Gallegos a la vanguardia
«La bioarqueología es como un microscopio que te lleva al pasado»
El compostelano Patxi Pérez Ramallo, investigador en la Universidad Libre de Bruselas y autor de hallazgos con repercusión mundial como la autentificación de la tumba del obispo Teodomiro, aspira a retornar a Galicia para consolidar su trabajo en torno al Camino

El historiador y arqueólogo Patxi Pérez Ramallo, en la NTNU, ante un equipo de carbono 14.
«Soy de Santiago y trotamundos». El historiador y arqueólogo Patxi Pérez Ramallo (1988) bromea a menudo con la idea de que él ha hecho el Camino «al revés». Se ha mudado diez veces de país en la última década y ahora busca la manera de regresar. Quiere estabilizarse en Galicia con la línea de investigación que abrió con su tesis sobre la necrópolis de la Catedral y que ha aportado fascinantes hallazgos sobre uno de los principales centros de peregrinación del mundo. Entre ellos, la identificación de los restos del obispo Teodomiro, que salió a la luz en 2024 generando una enorme repercusión en todo el mundo. A modo de «detective» ha utilizado análisis osteológicos, de isótopos estables, ADN y datación de carbono para reconstruir la procedencia de los peregrinos y del propio Teodomiro, estudios que en su mayoría ha podido llevar a cabo gracias al apoyo de prestigiosas instituciones extranjeras como el Max Planck de Alemania o las universidades de Oxford y Estocolmo.
«Mi línea sigue viva y quiero seguir haciendo cosas, pero por ahora he tenido que coger la maleta y trabajar en otros proyectos para tener un salario. Si consiguiese una beca y más estabilidad podría empezar a hacer algo grande con el Camino de Santiago como centro de todo. Tengo esa esperanza porque todavía queda mucho, mucho, mucho por hacer en la propia Compostela, a lo largo de las distintas vías y saltando la frontera», asegura.
Licenciado en Historia con especialidad en Arqueología, Hª Medieval y Prehistoria en la USC, Patxi realizó un máster en Ciencias Arqueológicas en Bradford (Reino Unido) y se doctoró en Análisis Forense en la Universidad del País Vasco con una beca de la Caixa. La temática de su tesis sobre el origen y el desarrollo del Camino, que recibió varios premios y durante la que también realizó estancias en el Instituto Max Planck de Geoantropología y en Oxford, surgió de sus conversaciones con peregrinos mientras trabajaba en el museo de la Catedral.
Regresó a Alemania como investigador postdoctoral, después se fue a la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), y desde hace solo un mes, trabaja en la Universidad Libre de Bruselas, donde forma parte de un proyecto sobre el origen y evolución de las ciudades medievales.
Sigue vinculado al Max Planck y colaborando con muchas instituciones en estudios arqueológicos que profundizan en distintas etapas históricas y en muy diferentes ubicaciones del planeta, desde Armenia a África, pasando por México y Ecuador.
El año pasado la revista Nature publicó un estudio genético internacional que reveló curiosidades sobre los rituales infantiles de la civilización maya en Chichén Itzá. Los niños eran sacrificados en parejas y entre ellos existía un parentesco, incluso había gemelos. Los análisis de isótopos de Patxi revelaron que procedían de distintos estratos sociales de toda la región bajo la influencia maya: «No ocurría como en los sacrificios incas, donde solían pertenecer a estatus bajos y después los aupaban artificialmente».
Es un ejemplo de lo que pueden aportar las técnicas de bioarqueología que domina el compostelano y que, durante su estancia en Noruega, no solo aplicó al estudio de su prehistoria sino que también le llevaron a trabajar como asesor de la Policía forense en la resolución de crímenes. «Tienes una serie de pistas y, con estos análisis, vas montando el puzle. Como un microscopio que te lleva el pasado. Y es muy emocionante cuando las unes todas y empiezas a entenderlo. Este romanticismo es el que te hace aguantar el tener que estar cogiendo la maleta continuamente», reconoce.
«Cada vez hay más especialistas en estas técnicas en grandes centros. Vivimos una revolución científica en el ámbito de la arqueología muy grande que ahora va a tener un segundo impulso con la inteligencia artificial. Nos ayudará a ser más productivos y a que los análisis sean menos costosos y de mayor calidad. Asistiremos a un cambio muy grande», comenta.

Patxi Pérez, en el proceso de trabajo de una investigación. / FDV
Sus pesquisas comienzan con los análisis osteológicos (estudios de huesos), que ya aportan muchas pistas, el ADN permite concretar el perfil del individuo y los análisis de isótopos van más allá, revelando desde la dieta hasta su procedencia. Así ocurrió con las personas enterradas en la necrópolis de la Catedral durante tres siglos tras el descubrimiento de la tumba del Apóstol. «Más de la mitad eran foráneos, al principio, del centro-sur de la Península, después del norte y luego también del sur de Francia e Italia. Santiago fue construida a base de inmigrantes», apunta.
Precisamente, el estudio liderado por Patxi sobre el obispo Teodomiro no solo determinó que los restos hallados bajo la Catedral en 1955 pertenecen al personaje sobre el que se construyó la leyenda del descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago. También confirmó que procedía de una localidad del entorno de Santiago pero más cercana a la costa, Iria Flavia, además de sugerir una ascendencia norteafricana.
Sobre la posibilidad de investigar la tumba del Apóstol, Patxi recuerda que solo «la autorización directa del Papa» puede abrirla: «Lo que sí está claro es que hay una necrópolis romana y que ese espacio se abandona hasta el siglo IX, cuando Teodomiro tiene la revelación y supuestamente la descubre».
La constatación científica de que los restos pertenecen al obispo de Iria Flavia tuvo una enorme repercusión. «Fue un orgullo que tuviese tanto impacto en un mundo como el actual que es un bombardeo continuo de noticias. Teodomiro era leyenda, incluso se pensaba que no había existido. En la Edad Media les encantaba adornar pero nuestro estudio demuestra que hay una autenticidad. Eso es lo fascinante de este trabajo».

Patxi trabajando en la Catedral de Santiago. / FDV
En otras ocasiones, le ha permitido romper sus propios estereotipos sobre la Edad Media, como el hallazgo de peregrinas en Navarra y Aragón entre los siglos XI y XV: «Analicé más de 80 individuos y la mitad eran mujeres. La diferencia es que ellas para poder romper todas las barreras sociales tenían un estatus social o económico alto. Y eso les permitía hacer este viaje, que era una autentica aventura».
Patxi celebra que la arqueología resulte tan atractiva y que sus artículos científicos sobre Teodomiro o la Catedral tengan muchos lectores que no pertenecen al mundo académico. Para él es una manera de devolver a los ciudadanos la inversión que realizan a través de sus impuestos: «Hace mucho que el Camino dejó de ser solo un fenómeno religioso, también lo es cultural, económico y turístico. Y estoy deseando poder hacer publicaciones más divulgativas».
Suscríbete para seguir leyendo
- El caso de los asesinatos de cuatro hermanas gallegas
- «Opero unos mil tumores de pulmón al año»
- Luca, el “terremoto” de los circuitos gallegos
- El legado de Eduardo Barreiros
- Tesoros forestales para (no) perderse en otoño
- «Ramsay llega tarde, la carne gallega lleva tiempo siendo la mejor del mundo»
- Los Quesada Legido, una saga de artistas
- Figueroa, de Redondela a la élite mundial del adiestramiento canino
