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Mujeres fuera de serie

La voz cómplice con el mundo

Incansable creadora artística, madre de cinco hijos, feminista, solidaria y viajera. La cantante viguesa María Monsonís, mitad del mítico grupo Cómplices, repasa su apasionante trayectoria, que la llevó a lo más alto de la música pop en los 80. Tras años en Madrid, ahora disfruta de nuevo de Galicia e idea nuevos proyectos musicales y personales

La cantante María Monsonís, en el hórreo de su casa.

La cantante María Monsonís, en el hórreo de su casa. / MARTA G. BREA

Amaia Mauleón

Amaia Mauleón

Cinco perros reciben alegres al visitante en la casa de Gondomar de María y Teo. Tras ellos, acude la hija de la pareja, Maya, para abrir la puerta y calmar a los «peludillos». «¡Ya bajo!», saluda sonriente desde la ventana María.

Ella es María Monsonís, la mitad de Cómplices, el dúo que formó con su pareja, Teo Cardalda, y que triunfó en los 80 dentro y fuera de nuestras fronteras y que sigue hoy al pie del cañón con su música y casi un millón de oyentes mensuales en Spotify.

Un dúo irrepetible y que parece inseparable. Pero hoy miramos solo hacia ella, María: la voz femenina de canciones imprescindibles de toda una generación, la incansable creadora de nuevos proyectos artísticos, la madre de cinco hijos, la mujer solidaria siempre dispuesta a ayudar, la restauradora de casas. La viguesa del mundo.

Y es que María nació en Vigo pero se considera de muchas partes, algo que ya marcaban sus ricos orígenes. «Mi padre era valenciano y mi madre tenía antepasados franceses y andaluces», destaca. La sangre gallega procede de su abuela materna y tuvo mucha fuerza ya que la familia se instaló en la ciudad olívica, donde vivían en el centro y veraneaba en la casa de la abuela, en Canido.

La menor de cuatro hermanos y única chica recuerda la música como una presencia continua en su infancia. «Siempre cantábamos después de comer. Mi madre cantaba y bailaba flamenco y mis hermanos y yo cantábamos o tocábamos algún instrumento», describe. Su padre era empresario, «pero también un apasionado de la música; cuando llegaba de trabajar le esperábamos con ópera, zarzuela o música clásica».

María tocaba el violín y hacía ballet clásico y en el Colegio Las Acacias asegura que disfrutó también de un ambiente muy implicado en el arte y en la naturaleza.

La vocación de ayudar la sintió desde muy joven, siguiendo el ejemplo de su madre. «Ella iba por la calle Príncipe y se paraba sin dudar a ayudar a una persona y no era raro que llevara a casa a mujeres gitanas a darse una ducha. No tenía ningún remilgo con que le mancharan el coche o la ropa», asegura. Además, María tuvo la suerte de que sus padres la llevaran a muchos de los viajes que hacían. «Eso me abrió la mente», agradece.

María Monsonís en una imagen de cuando era niña

María Monsonís en una imagen de cuando era niña / Cedida

Ese espíritu la llevó a matricularse en Medicina en Santiago, ciudad en la que, además, tenía la motivación de seguir sus estudios de danza junto a Linda Morrison y de violín con Laura Quintillán, dos mujeres a las que admiraba enormemente. «Pero era imposible compaginar todo, por lo que al final decidí renunciar a la Medicina y opté por Enfermería. Nunca llegué a ejercer, pero los conocimientos me sirvieron en mis viajes por el mundo», apunta.

De Santiago, muy joven decidió dar el salto a Madrid para estudiar en la escuela de danza de Víctor Ullate. Pero, además, la inquieta y curiosa viguesa, completó su formación con dos años de Ciencias Políticas y estudios de fotografía, que se convirtió en otra de sus grandes pasiones.

Unas navidades que la joven estaba visitando a su familia en Vigo conoció a Teo y su vida inició un nuevo capítulo. «Al poco tiempo se presentó con la maleta en la buhardilla en la que yo vivía en Madrid y comenzó nuestra historia», resume sonriente.

En aquellos momentos Teo estaba en Golpes Bajos «pero ya decía que lo iba a dejar y producía para otros artistas como Amancio Prada o Martirio...». María recuerda cómo de forma muy natural comenzaron a componer juntos y, al poco tiempo, Teo empezó a fraguar la idea de formar el dúo. «Una discográfica se interesó por nosotros y casi sin darme cuenta ya estábamos firmando un contrato. Fue todo muy rápido y, de pronto, estábamos en el Palacio de los Deportes de Madrid ante toda la prensa», describe la artista.

Musica . Teo Cardalda y MARIA Monsolís. foto Magar 8/8/1992 .pj

María Monsolís y Teo Cardalda durante un concierto en Vigo en 1992 / Magar

La pareja puso sus reglas desde el principio: «Teníamos que divertirnos con lo que hacíamos y de todos los representantes que nos propusieron solo aceptamos uno que fuera muy humano y divertido: Emilio Santamaría, el hermano de Massiel, que además era nuestro amigo”.

María y Teo se casaron en Baiona. «Para mis padres al principio fue todo un shock, pero la verdad es que Teo les cayó en seguida muy bien y se tranquilizaron», explica.

María percibió en seguida el machismo en el entorno artístico. «He luchado contra gestos muy claros y otros más sutiles y he formado parte de juntas directivas de la SGAE y sentido claramente las desigualdades, pero nunca me he quedado callada», asegura, al tiempo que advierte que en la actualidad sigue existiendo esta lacra.

«Al saber que estaba embarazada me cancelaron un contrato que tenía con una marca de refrescos»

Una de las primeras veces que sintió la injusticia fue durante su primer embarazo. «Al saber que estaba embarazada me cancelaron un contrato que tenía con una marca de refrescos», critica.

Pero nada amilanó a la futura madre: «Estuve hasta los ocho meses y medio sobre el escenario», afirma.

Las multinacionales trataron de retrasar un nuevo embarazo, pero María se cansó porque nunca parecía ser un buen momento y, a los cuatro años del nacimiento del primogénito, Yago, le siguieron Daniel, Maya –que fue adoptada a los nueve meses en la India– Guido y Antón.

EFE -ANDRES BALLESTEROS-11/05/99-MADRID- EL DUO FORMADO POR TEO CARDALDA Y MARIA MONSONIS, "COMPLICES" DURANTE LA ACTUACION QUE OFRECIERON ESTA TARDE EN LA CASA DE GALICIA,DONDE RECOGIERON EL DISCO DE ORO POR LA VENTA DE MAS DE 70.000 EJEMPLARES DE SU ULTIMO ALBUM "COUSAS DE MEIGAS"

Cómplices en una actuación en Madrid en 1999 / Andres Ballesteros / EFE

«A mis cinco hijos les intenté educar en igualdad», asegura Monsonís, que confiesa que compaginar la crianza con su carrera artística fue muy duro. «Vomité muchas veces antes de salir al escenario por lo mal que me sentía por no estar en casa con ellos», confiesa. «Sabina se acuerda aún de verme cantando una nana por teléfono para calmar a alguno de ellos». Una señora gallega ayudó a María en casa y «cuando ya teníamos a los cinco, mis padres se mudaron a Madrid», añade.

«Al final, me doy cuenta de que me cuesta vivir sin el escenario y la verdad es que Teo y yo disfrutamos mucho haciendo música»

Además, durante un tiempo la viguesa decidió retirarse de los escenarios. «Necesitaba ese tiempo para respirar, volver a pintar y a la música clásica. Cómplices me había absorbido demasiado». Pero el receso fue breve. «Al final, me doy cuenta de que me cuesta vivir sin el escenario y la verdad es que Teo y yo disfrutamos mucho haciendo música», admite.

Los hijos de la pareja mamaron la música literalmente desde la cuna. «En nuestra casa de Torrelodones teníamos el estudio integrado, un piano en el salón, mesas de mezclas… y nos pasábamos tardes enteras todos allí, con la música merodeando, y fueron aprendiendo de manera autodidacta», ilustra Monsonís.

No es extraño que tres de ellos se dediquen actualmente a la música de manera profesional, aunque «siempre les dimos total libertad para elegir». El mayor, Yago, es batería del grupo Marlena y acaba de ganar un premio internacional por una banda sonora. El pequeño, Antón, triunfa en el rap con el nombre artístico de Baby Pantera, y el que se unió al clan musical más recientemente es Daniel, que dejó a un lado la abogacía para asomarse a otro estilo muy diferente: el reguetón.

El afán por ayudar es otro faro esencial en la vida de María. La idea de adoptar un hijo estaba en su corazón incluso antes de tener los biológicos. «Al principio Teo no estaba muy convencido, pero fue entendiendo mis razones y haciéndolas suyas. Fue un proceso largo hasta que me pusieron en contacto con la hermana María Maya, que me invitó a visitar el orfanato en el que, finalmente, logramos adoptar a Maya, que por eso lleva su nombre».

La relación de María con la India ha sido constante desde entonces y en numerosas ocasiones –algunas acompañada de sus hijos– ha vuelto a viajar al país para ayudar en catástrofes naturales, leproserías o en proyectos con mujeres en riesgo de exclusión. «Aprovechamos el mundo musical para organizar conciertos solidarios y la gente siempre se ha implicado mucho», agradece.

«Somos amigos y nos divertimos juntos. Por supuesto que tenemos peloteras, algunas muy gordas, pero nos gustamos y volvemos pronto a la normalidad»

Tras casi cuarenta años juntos. María y Teo se siguen mirando con una envidiable complicidad. «Somos amigos y nos divertimos juntos. Por supuesto que tenemos peloteras, algunas muy gordas, pero nos gustamos y volvemos pronto a la normalidad», cuenta. Pronto compartirán una nueva experiencia, la de ser abuelos. «Nuestro hijo vive en Filipinas, así que no podremos vernos mucho, pero estamos ilusionados», dice.

Couso (Gondomar). María Monsonís, artista y miembro del grupo musical Cómplices, junto a su pareja Teo Cardalda

María Monsonís, junto a su pareja Teo Cardalda, en su casa de Gondomar / Marta G. Brea

María y Teo regresaron a Galicia en 2020, con la excusa de la pandemia, aunque la idea les rondaba desde antes. «Hemos disfrutado mucho Madrid, pero ahora estamos muy bien aquí. Salimos a navegar, nos damos un baño en Cíes, cuidamos la huerta… Hacemos giras pequeñas y volvemos a nuestro refugio». Este verano han recorrido Galicia con un espectáculo basado en poemas de Valle Inclán ideado por María y próximamente iniciarán una gira por teatros de toda España como Cómplices, en formato íntimo.

Y a seguir soñando.

Las pioneras: Nina Simone, la voz indomable de la música

Simone durante un concierto en Morlaix, Francia, en mayo de 1982

Simone durante un concierto en Morlaix, Francia, en mayo de 1982 / Roland Godefroy

Nina Simone (Carolina del Norte, 1933 – Francia, 2003) fue una de las artistas más poderosas y singulares del siglo XX. Pianista prodigiosa formada en música clásica, transformó su talento en una voz rebelde que mezcló jazz, blues, soul y góspel con una intensidad única. En los años sesenta se convirtió en un referente del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos: su canción Mississippi Goddam fue una respuesta directa al asesinato de Medgar Evers y a la masacre de Birmingham, y To Be Young, Gifted and Black se convirtió en un himno de orgullo e identidad. Simone utilizó cada concierto como un acto político y cada nota como una declaración de libertad. Perseguida por su activismo y marcada por la injusticia racial, encontró refugio en Europa, donde actuó hasta su muerte.

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