La conexión entre Gareth Bale y Aaron Ramsey, situó virtualmente al conjunto País de Gales en los octavos de final de la Eurocopa y condenó a Turquía a una segunda derrota que le deja al borde del k.o.

Habían avisado dos veces. Bale, sin oposición, miraba al área desde los tres cuartos y Ramsey entraba en solitario desde segunda línea. Las dos primeras el rival falló, pero Turquía volvió a dejar solo a Bale y el exmadridista aprovechó de nuevo para controlar, mirar y centrar una vez más al área, y permitió que Ramsey entrara por una autopista para bajar el balón con el pecho y cruzarlo, esta vez sí, a la red. Fue el castigo a un nuevo despiste del conjunto de Senol Gunes. Gales supo administrar bien el resultado y el partido. Incluso se “permitió” Bale fallar un penalti, que no importunó demasiado después de que Roberts, otra vez a pase de Bale, marcara el de la tranquilidad.