Acaba de comenzar el segundo trimestre con la amenaza de una nueva ola y la esperanza de una vacuna. Hemos pasado un inicio de curso atípico donde las programaciones, los horarios y lo habitual en el comienzo de un curso se han visto solapados por un plan de adaptación a la situación COVID19 y la implantación del aula virtual para aquellos centros que carecían de ella o refuerzo de la misma en otros.

El profesorado hemos tenido que realizar un enorme esfuerzo para implantar unas medidas que han cambiado nuestra forma de trabajar. Hemos tenido que combinar la parte didáctica con la parte sanitaria, la distancia entre el alumnado dificulta el aprendizaje cooperativo o entre iguales.

La atención al mismo, fundamental para la resolución de dudas o problemas, se ha visto dificultada por la distancia o el uso de pantallas para evitar los contagios. Los recreos, donde se ha priorizado el distanciamiento y las medidas que evitasen los contagios a unas relaciones sociales tan necesarias como sanas…y esto no ha acabado.

Este segundo trimestre lo comenzamos con la esperanza de una vacunación que nos quite la mascarilla y nos permita una relación más personal pero también con un miedo a una nueva ola que resulte más lesiva que las anteriores, todo complicado con una ola de frío que dificulta la ventilación fundamental en las aulas.

No todo ha sido negativo en estos meses. La imposibilidad de una docencia presencial en el trimestre final del curso pasado, junto con la obligatoriedad de plantear una educación virtual combinada con la presencial en un curso incierto, ha plasmado que el uso de la tecnología y las nuevas metodologías activas que usan esta han favorecido el trabajo en estas condiciones y han dado resultados muy satisfactorios, incluso manteniendo una “normalidad” en la trasmisión de contenidos.

Aquellos docentes que implantamos el aprendizaje virtual junto con el presencial (ejemplo, aula invertida) desde hace años hemos tenido menos dificultades para afrontar el confinamiento y hemos realizado pocas modificaciones en las programaciones de aula.

La pandemia ha impulsado el uso de las TIC de una forma significativa, incluso en profesionales que eran reticentes a ello. Los frikis del uso de herramientas online hemos pasado a un primer plano y a ayudar a aquellos que hace un año no apostaban por ellas. Considero que la educación ha dado un salto tanto cualitativo como cuantitativo en ese aspecto que favorecerá los aprendizajes en una futura y esperada nueva normalidad.

Ahora, después de tres meses del comienzo de este incierto y atípico curso, tenemos nuevos retos que afrontar. A la esperanza de la vacunación que debemos transmitir, debemos trasladar la prudencia a un alumnado joven acostumbrado al “ahora” y que debe tomar conciencia de que aunque se ve luz al final del camino, este va a ser largo.

No debemos bajar la guardia siguiendo con las medidas de seguridad, reforzando nuestra faceta tutorial y didáctica en un momento en que los contenidos y objetivos no son lo único que tenemos que tener en cuenta en el ejercicio de nuestra profesión.

Por otro lado, además de mantener una actitud esperanzadora, debemos ser realistas y considerar la posibilidad de nuevos rebrotes que nos confinen de forma global o a parte de nuestro alumnado o profesorado, considerando las medidas de contingencia en el uso de la virtualidad como herramienta fundamental para continuar nuestro trabajo, combinándola con una faceta presencial fundamental para la educación de las nuevas generaciones que tendrán un antes y un después de esta lacra. En este aspecto, la comunidad educativa se ha volcado y es fabuloso ver el intercambio de materiales, tutoriales de herramientas, consejos y un largo etcétera que el Claustro Virtual ha volcado en la red de redes de forma totalmente altruista.

SALTO VIRTUAL

Afrontamos un segundo y tercer trimestre donde nuestro trabajo seguirá siendo complicado, donde la comunidad docente ha demostrado que se ha adaptado a la situación, combinando los materiales didácticos con los geles o desinfectantes en su día a día. Esperando que las administraciones tomen buena nota de ello, pues es una situación ciertamente complicada que estoy seguro superaremos con la ayuda de todos, y aquí no quiero olvidar reconocer el comportamiento del alumnado que con mascarilla y distancia ha tomado conciencia de la situación y las familias que han favorecido nuestro trabajo.

En este tiempo se ha disparado el uso de plataformas como aulas virtuales, entre las de más uso, Moodle, Microsoft Teams o Google Classroom para atender al alumnado confinado, para usar el docente cuando sea este el confinado o en ambos casos. En mi centro hemos optado por esta última, incorporándonos a la red GSuite para Centros educativos (conjunto de herramientas de comunicación y productividad educativas de Google). La decisión se ha basado en que en los últimos cursos venimos utilizando las herramientas de Google, hiperdocumentos, calendario, formularios, almacenamiento, presentaciones, etc.. cuya integración en Google Classroom es sumamente fácil. Además, herramientas como Edpuzzle, Quizizz, Genially, etc... se pueden integrar en esta plataforma. Pudiendo realizar una evaluación continua y virtual de nuestro alumnado. Por otro lado, hemos visto que el teléfono móvil, vetado anteriormente, ha sido una herramienta eficaz en una situación como la que estamos sufriendo y nos debemos plantear una educación en su uso por ser una herramienta muy interesante y potente en el mundo de la educación, y no solo en la virtualidad.