El editor gallego de García Lorca

Henrique Alvarellos causa sensación en la Feria del Libro de Madrid con la presentación de «Sonetos del Amor Oscuro», facsímil del libro publicado de manera clandestina en 1983 en una insólita y polémica edición pirata que resurge ahora, con ejemplares totalmente fieles a los originales

Henrique Alvarellos, con ejemplares de libros y cuadernos lorquianos de su editorial.

Henrique Alvarellos, con ejemplares de libros y cuadernos lorquianos de su editorial. / Xoán Álvarez

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

«Difficult love. Spanish Publisher reprints groundbreaking book of Lorca’s homoerotic sonnets» («Amor difícil: una editorial española reedita el innovador libro de sonetos homoeróticos de Lorca»). Así titulaba el rotativo británico The Guardian una de las noticias más singulares emanadas de la recientemente celebrada Feria del Libro de Madrid: la publicación en facsímil de Sonetos del Amor Oscuro, que incluye los últimos once poemas de Federico García Lorca, escritos a principios del año 1936. Se trata de la reproducción exacta de un volumen publicado de manera clandestina en 1983 en una insólita y polémica edición no comercializada, de 250 ejemplares numerados, que se distribuyó de manera anónima entre un listado selecto de personalidades de la cultura española de entonces. En ella no figuraba el nombre del autor, tampoco se identificaban las citas de apertura, ni había referencia alguna a imprenta, editorial o promotores.

Detrás de esta peculiar iniciativa de rescate se encuentra Henrique Alvarellos, director de una pequeña editorial, con sede en Santiago, que lleva su apellido, fundada en Lugo por su padre, Enrique Alvarellos Iglesias, quien además de editor, fue músico, escritor y profesor de lenguas clásicas, un hombre polifacético, profundamente galleguista y propietario también de una de las mejores colecciones de España de máquinas de escribir antiguas.

Sonetos del Amor Oscuro es ya el cuarto libro, con Lorca de protagonista, que publica Alvarellos Editora, un idilio que hunde sus raíces en la admiración que Henrique siempre ha profesado por la poesía del escritor granadino, que se vio acrecentada cuando salieron a la luz los seis poemas escritos en gallego por Federico, fruto de sus estadías en tierras gallegas y el contacto con algunos de sus más destacados intelectuales de la época, pero también con su paisaje y paisanaje. «Tengo que confesar -admite Henrique- que, como gallego, ese conjunto de poemas fue lo que me llamó más la atención de su obra porque, a partir de ahí, inicié una investigación en la que fui descubriendo la apasionante conexión de Lorca con la cultura de Galicia».

Esa investigación germinó con la publicación (por supuesto en su propia editorial) de Federico García Lorca en Santiago de Compostela (2020), una crónica que arranca con la primera visita que, durante un viaje de estudios, García Lorca efectuó a la capital de Galicia en 1916, con sólo 18 años de edad. «Fue tal su fascinación -resalta Alvarellos- que regresaría, a Compostela y a otras ciudades gallegas como Vigo, tres veces más, todas ellas en 1932, bien como conferenciante, siempre como poeta y también como director de la compañía de teatro La Barraca». «En Santiago -continúa- García Lorca dio a conocer algunos de los versos inéditos de Poeta en Nueva York, dibujó, cantó y tocó el piano en Hotel Compostela, vivió una memorable noche teatral en la Praza da Quintana, lo retrataron los pintores Carlos Maside y Luís Seoane… Y Santiago fue el hogar editorial de Seis Poemas Galegos, la impagable ofrenda literaria que él tributó a la lengua de Galicia».

En 2017, estos seis poemas gallegos fueron publicados en facsímil por Alvarellos en una edición que reproduce fielmente uno de los contados ejemplares que se publicaron en 1935 por la editorial Nós, respetando el diseño, formato y papel originales, e incorporando, como un singular apéndice gráfico, las fotografías comentadas de García Lorca en Galicia, diez imágenes datadas entre 1916 y 1932 obtenidas en la tierra donde él se sentía «poeta gallego… poeta de alta hierba, de la lluvia alta y pausada».

Al año siguiente, 2018, la editorial vuelve a la carga con El gran viaje de estudios de García Lorca, una crónica íntegra de la citada excursión de estudios de 1916, anotada e ilustrada con 35 fotografías y documentos de época, que reúne los textos del compañero de clase y amigo de Lorca, Luis Mariscal, así como el propio cuaderno de viaje del futuro poeta (se cuenta que fue durante aquel viaje cuando Lorca tomó la decisión de ser escritor). El libro, una auténtica joya, cuenta como atractivo con la visión directa e íntima de Lorca, del que, relata Henrique, «reunimos sus cartas, plenas de entusiasmo; sus primeras prosas, que destilan emoción y hondura crítica, además de importantes fragmentos de su primer libro, Impresiones y paisajes y otros textos suyos referentes al viaje”.

A estas producciones, hay que añadir la Libreta lorquiana, ilustrada con dibujos realizados por el Federico García Lorca en Santiago de Compostela en mayo de 1932, que pertenecen a la Biblioteca del escritor, y amigo de Lorca, Carlos Martínez-Barbeito (A Coruña, 1913-1997) y permanecen hoy custodiados en el Archivo de la Biblioteca Provincial de la Diputación coruñesa.

Fueron cinco dibujos que Lorca incluyó como dedicatorias de sus libros en dos ejemplares para Martínez-Barbeito, uno de Canciones y otro de Romancero gitano. Según el propio receptor, el poeta andaluz realizó estos dibujos en mayo de 1932 en el vestíbulo del Hotel Compostela, utilizando dos plumas estilográficas prestadas por su amigo gallego.

Y es que García Lorca fue también un inspirado y original artista plástico. En sus dibujos compostelanos utiliza técnicas superrealistas y líneas delicadas, aparecen elementos florales, rostros bifaces, y en algunos de ellos sobrevuela la omnipresente idea de muerte y fracaso que define gran parte de su obra poética y dramática.

Sonetos del amor oscuro

Aunque los estudiosos de Lorca lo conocían desde hacía tiempo, sobre todo porque se había publicado en francés en 1980, los Sonetos del Amor Oscuro habían sido ocultados por la familia del poeta, que creía que sus versos torturados y sensuales mancillarían su legado y reavivarían viejos odios. Un año después de esa publicación clandestina, la familia del poeta consintió la publicación de todos los sonetos, aunque su decisión de compartirlos con el periódico conservador ABC suscitó algunas críticas, al igual que la negativa del periódico a utilizar la palabra «homosexual» en ninguna de sus noticias al respecto.

En declaraciones a The Guardian, el biógrafo de Lorca, Ian Gibson, que confiesa que fue uno de los 250 destinatarios originales de la tirada de 1983, jura que aún no sabe quién estaba detrás del librito rojo. Para el hispanista irlandés, hay comparaciones obvias entre estos sonetos de Lorca y la vida y obra de uno de los compatriotas de Gibson, Oscar Wilde. «Era el amor que no se atrevía a decir su nombre. Esa era la situación y estos sonetos son muy, muy íntimos. Tratan de forma bastante explícita sobre el amor homosexual y la angustia que conlleva. Está ahí, en el título de Amor Oscuro; es un amor difícil; es un esfuerzo por iluminar el otro lado que no se podía mostrar. Y son muy bonitos», afirma el hispanista británico.

Henrique Alvarellos coincide con Ian Gibson en que Sonetos del Amor Oscuro es la obra en la que, más explícitamente, Lorca muestra su homosexualidad, aunque, cierto es, en ninguno de los once poemas aparece esa palabra. A modo anecdótico, el editor comenta que «en la Feria del Libro de Madrid hubo mucha gente que me preguntó por los nombres concretos de a quienes se refiere Lorca en sus versos, pero eso es lo de menos, porque para mí, y así debe entenderse, los poemas de Lorca trascienden porque apelan a cualquier ser humano, hombre o mujer, si bien es cierto que en este caso es patente y muy evidente el sentimiento homoerótico del autor”.

Sobre la decisión de editar en facsimilar aquella edición pirata de 1983, Alvarellos comenta que «todo empezó cuando nos llegó un ejemplar de aquella edición clandestina a través de una persona que desea permanecer en el anonimato. Al recibirlo, consideré que el libro encajaba perfectamente en nuestra manera de editar: por una parte, por el espíritu lorquiano de nuestra editorial y, por otra, por nuestro amor por los libros insólitos, únicos… o raros. Quienes tenemos pequeñas editoriales acostumbramos a imprimir nuestra huella en los libros que publicamos, de tal manera que, en nuestro catálogo, están reflejadas nuestras inquietudes, y está claro que Lorca es uno de mis referentes poéticos desde hace muchos años. De hecho, como editor estuve aguardando hasta 2017, año en que sus derechos de autor pasaron a ser de dominio público, para abordar editorialmente algo que, como lector, tenía muy presente desde muchos años atrás».

«¿Ya tiene en mente algún otro proyecto lorquiano?», preguntamos al editor gallego de Lorca. «Pues -responde- es verdad que gracias a la publicación de estos libros se me han abierto muchas puertas del universo lorquiano, me están llegado «cosillas», propuestas, he ido incluso a pronunciar varias conferencias, una ellas en Granada, pero a mí lo que de verdad me interesa es conseguir que en el mundo se descubra la importancia de la conexión gallega de Federico García Lorca. Una conexión que empezó ya en sus primeros poemas, en los que se aprecia una influencia clarísima de Rosalía de Castro, al punto de que yo creo, aunque esta una opinión muy mía, que Federico se enamoró primero de Rosalía y después de Galicia o, si acaso, que fue la poesía de Rosalía la que le incitó a amar Galicia hasta pronunciar una de sus frases más celebradas aquí: «Yo soy un poeta gallego».

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