Las mascarillas son nuestro principal escudo en estos momentos. Nuestra protección contra un virus que no ha dejado de amenazar desde el primer día en que nos hicimos conscientes de su existencia. Incluso de meses antes de ponerle nombre. Pero ese escudo protector también puede convertirse en una barrera, un muro impenetrable para determinados colectivos que necesitan contacto visual con los labios para interpretar lo que ocurre. Puede ser una barrera en caso de niños pequeños, que empiezan a hablar.

También en caso de estar aprendiendo un idioma nuevo, con esa necesaria colocación de la boca para una correcta pronunciación. Y para las personas con sordera está siendo realmente difícil la comunicación desde el inicio de la pandemia. Con la dificultad que supone estar y caminar por la calle entre personas todas ellas protegidas con mascarillas, sin acceso visual a las bocas. 

En la Federación de Asociacións de Persoas Xordas de Galicia (Faxpg) reciben muchas consultas a diario con cuestiones sobre cómo mejorar las condiciones del colectivo en esta situación. La federación ha puesto a disposición de los centros educativos un servicio de información o asesoría: 981169336. Las dudas proceden de las aulas pero también de las familias. Es que la lectura labial y la expresión facial son las dos claves de la comunicación para el colectivo con sordera, las patas para interpretar el mundo junto al lenguaje de signos. Por eso la situación es tan complicada.

¿Cómo resolverlo? En los últimos meses han aparecido un montón de modelos de mascarillas con una parte transparente, que coincide con el espacio de la boca, lo que permite tener contacto visual con los labios para la lectura de los mismos. “A cuestión é que de momento non hai mascariñas transparentes homologadas por Sanidade”, expresa Javier Sánchez, coordinador del área de formación de la Federación de Asociacións de Persoas Xordas de Galicia (Faxpg). Desde la federación han pedido a la Administración autonómica algún tipo de homologación para aumentar la seguridad en el proceso. En la propia federación manejan varios modelos de mascarilla con una parte plastificada que son precisamente los que recomiendan a las personas que llaman para recibir información. Son mascarillas “certificadas”, como apunta Javier. Y también entre los distintos modelos que han aparecido en los últimos meses hay diferencias. Deben cumplir ciertos criterios: que no se empañen por ejemplo. Y eso también dependerá de la calidad del material. Otro de los puntos que se tiene en cuenta es el precio: si bien las mascarillas habituales son asequibles, las mascarillas con una parte transparente o completamente transparentes son más caras: unos 12 o 15 euros de media. 

“Ata o momento non coñecemos ningunha máscara transparente que estea homologada. O que si hai son máscaras certificadas que cumpren distintas normativas: europeas, marcado CE, UNE 0065, etc...”, expresa Javier, desde Faxpg. 

¿Qué modelos de mascarillas exactamente están probando en la federación? “A primeira que probamos é Visualmask. Esta non é transparente de todo”, explica Sánchez. Cuesta sobre 12 euros y aguanta 30 lavados. Consta la normativa UNE 0065-2020 y el certificado ITEL C-12437. La eficacia de filtración de aerosoles está en 97% y la de filtración de partículas en 95%. “Tiempo de uso: 24 horas”, añaden las instrucciones.

El otro modelo que prueban en la federación es Allegramask. “Anque é máis cara, é similar a unha pantalla protectora, visualmente percíbese moito mellor a expresión porque é totalmente transparente”, expresa Sánchez.Consta como un EPI bajo el Certificado de Declaración de Conformidad Europea, con los requisitos básicos de Reglamento (UE) 2016/425 sobre Equipos de Protección Individual. Es un material “tipo policarbonato” respetuoso con el medio ambiente y 100% reciclable. Según las instrucciones, “no tiene puntos de presión incómodos”, ya que se lleva a modo de pantalla, “y no da la sensación de falta de aire”. Y con una visión total de la cara. Se puede limpiar con desinfectantes, pesa poco y “se usa como unas gafas, sin sensación de asfixia; además, se puede usar con las gafas, sin problema”. 

La mascarilla con una parte transparente o transparente en su totalidad es una ventana abierta para los niños y niñas con discapacidad auditiva. “Además es un tema difícil porque toda la gente que te rodea lleva normalmente mascarillas de las habituales. Si te pones en el lugar de una persona con discapacidad auditiva te estás perdiendo mucha información de lo que pasa”, comenta una docente consultada. Para una completa integración sería ideal que las mascarillas transparentes fuesen más comunes de manera que se generalizara el acceso de todos a la lectura de labios para evitar problemas de comprensión y conseguir una comunicación más fluida.