Opinión | Sálvese quien pueda

Insistir, persistir y nunca desistir

Iara, en el centro, con amigas, en su lucha contra el cáncer.

Iara, en el centro, con amigas, en su lucha contra el cáncer. / FDV

¡Querida Iara Mantiñán Búa que ahora te reencuentro! ¿Es que siempre va a ser en lucha? ¿Te acuerdas aquel 2011 en que te recibí en Vigo: tú, novel periodista pero llena de brío e ideas claras y ya con un libro bajo el brazo de tu paso por Sudafrica? Cumplia yo 35 años de brega periodística entonces (¡y aun sigo, oh Dios mío! ) y sabía que repaldar ese bautizo literario tuyo, periodístico al fin y al cabo, era una cuestión de compromiso con los que empezaban. Era 2011 sí, a lo mejor me equivoco un año, pero tú ya venías bregada con ese libro urdido entre los recluidos en guetos, discriminados antes y después de la era Mandela por su color de piel, ni de negros ni blancos ni indios en Sudáfrica.

Recuerdo que cuando tras la presentación escribí mi primera columna sobre ti, titulé con la impresión que me habías dejado de tu estancia en Vigo, pensando en los periodistas jóvenes: nunca tan desperdiciados, nunca tan vampirizados. Creo que fue un año después, en junio de 2012, cuando me escribiste agobiada y con rabia contenida, desde el campo de refugiados palestino de Yenin. "¡Necesito tu ayuda!", decías, y allí te llamé para enterarme de que estabas trabajando en el Freedom Theater de ese lugar y de madrugada putos comandos israelíes habían secuestrado al director, Nabil al Raee. "¡Hay que difundirlo!", me decías.

Te tuve presente antes y después en artículos varios, pero te perdí de vista y ahora, 13 o 14 años más tarde de haberte conocido, te reencuentro por medio de mi colega Magis Iglesias, otra vez en lucha desatada pero en esta ocasión por tu propia vida. Entonces me enteré de que en Egipto, hace ya un puñado de años, sufriste los primeros síntomas de lo que hoy tiene un nombre nada halagüeño: Condrosarcoma Extraesquelético Moxoide ultrararo.

Me enteré hace solo unos días de eso y que tu periodismo de combate anterior lo habías redirigido hacia un periodismo oncológico que, por la poderosa repercusión que has creado en los medios aprovechando tus conocimientos en la materia, no solo ayuda a la investigación sino que normaliza ante los demás la enfermedad antes silenciada. Chats, videoblogs... Te has montado una asociación contra el sarcoma en Galicia; has conseguido, con increíbles arrestos tras haberte deshauciado aquí, que atendieran lo tuyo en otra comunidad autónoma con mayor especialización a donde llegaste por las bravas en una ambulancia; peleas porque todo español pueda elegir y ser atendido en cualquier servicio sanitario de España... Y, sobre todo, has levantado el grito: «Insistir, persistir y nunca desistir». Y así durante más de 10 años.

Escribes Iara Mantiñán en Google y sales por todas partes. Somos muchos los que te vemos cada día y sabemos de tu evolución en ese chat que muchos compartimos y que vibra con espíritu solidario. Somos menos los que sabemos de ese tsunami del cáncer, a veces hecho polvo, entre vómitos y mareos, esperanzas y desesperanzas... Iariña, cariño, ha sido un placer reencontrarte y aprender de ti, aquella periodista bisoña que llegó a mí hace 13 años.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents