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Opinión | El mundo 4.0

El avance imparable: cómo la Inteligencia Artificial está transformando el mundo laboral

La actriz Tilly Norwood, creada con Inteligencia Artificial.

La actriz Tilly Norwood, creada con Inteligencia Artificial.

La inteligencia artificial (IA) ya no es un concepto de ciencia ficción, ni una promesa lejana. Hoy, se ha convertido en una de las fuerzas más influyentes en la transformación del mercado laboral global. Desde automatizar tareas rutinarias hasta generar arte, música, fotografía, e incluso protagonizar películas, la IA está redefiniendo lo que significa trabajar en el siglo XXI.

Uno de los ejemplos más sorprendentes de esta transformación ha venido de la mano del cine, donde recientemente el estudio Xicoia, de la productora Particle6, ha presentado oficialmente a la primera «actriz» generada por inteligencia artificial. Su nombre es Tilly Norwood, y aunque no existe físicamente, ha sido diseñada con tal realismo y carisma que ha logrado conquistar tanto al público como a los estudios de producción. Esta decisión marca un antes y un después, no solo en la industria del entretenimiento, sino también en cómo se perciben los límites entre lo humano y lo artificial en el ámbito laboral. Pero para muchos actores de Hollywood, esta noticia ha sido una señal de alarma, y no están desplegando precisamente la alfombra roja para darle la bienvenida.

La revolución industrial del siglo XIX transformó el mundo con la mecanización de los procesos productivos. Hoy, la inteligencia artificial está haciendo lo mismo, pero a una velocidad y escala mucho mayor. Y la diferencia más importante es que, mientras las máquinas de la revolución industrial reemplazaron el trabajo físico, la IA está preparada para reemplazar tanto las tareas manuales, especialmente las repetitivas, como las tareas cognitivas. Según un informe reciente del Foro Económico Mundial, para 2030, más de 85 millones de empleos podrían ser desplazados por la automatización impulsada por IA. Al mismo tiempo, se espera la creación de millones de nuevos empleos adaptados a esta nueva era tecnológica. Sin embargo, el proceso no será simétrico ni justo para todos los sectores. Los primeros trabajos que potencialmente pueden desaparecer serán los relacionados con Atención al cliente. Los chatbots con IA, como los que ya utilizan grandes empresas como Amazon o bancos internacionales, han avanzado tanto que pueden gestionar una amplia gama de consultas sin intervención humana. Estos sistemas funcionan 24/7, no se cansan ni cometen errores, y pueden ser entrenados para interactuar de forma personalizada con cada cliente. En lo que se refiere a traductores, la disponibilidad de herramientas como ChatGPT, DeepL o Jasper.ai permite la traducción de cualquier texto a cualquier idioma con una calidad que compite con la humana. Aunque la creatividad aún es un factor diferenciador, el trabajo rutinario en este campo está siendo absorbido rápidamente. En el mundo de la moda y la fotografía, cada vez resulta más habitual encontrar modelos que realmente son representaciones digitales hiperrealistas de cuerpos humanos que pueden mostrar ropa de forma natural, permitiendo a las marcas crear imágenes publicitarias sin las sesiones de foto tradicionales. Tampoco se librarán los analistas de datos: la capacidad de la IA para analizar grandes volúmenes de datos en segundos está afectando a profesionales de las finanzas y la contabilidad. Sistemas automatizados pueden detectar errores, generar informes financieros y realizar auditorías básicas sin intervención humana.

La IA va a tener efectos transformadores, eso está claro, pero ¿quién se va a beneficiar de esta transformación? Es probable que se provoque una polarización del mercado laboral que solo beneficie a los trabajadores de mayor formación y que impulse a la gente de ingresos medios hacia el extremo inferior. Los empleos que requieren menos formación técnica posiblemente serán los primeros en desaparecer, mientras que los nuevos puestos que surgirán necesitarán habilidades tecnológicas más avanzadas. Esta situación puede dejar atrás a millones de personas que no tengan acceso a una educación o capacitación actualizada y de nivel alto. Por lo tanto, los gobiernos y empresas deberán enfocarse en reentrenar a la fuerza laboral, fomentar la educación tecnológica desde edades tempranas y promover modelos de trabajo más flexibles y colaborativos entre humanos e IA.

A lo largo de la historia, la tecnología siempre ha generado temores y situaciones similares, y lo que ha sucedido a continuación ha sido siempre un cambio profundo en la naturaleza del propio trabajo. En lugar de realizar tareas mecánicas, los humanos del futuro probablemente se centrarán más en trabajos basados en la supervisión de sistemas automatizados, la toma de decisiones, la estrategia, el liderazgo y la empatía. El reto principal será dar sentido a nuestras actividades en un mundo donde muchas tareas que nos daban identidad y propósito serán realizadas por máquinas. El trabajo dejará de ser solo un medio para ganarse la vida, y pasará a ser una herramienta de expresión, conexión y realización personal.

En definitiva, el impacto de la inteligencia artificial en el mundo laboral será, a mi juicio, profundo, irreversible e inminente. Mientras unos empleos desaparecen, otros nacen. Pero el progreso nunca beneficia automáticamente a todos, se necesitan instituciones y regulación para que la prosperidad asociada a la IA no deje víctimas por el camino. Lo que está en juego no es solo el tipo de tareas que realizamos, sino la forma en que nos relacionamos con la tecnología y con nuestra propia humanidad. La historia de Tilly Norwood es una metáfora poderosa de este nuevo paradigma. No se trata de si la IA reemplazará a los humanos, sino de cómo conviviremos con ella en un futuro que, más que temer, debemos aprender a modelar.

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