Los viejos oficios: Ana María Martínez Gómez, orfebre
Joyas con arte
En su taller de Betanzos Ana María Martínez –Ana Rosetón– transforma la riqueza arquitectónica de Galicia –catedrales, monasterios e iglesias– en piezas de plata que combinan tradición, contemporaneidad y luminosidad, como la de los famosos rosetones que elabora

Ana María Martínez, en su taller de Betanzos / Ana Rosetón
Natural de la zona de la Torre de Hércules en A Coruña, Ana Martínez lleva toda una vida trabajando en el campo de la joyería artesana con un interés profundo por la memoria del patrimonio. Alrededor de donde creció había numerosos talleres en los que fue aprendiendo los entresijos de la orfebrería. Ella misma ejerció como maestra y, aunque elabora cualquier tipo de pieza, su labor ha sido premiada y reconocida por convertir el arte gallego en joya. Captura en plata la belleza de los rosetones, con los que empezó en 2004. Primero fue la iglesia de Santa María de Cambre y con el tiempo ha perfilado un catálogo que incluye los más importantes de Galicia. Colgantes, pendientes, medallones y anillos que brillan tanto como esos tragaluces románicos que iluminan las iglesias gallegas.
Es un trabajo lento y minucioso. Primero tiene que obtener información sobre el templo elegido, realizar fotografías, hacer el dibujo a mano y, finalmente, pasarlo al metal lo más detalladamente posible. Condensar el arte en un medallón es tarea laboriosa que realiza con ayuda de la antiquísima técnica a la cera perdida, un método de fundición de precisión para crear joyas complejas y detalladas. Así se obtienen obras de arte tangibles que lo mismo pueden ser de la iglesia de Santa María de Betanzos que de la catedral de Mondoñedo.
En la labor de Ana Martínez están los principales templos de Galicia. Desde Santo Estevo de Ribas de Miño a la catedral de Santiago, en la que reprodujo el rosetón de la antigua fachada y el del triforio del pórtico de la Gloria. Su maestría es conocida dentro y fuera de la geografía gallega y los encargos le llegan de cualquier punto. Ha hecho el rosetón de la catedral de Santa María de Plasencia y los pies alados del Hermes Trismegisto. Y allí se fue a fotografiar «in situ», porque «siempre hay detalles que analizar», dice.
Ana recibe encargos de particulares e instituciones y primeros premios como el del certamen Antón Fraguas en 1998 o el de Artesanía de Galicia en 2008, en el que fue finalista. También ha sabido proyectar sus creaciones en escenarios contemporáneos, como en la Pasarela Moda Norte de Santander, donde sus diseños captaron la atención del público.
Hablar de Ana Rosetón es hablar de una orfebre que convierte patrimonio en joya. Su trabajo puede verse en anaroseton.es.
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