“El ‘tabú de la sexualidad’ ya no existe y es normal que los niños/as y adolescentes se interesen por este aspecto de la vida que tienen tan presente. Existe una educación sexual inconsciente a través de los medios de comunicación, publicidad, cine y todo un imaginario social muy presente en el que la sexualidad aparece banalizada. Tal vez la banalización sea el problema esencial. Por eso es tan importante en nuestra sociedad contraponer a este discurso el de una educación sexual basada en conocimientos científicos e impartida por profesionales formados”, expresan Ricardo Fandiño, psicólogo clínico y presidente de ASEIA_(Asociación para a Saúde Emocional na Infancia e a Adolescencia), y Vanessa Rodríguez, psicóloga, psicopedagoga y sexóloga, además de vicepresidenta de la Sociedade Galega de Sexoloxía (SOGASEX). Son los autores del libro: “La lucha sexual de los adolescentes en la hipermodernidad” (UOC, 2018).

Ante el contacto cada vez más temprano con contenidos sexuales en las redes, muchas veces vinculados directamente a la pornografía, por parte de adolescentes y niños/as, expertos explican en este reportaje lo que pueden hacer los padres como pauta para enfrentarse a esta situación. También hacen referencia a los centros educativos.

“Es importante la cuestión de la accesibilidad, como es lógico. Sabemos que a estos contenidos se llega de forma muy sencilla a través de cualquier motor de búsqueda en internet. Por otra parte, opera la curiosidad de los niños y adolescentes por la sexualidad. No es que ellos estén interesados por la pornografía sino que, estando interesados por la sexualidad, cuestión que es natural, buscan contenidos sobre sexo y encuentran porno”, expresan Ricardo y Vanessa, que añaden: “además, tenemos que tener en cuenta que socialmente la sexualidad se utiliza con frecuencia como reclamo, en programas de entretenimiento, series y publicidad, por lo que la estimulación está muy presente, no solo a través de la pornografía”.

¿Qué pueden hacer los padres?

“Asumir que este es un tema que no pueden evitar. Afrontarlo con sus hijas e hijos y demandar formación en este ámbito si creen que la necesitan. Afortunadamente lo hacen cada vez más. Además, como profesionales debemos tener en cuenta que es importante realizar educación sexual en los centros educativos, pero que esta será mucho más efectiva si incluimos a las familias en nuestras programaciones, ya que la colaboración con ellas repercutirá de forma mucho más efectiva que si solo ponemos el foco de atención a las niñas, niños y jóvenes. También es importante que sepamos transmitirles a las familias que son competentes a la hora de abordar contenidos de educación sexual con sus hijas e hijos, pues en ocasiones pueden creer que no están capacitados para educar en estos contenidos o sentir miedo a la hora de hacerlo”, apuntan Fandiño y Rodríguez.

Para Priscila Retamozo, especialista en género y que imparte formación sobre temas de igualdad, coeducación o cuestiones afectivo-sexuales en educación, “las familias tienen un papel fundamental pero a veces precisan que se les aporten herramientas para enfrentarse a situaciones que todavía siguen siendo incómodas en muchas casas”. “En talleres con las ANPAS trabajamos conjuntamente algunas claves que siempre suman: una comunicación honesta, compartir dudas e inseguridades, escuchar sin juzgar y validar sus emociones. Hay también gestos que no nos ayudan como los interrogatorios, vincular el sexo exclusivamente a la prevención de ITS, o colocarnos en una posición de jueces. Por suerte, cada vez más familias son conscientes de lo necesario de abordar estos temas y de hacerlo con la máxima información posible. Tras los talleres siempre recibo mensajes positivos, las conversaciones incómodas acaban convirtiéndose en espacios seguros que logran tranquilizar a las personas adultas y a las menores. ¡Nada como quitarle a estos temas el velo de lo oculto o lo prohibido!”, indica la formadora.

¿Qué pueden hacer los coles?

Para Ricardo y Vanessa, “la escuela pública es la principal herramienta de socialización colectiva con la que contamos”. “Si detectamos la necesidad de trabajar socialmente en la educación sexual, el papel dela escuela va a ser fundamental sin lugar a duda. La demanda desde las escuelas de este tipo de formación cada vez es más alta, pero debe estar regulada para que sea generalizada. Los profesionales necesitamos formación en este ámbito, no solo los docentes, que también. La sexología está muy poco presente en los currículos académicos de los maestros, pero también de los psicólogos, trabajadores sociales, médicos, educadores sociales...”, añaden los expertos.

 

Compartir dudas y destruir prejuicios y falsas creencias

“En los coles hace falta lo mismo que en las casas, espacios de seguridad donde poder compartir dudas, experiencias y destruir prejuicios y falsas creencias. La educación afectivo-sexual tiene que estar presente en los centros educativos, es la única manera de prevenir la normalización de las agresiones sexuales, de la violencia sexual y evitar que el porno eduque en el machismo, el racismo o la lgbtifobia. Para eso los equipos docentes necesitan formación, y muchos de ellos ya están en ello, formándose para responder, de la mejor manera posible, las necesidades que se presentan en el aula. Yo como formadora voy a los colegios e institutos y trabajo contenidos durante talleres esporádicos y ya detecto problemáticas que intentamos abordar durante mis sesiones, pero no seremos capaces de garantizar relaciones afectivo-sexuales saludables hasta que la educación afectivo-sexual se imparta de manera integral, continua, por parte de un profesorado formado en estas materias. ¡Tenemos trabajo por delante, pero los resultados hacen que valga la pena! La felicidad de la juventud depende de ese trabajo”, afirma Priscila.