Entrevista | Natalia Seijo Psicóloga

«El estrés desencadena enfermedades psicosomáticas»

También está presente en un alto porcentaje de trastornos autoinmunes, según asegura la especialista. «Las emociones y la inflamación se regulan en el mismo lugar del cerebro, así que sí regulamos las primeras también regulamos las segundas», explica

Natalia Seijo estará el próximo viernes, 6 de junio, en Club FARO

Natalia Seijo estará el próximo viernes, 6 de junio, en Club FARO / FDV

Especialista en psicosomática y en trastornos alimentarios, la psicóloga gallega Natalia Seijo es una de las referentes en España de psicoterapia EMDR, tras ser pionera en aplicar este sistema en nuestro país y enseñar ahora a otros colegas a aplicar esta disciplina. Su experiencia clínica de más de dos décadas tratando pacientes con trastornos psicosomáticos y enfermedades autoinmunes la sitúa como una de las voces más autorizadas para hablar de la relación entre estrés, ansiedad o trauma con dolencias físicas. Lo explica en su primer libro, ‘El cuerpo tiene memoria’ (Penguin Random House), que ya va por su cuarta edición y ha sido traducido al portugués, ruso e italiano. Estará el próximo viernes, 6 de junio, en Club FARO, en una conferencia coloquio de entrada libre que se celebra en el museo MARCO a partir de las 20 horas.

– ¿Qué tienen que ver trastornos como los dolores de espalda, la dermatitis, la inflamación o los dolores de regla con nuestro estado psicológico?

– Somos un cuerpo y una mente y cuando ambos no se alinean de una manera adecuada, adaptativa y saludable es cuando empezamos a tener descompensaciones. Cuando todas aquella enfermedades o síntomas de enfermedad no tienen una explicación clara ni del médico es cuando podemos empezar a pensar que nuestro propio estado de ánimo, nuestro mundo emocional o los conflictos que tenemos a nivel externo nos pueden estar afectando también en el cuerpo.

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El cuerpo tiene memoria

Autora: Natalia Seijo

Editorial: Montena

Nº de páginas: 256 páginas

– ¿Detrás de toda enfermedad autoinmune hay siempre una relacionada con nuestra psique?

– Hay excepciones, no tiene por qué ser una condición sine qua non. Cuando trabajo con personas con enfermedades autoinmunes y tiro de su historia de vida y del presente tienen experiencias adversas que les han marcado, tienen un estrés crónico que está a largo plazo constantemente en sus vidas, viven en ambientes con mucha tensión; eso, sin duda, marca un patrón común en muchas de las personas con trastornos autoinmunes con las que yo trabajo. Así que mi respuesta a la pregunta sería: no sé si siempre, pero sí en un porcentaje muy elevado.

– ¿Cuánto suelen tardar en aparecer los síntomas físicos desde que se produce el acontecimiento psicológico que los desencadena?

– Por lo que me dicen los y las pacientes en la clínica, los trastornos se presentan como mínimo dos años después de haber sucedido el problema. También puede surgir que cinco años después de un duelo que tú nunca elaboraste te pasa algo en el presente lo suficientemente estresante para disparar lo que te ha pasado atrás.

– En el libro habla de emociones reprimidas, de apegos, de traumas de la infancia... ¿Qué emociones o hechos son los principales desencadenantes de los trastornos psicosomáticos?

– El principal desencadenante para los síntomas psicosomáticos es el estrés a largo plazo. La ira, el miedo y la tristeza te suele llevar a situaciones en las que el cuerpo llega un momento que no se sostiene. Y eso lleva al estrés, evidentemente.

– ¿Cómo afectan las llamadas heridas de la infancia?

– Son una de las experiencias de vida que se consideran adversas y que suelen tener de base todo ese estrés que acarreas después: la herida de abandono, la herida de injusticia, una herida de rechazo, de humillación,... Suelen ser la base de lo que luego desarrollamos en nuestra vida adulta con las relaciones más íntimas, con las relaciones sociales; se acaba repitiendo mucho de lo que vivimos atrás.

– ¿Todos tenemos esas «secuelas» de nuestra niñez o se suelen dar en entornos desestructurados?

– La mayoría de las personas acarrean una herida de infancia, aunque no todos venimos marcados por ella ni nos limita. Ya en los años 70 los que trabajaban en la terapia familiar decían que todos tenemos penita, lo que quiere decir que en mayor o menor medida traemos cosas de nuestra historia de vida.

– ¿En qué estado suelen llegar los pacientes psicosomáticos a la consulta del psicólogo?

– Mi experiencia es que muchas personas llegan 25 años después de haber estado dando vueltas a muchos médicos, tratamientos milagro y tratamientos no tan milagro. Llegan y dicen «vengo aquí porque me dicen que podría tener una base de algo que me pasó porque yo puedo más ni sé adónde ir». Otros hoy en día, afortunadamente, vienen derivados de médicos que ya les dicen «esta parte te la tienes que tratar más porque forma parte de la enfermedad», pero no es lo más habitual. También hay muchas personas que no vienen a la terapia porque se niegan a pensar que su síntoma pueda tener una base psicológica, por la idea de que si vienen al psicólogo acaban confirmando que es un trastorno o síntoma que se están inventando, como desgraciadamente se les dice en ocasiones. Muchos de esos juicios hacen que muchas personas se agarren a que lo que padecen es una enfermedad física y no se den la oportunidad de trabajar la parte psicológica de la dolencia. Es el caso de la fibromialgia, por ejemplo, y de otras enfermedades autoinmunes con una base psicológica importante.

– Habla de aprender a entender el mapa de las emociones y a descifrar emociones, sentimientos y estados de ánimo, ¿qué hay que saber de ese mapa?

– Hay que empezar por saber que el lugar en el cerebro donde se regula la inflamación se regulan también las emociones, con lo cual si regulamos las segundas, regulamos también la primera. Imagínate qué importante es esto para la fibromialgia, por ejemplo. El mapa que tenemos que entender, por ejemplo, que cuando nos enfadamos muchísimo y de una manera desproporcionada ante una situación a lo mejor esa ira te viene porque hay algo que en realidad te está doliendo, pero no eres consciente. Si tú supieras que en lugar de enfadarte lo que en realidad pasa es que te está dando pena lo que te están diciendo o que te está lastimando porque tienes la herida de rechazo en tu vida porque en casa nunca te daban la razón, sabes que eso no es enfado sino dolor. Eso es conocer cómo funciona el mapa de las emociones.

– Asegura que nos conocemos muy poco cuando en las últimas décadas se ha hablado mucho de la importancia de la educación emocional, ¿considera que es la gran asigntaura pendiente?

– Es la gran asignatura pendiente porque muchas veces el hecho de contactar con las emociones hace que muchas personas cambien. Hay personas que tienen miedo a ese cambio porque hoy en día ni las redes sociales ni la sociedad están en pro de mostrar unos valores, de mostrar una autenticidad. Hoy en día la sociedad está basada en los filtros que te pones en la cara, en el cuerpo, en la personalidad y en la vida. Eso hace que si tú te pones a conocerte y te expones a los demás, ya no juegas en el mismo equipo.

– ¿El proceso de aprender a conectar con las emociones es largo y complicado?

– Depende de las personas, las hay con más defensas psicológicas y otras vienen mucho más abiertas a ese proceso. Esa es la razón por la que escribí el libro: para ayudar a muchas personas a que puedan entender qué pueden trabajar y que entiendan el trabajo que pueden hacer en una psicoterapia.

– ¿Cómo funciona la terapia EMDR que emplea usted en consulta?

– Utilizo el EMDR como una integración del trabajo que yo hago en psicosomática. A través del EMDR podemos resolver esa herida de infancia, procesar cómo resolver esos traumas, transformarlos en recuerdos que ya no duelen y, por tanto, ya no provocan emociones que puedan dañar.

– Se realiza a través de movimientos oculares, lo cual resulta curioso.

– Los ojos son la entrada del trabajo que se hace después en el cerebro porque el movimiento ocular activar esas redes de memoria. Funciona todo a nivel neurofisiológico y puede sonar como una cosa rara, pero tiene una base científica que ha tenido que demostrarse mucho hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud la da como una opción de enfoque para el estrés postraumático.

«Mi diagnóstico de la salud mental de la sociedad es que estamos muy perdidos. Lo positivo es que estamos haciendo un trabajo enorme para encontrarnos. Y para encontrarnos tenemos que entendernos»

– ¿Cuánto se suele tardar en que desaparezca la sintomatología física?

– Normalmente al año y medio el síntoma empieza a remitir si la persona viene abierta a trabajar. Un paciente con lupus eritematososo que menciono en el libro tardó año y medio en dejar la medicación y una paciente de fibromialgia exactamente igual

– ¿Cómo ha afectado la pandemia a nuestra salud mental y cuál sería su diagnóstico del estado de la sociedad?

– Precisamente el libro surge por el rebrote tremendo de este tipo de enfermedades después del Covid. Los trastornos alimentarios aumentaron en 230,4% y afectan a muchos adolescentes, a través de los cuales vemos cómo está la salud mental de los adultos. Mi diagnóstico es que estamos muy perdidos; lo positivo es que estamos haciendo un trabajo enorme para encontrarnos. Y para encontrarnos tenemos que entendernos primero. Yo soy optimista.

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