Gallegas a la vanguardia

«La carrera no te define, vas dando forma a tu camino»

La farmacéutica ourensana Tamara Gómez Dacoba, especializada en nanotecnología busca nuevas terapias en el Instituto Koch para la Investigación Integral en Cáncer del MIT

Tamara Gómez, ante la cúpula del MIT, en Cambridge.

Tamara Gómez, ante la cúpula del MIT, en Cambridge.

Sandra Penelas

Sandra Penelas

Robert Langer, cofundador de Moderna e impulsor de las vacunas de ARN mensajero, tiene su laboratorio una planta más arriba. Y a tiro de piedra se encuentran otros centros de prestigio como el Broad Institute, líder mundial en genómica, o farmacéuticas como Pfizer y Sanofi. Tamara Gómez Dacoba (Xunqueira de Espadanedo, 1991) se mueve a diario en este ambiente único y «motivador», el del Instituto Koch para la Investigación Integral en Cáncer del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT).

Estudió Farmacia en Santiago y desarrolló una tesis sobre una potencial vacuna contra el VIH y el cáncer premiada por la Axencia Galega para a Xestión do Coñecemento en Saúde. Y en enero de 2021 se incorporaba como investigadora postdoctoral al grupo de Paula Hammond, donde ya había realizado una estancia anterior de 7 meses, especializado en la búsqueda de nuevos fármacos basados en nanomateriales poliméricos. «La primera vez me vine porque me había quedado la espinita de irme fuera y con mi familia bromeo que luego se me volvió a clavar otra. Pero tener la oportunidad de trabajar aquí es una experiencia a la que no podía ni quería decir que no. Todo lo que aprendes y las conexiones que haces están a otro nivel», celebra.

Tamara estudia diferentes tipos de nanopartículas para adaptarlas a aplicaciones terapéuticas: «Ahora me he enfocado más a enfermedades genéticas como la anemia patiforme y ciertos cánceres, además de intentar caracterizar mejor estos sistemas y tratar de predecir cómo se van a comportar una vez administrados».

Algunos de los proyectos son más básicos, pero otros, como el financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, buscan la aplicación a la práctica clínica o facilitar ese último paso. Una travesía que instituciones como el MIT pueden acortar gracias al ecosistema en el que se inscriben: «Estamos rodeados de otras universidades, hospitales y muchas farmacéuticas. Es un ambiente en el que se facilita la colaboración para que la ciencia llegue al paciente».

Gómez, en el laboratorio del Koch Institute for Integrative Cancer Research del MIT.

Gómez, en el laboratorio del Koch Institute for Integrative Cancer Research del MIT. / FDV

«Hay un camino muy largo, pero yo siempre intento tenerlo en mente, sus necesidades y cómo podemos mejorar su vida. Como farmacéutica, me gusta pensar en que puedo contribuir a ello de alguna manera. El objetivo es entender las barreras que deben sortear los fármacos para que lleguen dónde tienen que hacerlo, disminuir los efectos secundarios y buscar formas de producir que los hagan más accesibles».

Tamara se estrenó en un laboratorio durante el último año de carrera. También hizo unas prácticas en el hospital de Santiago que le «encantaron», pero después se decidió por un máster de investigación y desarrollo de medicamentos y se acabó quedando en la Universidad para hacer el doctorado en el grupo de Nanomedicina y Liberación de Fármacos (Nanobiofar) tutorizada por su líder, María José Alonso, una de las científicas de referencia en Galicia y España.

«Ya sabía que era conocida, pero me sorprendió el gran renombre que tiene en EE UU. Tiene muchos contactos aquí y es muy buena carta de presentación que ella te haya dirigido la tesis. Sus pupilos nos sentimos muy respaldados porque la ciencia que se hace en su laboratorio se reconoce como rigurosa. Nos ayuda a crear nuestra propia carrera», agradece.

Desde que está en el MIT vive situaciones que ni siquiera se habría imaginado hace años. «A Robert Langer me lo he cruzado en el ascensor y cuando tuve la oportunidad de dar una clase para estudiantes de carrera el coordinador era el nobel de Fisiología de 2002. También es muy interesante conocer a mucha gente que es capaz de coger lo que hace en el laboratorio y crear una start-up, algo en lo que España no estamos tan cultivados. Estar aquí es una oportunidad increíble y muy motivadora. Es una experiencia que te llena. También te hace sentir más humilde el estar rodeada de gente tan genial. Y, aunque a veces estos centros son supercompetitivos, mi experiencia no ha sido así. En mi laboratorio la gente colabora, ayuda e intenta darse la mano», destaca.

Tamara comparte esta etapa vital con su marido Rodrigo, también de Ourense. Boston es conocida como la ciudad más europea de EE UU y su ambiente es muy internacional: «Toda el área metropolitana está muy influenciada por la presencia de gente con orígenes muy diversos y de muchas empresas. Y nosotros estamos incluso en una burbuja dentro de una burbuja. Hemos hecho muy buenos amigos, pero aún así notas el choque cultural».

Tamara y su marido, Rodrigo, en un partido de la NBA viendo a los Celtics.

Tamara y su marido, Rodrigo, en un partido de la NBA viendo a los Celtics. / FDV

En su época de instituto le gustaban las ciencias –«Las matemáticas me encantaban» – y no creía que Medicina fuese para ella, así que decidió matricularse en Farmacia, una titulación todavía poco conocida en todas sus facetas, lamenta, y que le acabó encantando. Hoy trabaja en un laboratorio de ingeniería química en el que la mayoría de sus compañeros tienen un perfil tecnológico: «La carrera no te define, vas dando forma a tu camino con las asignaturas o las experiencias que eliges o incluso creando uno nuevo que nadie había hecho antes. Y, cada cierto tiempo, tienes un punto de inflexión».

Ella vivirá otro a finales de año cuando se acabe su contrato en el MIT. «Tendré que decidir si me quedo en el mundo académico o me paso a la industria. Tengo abiertas todas las puertas y todas las opciones. En EE UU o en Europa. Y obviamente la morriña siempre puede un poco y en algún momento estará bien poder volver», reconoce.

La ciencia estadounidense también vive su propio periodo de transición por los recortes de Trump cuyo impacto innegable aún está por ver: «Está habiendo reajustes que van a afectar significativamente en los próximos años».

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