No ha sido un curso fácil, por muchos motivos. Las restricciones por la pandemia frenaron muchas actividades e iniciativas. El alumnado que cursa STEMbach, un Bachillerato de excelencia en Ciencias y Tecnología, tuvo muchas dificultades para afrontar todo lo que debía para llegar a tiempo a la exposición del trabajo final. Realizan trabajos de investigación en equipo y las limitaciones debido al COVID impedían que se juntaran para trabajar en grupo. También tenían dificultades para realizar la parte experimental del trabajo de investigación, un capítulo en el que suelen acudir a los campus universitarios teniendo en cuenta que el trabajo es tutorizado por un profesor/a universitario del área de conocimiento sobre la que deciden investigar los bachilleres que, voluntariamente, se apuntan al STEMbach. Salen con una certificación que acredita una primera aproximación al método científico, tras realizar una investigación a medio camino entre el instituto y la universidad, con un tutor universitario, un coordinador del instituto y profesores de las materias vinculadas al tema implicados en el día a día de la investigación de los grupos. “Y lo leen ante el tribunal, es parecido, para hacernos una idea, a un trabajo fin de máster”, expresa Adela Rodríguez, coordinadora del Bachillerato STEM en el IES República Oriental do Uruguai y profesora de Matemáticas. “Si el contacto y el vínculo con la universidad es bueno, el trabajo es bueno”, apunta Adela.

Lectura ante el tribunal de uno de los trabajos.

Doce alumnos y alumnas del IES República Oriental do Uruguai optaron este curso por STEMbach. Su curso de selectividad. Y, por encima, con las dificultades añadidas por la pandemia. Trabajan en equipos de dos y la mayoría ya han leído su trabajo, antes incluso de los exámenes finales y de las pruebas ABAU. ¡Para valientes!

Trabajaron con Industriales de la UVigo y con Medicina, de la USC. Sus estudios versaron sobre “el uso de una aplicación para móviles de reconocimiento de color para la media de la concentración de disoluciones; la inmovilización de la enzima invertasa que transforma la sacarosa en fructosa (de gran interés en la industria alimentaria) o la comparación de las puntuaciones del test de deterioro cognitivo, MMSE, en una base local y otra internacional para determinar umbrales de normalidad en enfermos de Alzheimer”.

“No es un camino recto. El alumnado aprende de primera mano que hay que volver atrás a revisar datos, corregir si es necesario. Aprenden método científico: lecturas, búsqueda de datos, redacción, exposición final ante un tribunal… Todo es muy enriquecedor”, expresa Adela. Y el alumnado que lo cursa “tiene mucho mérito”, añade.

Foto de grupo de alumnado STEMbach

Equipos STEMbach.

Otra foto de grupo de los días de lectura.