A partir del curso que viene, el aprendizaje por competencias dominará los colegios e institutos, como recoge la nueva ley de educación (“ley Celaá”). No es que la memorización ­-hoy algo denostada- desaparezca de un plumazo de las aulas. Los alumnos y las alumnas aprenderán contenidos, efectivamente, pero deberán saberlos aplicar para desarrollar destrezas y aptitudes. Un ejemplo: no se trata tanto de aprender de memoria el libro de texto de Lengua y Literatura, sino de ser capaz de defender una idea en un debate, distinguir hechos de opiniones, o montar una obra de teatro.

El aprendizaje por competencias ­-la expresión más utilizada en todos los manuales de nueva pedagogía- son “conocimientos que te llevan a actuar en el mundo de manera diferente”, explica Elena Martín, catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del grupo de expertos convocados por el Ministerio de Educación para trazar las líneas generales de los nuevos currículos.

“Es importante que los estudiantes lean libros, pero también que sigan teniendo ganas de leer al acabar el instituto”

“No se puede ser competente sin memoria, pero el objetivo es que los estudiantes terminen la ESO con conocimientos útiles y con capacidad para afrontar los retos de un ciudadano del siglo XXI: consumo responsable, solución pacífica de conflictos, uso seguro de la tecnología, igualdad, respeto por el medio ambiente…"

“No solo es que aprendan Lengua, por ejemplo, sino que sepan hacer cosas con las palabras y que tengan competencia comunicativa. Por ejemplo, debatir una idea, redactar noticias de un periódico o escribir e interpretar una obra de teatro. Es importante que lean libros, sí. Pero, sobre todo, tienen que tener ganas de seguir leyendo una vez que terminen el instituto”, resume Guadalupe Juver, profesora de secundaria de Lengua y Literatura.

Una clase vacía durante un descanso. FDV

El nuevo currículo ha sido presentado hoy en sociedad por la ministra de Educación, Isabel Celaá, que ha dejado claro que las aulas no pueden ser ajenas a los desafíos actuales, como la revolución tecnológica o la crisis medioambiental. “La reflexión que nos debemos hacer todos es qué hay que aprender en la escuela, cómo hay que hacerlo y para qué”, ha resumido Celaá, para quien la transformación del sistema educativo español es “urgente e inaplazable” porque el aprendizaje memorístico “no es suficiente”. El nuevo modelo -ha insistido la ministra- homologa el sistema educativo español con la vanguardia europea e internacional. “Buscamos una educación inclusiva, equitativa y de calidad”, ha concluido.

El equipo de Celaá está trabajando en un real decreto para desarrollar los nuevos currículos. Las comunidades autónomas -que tienen competencias educativas- deberán también diseñar y aprobar sus propios planes para aplicarlos en las escuelas, que tienen autonomía curricular.

“Deben tener conocimientos útiles para afrontar los nuevos retos: consumo responsable, igualdad, respeto al medio ambiente...”

“No se trata ni de vaciar de contenidos los currículos ni de rebajarlos. Se trata de realizar una selección. ¿Qué necesitas saber antes de terminar la ESO? Lo importante no es saber mucho sino tener herramientas para aprender lo que se tenga que aprender”, destaca César Coll, profesor de Psicología de la Educación de la Universitat de Barcelona y otro de los expertos del grupo nombrado por el ministerio.

“No nos podemos limitar a revisar o actualizar los contenidos sino que hay que cambiar los currículos”. El nuevo modelo tampoco implica la desaparición de los exámenes. Ya desde hace bastantes años, las evaluaciones no solo dependen de los controles sino de otro tipo de ejercicios que los estudiantes realizan en el curso.

En Matemáticas y en Ciencia y Tecnología, será necesario que los alumnos y alumnas “comprendan el mundo utilizando el método científico”. La competencia digital incluirá el uso “seguro, saludable, sostenible, crítico y responsable” de las nuevas tecnologías. Los alumnos de hoy son los ciudadanos del futuro, así que el objetivo de los nuevos currículos es que los estudiantes tengan la habilidad de actuar como “ciudadanos responsables” y que participen plenamente en la vida social y cívica.

El cambio de modelo implicará un cambio de actitud entre el profesorado, a quien irá dirigido una campaña de sensibilización. El Gobierno está convencido de que tendrá la complicidad de los maestros, así como de las comunidades autónomas a la hora de emprender esta especie de revolución en las aulas.