, la previsión es que al inicio de curso “una parte importante de ellos” pueda estar empezando su vacunación. Esto implicaría empezar el nuevo curso todavía con cuidado, si bien la mayoría de la población ya estará vacunada, de cumplirse las previsiones. De momento, toca disfrutar del verano. ¡Felices vacaciones!