Wembley, el escenario ideal para las conquistas de solera, acoge una suerte de ‘final four’ de la Eurocopa. No será un Wembley a rebosar, pero las gradas tendrán un color más intenso que en los partidos vistos hasta ahora. Tanto las semifinales como la final se disputarán ante 60.000 aficionados, un 75% de la capacidad del estadio, en su mayoría británicos y algunos VIPS que impuso la UEFA bajo riesgo de llevarse estos partidos a Budapest. El Ejecutivo de Boris Johnson hizo excepciones con el personal de la UEFA, pero solo con ellos. No habrá expediciones de aficionados italianos, españoles o daneses a Londres, porque las restricciones británicas obligan a realizar cuarentenas de 10 días.

Inglaterra, que juega la segunda semifinal, la de mañana ante Dinamarca, tendrá el aliento apasionado de las gradas, a diferencia de las otras tres selecciones. Quizá algunos seguidores residentes de sus respectivos países en las islas. Nada más. Pero como algo es mejor que nada, la RFEF ha lanzado una campaña instando a los españoles del Reino Unido a comprar entradas y desplazarse a Wembley con las bufandas en ristre. “We need you” (Os necesitamos) es el mensaje de esta iniciativa. “Si ‘paela’ es tu comida favorita, te necesitamos”, reza el texto de la campaña que se ha divulgado en inglés.

La UEFA consiguió que unas 2.500 personas acreditadas entren en Londres sin la preceptiva cuarentena, aunque con restricciones de movimientos. El Ministerio de Deportes emitió el domingo un recordatorio sobre las reglas que deben cumplir los seguidores y subraya que negará la entrada al país de los sospechosos de querer saltarse la cuarentena. Quienes la incumplan afrontan multas de hasta 10.000 libras (11.650 euros).

Roberto Mancini, el técnico italiano, se refirió a esta circunstancia en la rueda de prensa previa al partido contra España. “Es injusto que el estadio no esté formado por una mitad de españoles y la otra de italianos. Es muy injusto”, dijo. Luis Enrique fue menos taxativo. “Es una situación extraña, espero y deseo que haya italianos y españoles, son cosas que no puedo controlar. No voy a perder ni un gramo de energía en ese asunto aunque tengo claro qué me hubiera gustado”.