La Ría de Vigo de Sebastião Salgado

El célebre fotógrafo y ecologista brasileño documentó con su cámara el trabajo en las conserveras, el marisqueo y la pesca en la bahía gallega en 1988, diez años antes de recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Reproducimos las diez imágenes realizadas para Vigovisións

El célebre fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, fallecido el pasado 23 de mayo en París, documentó con su cámara el trabajo en el sector pesquero de la Ría de Vigo en 1988, diez años antes de recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Vino a la ciudad gallega en dos ocasiones ese año: la primera invitado por el proyecto Vigovisións, enmarcado dentro de la Bienal de Fotografía, en el mes de julio; y la segunda, en octubre, para realizar fotos de mariscadoras que incluyó en su proyecto ‘Workers. An Archeology of the industrial age’ (’Trabajadores. Una arqueología de la era industrial’), plasmado en exposiciones por todo el mundo y en un libro de 400 páginas publicado en 1993 en el que Vigo es el único lugar de España que aparece, al lado de emplazamientos en países de cuatro continentes.

«A min deixoume gratamente sorprendido a capacidade de traballo que tiña, porque eu levábao ás oito ou nove da mañá ás conserveiras, recollíao sobre as dúas e pola tarde levabámolo a outro lugar a seguir traballando», recuerda Manuel Sendón, director junto a Xosé Luis Suárez Canal de la Bienal de Fotografía y del proyecto Vigovisións, por el que más de 50 fotógrafos de diversas partes del mundo dejaron su mirada de la ciudad olívica entre los años 1986 y 2000, imágenes que conforman una colección fotográfica propiedad del Concello de la que se realizó una exposición y un catálogo en el museo MARCO en el año 2003.

Salgado tenía 44 años cuando vino a Vigo. Aunque no tenía todavía la repercusión mediática que alcanzaría años más tarde cuando fundó su propia ONG, Terra, y fue nombrado embajador de UNICEF, ya gozaba de un gran prestigio por su trayectoria profesional, primero en las agencias Sygma y Gamma, y desde 1979 a 1994 en Magnum Photos. Había publicado también el libro ‘Otras Américas’ (1986), fruto de numerosos años de trabajo en Latinoamérica.

Cuando los organizadores del certamen de Vigo contactaron con él explicándoles las peculiaridades de la ciudad para que escogiese el aspecto que él prefería reflejar – «nunha época na que non había Internet e as comunicacións eran por correo ou fax», puntualiza Sendón –, Salgado enseguida se interesó por el mundo de la pesca. «Comentounos que estaba nun proxecto que se chamaba ‘Traballadores’ e que pretendía fotografar xente arredor de todo o mundo que estivera en traballos a punto de desaparecer pola robótica e a informática», relata Sendón.

Durante la semana que estuvo en Vigo, el fotógrafo sociodocumental se interesó por mostrar su trabajo a colegas de profesión. «Un día ás nove da noite díxome se habería alguén en Vigo que quixera quedar para comentar as súas fotografías; como era xullo e a maioría da xente andaba por aí adiante, intentei localizar aos que estaban aquí e despois de cear viñeron á miña casa, recordo que un deles era Delmi Álvarez», narra Sendón.

Aunque su padre era gallego, Salgado no mostró el interés que sí compartieron otros invitados a diferentes ediciones del certamen de origen gallego por conocer diferentes aspectos de su tierra de ascendencia. «El estaba totalmente centrado no traballo que viña a facer; de feito recordo cando quixo embarcarse nun pesqueiro que nos costou conseguir a autorización para que o aceptasen subir a bordo», comenta Sendón.

Habituado al trato con las personas en diferentes ambientes para sacar de ellos lo que quería plasmar en la imagen, Salgado se manejó perfectamente con las personas a las que fotografió utilizando su idioma natal y el castellano, lengua que dominaba, además del francés y el inglés. «Era unha persoa moi humana, nada divo, non establecía barreiras cos demais», expresa Sendón.

El resultado de esos días de trabajo en julio de 1988 es una decena de imágenes que muestran diferentes escenas del trabajo en las conserveras y en la pesca de bajura gallegas. De las que realizó en octubre de ese mismo año, seleccionó seis para su libro ‘Trabajadores’ y las introdujo con el siguiente texto:

«La principal actividad económica de Galicia es la pesca, y el puerto de Vigo es el principal puerto pesquero de Europa. Sin embargo, en los últimos años, la pesca artesanal y familiar ha disminuido. Los peces que antes se encontraban cerca de la costa (ostras y almejas) han comenzado una marcada retirada de la costa gallega, debido principalmente a la creciente contaminación en las enormes rías, ensenadas profundas ricas en todo tipo de vida marina. La sobrepesca también podría contribuir a esta disminución».

«Aunque las miles de familias de pescadores en Galicia están disminuyendo, la pesca a mayor escala ha seguido desarrollándose, y Vigo es ahora el puerto base de una flota internacional que extiende sus aguas pesqueras hasta Groenlandia. La pesca a gran escala, junto con las operaciones familiares más pequeñas, suministran pescado a las industrias locales de procesamiento».

S/T. Escenas del trabajo en una conservera, 1988

S/T. Escenas del trabajo en una conservera, 1988 / Sebastião Salgado/Proxecto Vigovisións. Colección fotográfica municipal Concello de Vigo

Comentó también cada una de las escenas que captó con su cámara: la revisión de redes de un barco sardinero al acabar la jornada, el regreso a puerto de un barco con sus capturas de pulpo, una vista de las bateas flotando sobre la ría – de la que dejo escrito: «La industria del mejillón es unas parte importante de la industria pesquera mundial en Galicia, Ciento de cuerdas, de aproximadamente diez metros de largo, están unidas a las bateas, islas flotantes de las que hay miles. Pequeños mejillones crecerán en estas cuerdas para ser cosechados la siguiente temporada»– y un par de escenas de mariscadores en plena faena publicadas a doble página. La primera de ellas muestra decenas de embarcaciones con mariscadores a bordo y va acompañada del siguiente texto: «Según los pescadores, que utilizan pértigas para rastrillar el fondo del mar en busca de mariscos, se ha producido una marcada reducción en el número de crustáceos. Una de las razones es que la población costera (275.600 habitantes solo en Vigo) es responsable de las grandes cantidades de aguas residuales y agua contaminada que se vierten a la ría. Además, las autoridades no pueden controlar la pesca nocturna durante los períodos fuera de temporada, cuando el marisco aún no está completamente desarrollado y la pesca está prohibida». La segunda imagen es una estampa de mariscadoras a pie de playa, con su característico atuendo y las posturas habituales cuando recogen marisco en la orilla. Sobre esa fotografía comenta: «Durante los días posteriores a la apertura de la temporada de marisqueo en octubre, cientos de mujeres se adentran en la Ría de Vigo a recolectar marisco durante la marea baja. Estas mujeres son esposas de pescadores o trabajadoras con bajos ingresos. El marisco rara vez se consume y se vende con fines industriales».

Tras su proyecto sobre trabajadores, realizó otros sobre las duras condiciones a las que se enfrentaban los mineros de Serra Pelada, en Brasil, sobre movimientos migratorios mundiales (‘Exodos’), el medio ambiente (’Terra’), la hambruna en Etiopía, la selva amazónica y las comunidades indígenas, la relación del ser humano con la naturaleza (’Génesis’, proyecto cuya exhibición itinerante estuvo en diversas localidades de Galicia entre 2017 y 2020).

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