Mujeres fuera de serie

La ingeniera que excava hacia la igualdad

Elena Alonso, directora de la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía de la Universidad de Vigo, lleva más de treinta años dando visibilidad a unos estudios que van mucho más allá de la minería y que quieren atraer también a las mujeres.

Elena Alonso, esta semana en las instalaciones de la facultad

Elena Alonso, esta semana en las instalaciones de la facultad / Pablo Hernández Gamarra

Amaia Mauleón

Amaia Mauleón

Los estereotipos nos llevan a la mayor parte de las personas ajenas a este ámbito a vincular a los ingenieros de minas exclusivamente con la minería y a pensar, casi siempre, en una profesión en masculino. Muy lejos de eso, Elena Alonso nos dibuja la apasionante labor de estos ingenieros, que abarca además las especialidades de recursos energéticos y materiales y que, tal y como ella misma representa, cuenta con mujeres trabajando en este ámbito.

Esta ovetense, afincada desde hace más de 30 años en Vigo, es la directora de la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía de la universidad olívica, la única en Galicia que imparte esta carrera, y es una convencida defensora de la valía de estos estudios y de la necesidad de acercarlos a la ciudadanía y avanzar en la construcción de valores igualitarios.

Elena confiesa que ella llegó a este terreno casi de casualidad. Su madre, Manolita, trabajaba como maestra, una de aquellas primeras mujeres que se incorporaron a la vida laboral. Opositó muy joven y su primer destino fue la escuela unitaria de una pequeña aldea de Asturias, cerca de los Picos de Europa. Allí conoció a su padre, Juan, y vivieron durante doce años. “Mi padre era de una familia de agricultores y ganaderos, aunque también su padre era maestro. Él no terminó la carrera, trabajaba en un banco, pero tengo claro que habría sido un magnífico ingeniero porque era muy habilidoso con la mecánica y, sobre todo, muy ocurrente”, describe su hija. Apasionado de las grandes obras de la ingeniería, desde el Canal de Panamá al túnel del Mont Blanc, era él quien fomentaba en sus cuatro hijos la curiosidad sobre estos temas y el valor de resolver problemas. Y su madre fue la que les inculcó, sobre todo a sus hijas, “la importancia de que fuéramos independientes económicamente”.

Cuando el hermano mayor empezó el instituto, la familia se mudó a Oviedo, y allí es donde nació Elena, la menor de todos. Pero cada fin de semana volvían a la aldea, algo que la ingeniera valora especialmente de su niñez. “El contacto con la naturaleza y el sentido de comunidad que hay en los pueblos pequeños me marcaron muy positivamente”, asegura.

Elena era una buena estudiante -“algo que en casa era prioritario”- y decidió estudiar ciencias animada por los buenos profesores que tuvo en estas materias en su colegio. “Recuerdo especialmente a una muy buena maestra, que era química, y siempre percibí con total normalidad que una mujer se dedicara a la ciencia”, afirma. Pero, además, la ingeniera resalta que sus padres apoyaron en igualdad a los cuatro hermanos, dos hombres y dos mujeres, en lo que eligieron, y “nos trasladaron que teníamos las mismas capacidades y nos dieron a los cuatro las mismas oportunidades”. Sus dos hermanos mayores estudiaron medicina y Elena eligió ingeniería, aunque la especialidad fue “un poco de rebote”. “Mi idea inicial era estudiar ingeniería agrónoma o civil, pero como el primer curso era común para todas las ingenierías y en Oviedo había ingeniería de Minas, mis padres decidieron, lógicamente, que empezara allí. Para el segundo curso ya estaba muy contenta en minas y decidí quedarme”, relata.

Y así comenzó su andadura en este mundo que, advierte, “desde el principio me enganchó”. La ingeniera insiste en desterrar los mitos sobre unos estudios que “la ciudadanía identifica solo con la minería, pero son mucho más amplios y abren al profesional numerosas posibilidades relacionadas con las energías y los materiales”.

La asturiana llegó a Vigo en 1995, al poco de nacer la escuela de Ingeniería de Minas -era la tercera de España, tras Madrid y Oviedo- y precisaba de profesores especializados. “Me atraía empezar este proyecto desde cero y, aunque supuso mucho trabajo porque al mismo tiempo yo estaba realizando mi tesis doctoral, me pareció estimulante y muy entiquecedor formar parte de ello”, explica. Nunca se arrepintió y agradece “el cariño que sentí desde el principio de Galicia y los gallegos”.

Elena Alonso realiza sesiones formativas en institutos y centros de FP para dar visibilidad a los estudios

Elena Alonso realiza sesiones formativas en institutos y centros de FP para dar visibilidad a los estudios de la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía / FDV

Presentó la tesis con premio extraordinario y sacó su plaza de titular en 2007. Pero, además, la ingeniera quiso seguir avanzando y se adentró en la gestión académica. Su primer cargo fue de secretaria de departamento y, después, accedió a la dirección del Área de Estudios de Posgrado, precisamente en el momento en que había que realizar la compleja adaptación de los estudios universitarios al Espacio Europeo de Educación Superior. Y a esta nueva misión se sumó otra no menos importante: el nacimiento de su hija Ana. “Justo cuando nació asumí este cargo y realmente pude hacerlo porque mi marido, que también es ingeniero y profesor de universidad, se encargó mayormente la crianza, lo que pesó en su carrera igual que habría pesado en la mía”, agradece.

Tras aquella experiencia, de la que Elena asegura que aprendió mucho, la ingeniera asumió, en 2018, la dirección de la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía de Vigo, puesto en el que ya está finalizando su segundo mandato. “Estoy satisfecha por las cosas que conseguimos y, sobre todo, por el trabajo que seguimos haciendo para dar visibilidad a estos estudios. Visitamos prácticamente todas las semanas institutos y centros de FP para contarlo y acabar con esa percepción negativa que algunos puedan seguir teniendo y, sobre todo, resaltar que formamos a ingenieros e ingenieras, por eso insisto tanto en visibilizar esa palabra y también “energía”, dado que el centro se conoce coloquialmente como “Escuela de Minas” y creo que puede inducir a error”, expone la directora.

Elena Alonso, directora de la Escola de Enxeñaría de Minas, durante la Olimpiada de Energía de España.

Elena Alonso, directora de la Escola de Enxeñaría de Minas, durante la Olimpiada de Energía de España. / FDV

Otro de sus proyectos en esta línea fue la organización de la primera Olimpiada de Energía de España, que celebraron el pasado mes y contó con la financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). Todo un éxito que, esperan, tenga continuidad.

En esta olimpiada, la Escuela dio especial importancia a destacar el papel de las mujeres en el ámbito de la energía, algo en lo que trabajan desde hace años y por lo que obtuvieron en 2022 el Distintivo de Igualdad, la primera ingeniería en lograrlo. “La profesora Teresa Rivas fue quien empezó a trabajar en la Escuela en temas de igualdad, aspecto que ahora ya es irrenunciable para el centro”.

“El mejor referente que podemos dar a las jóvenes es el de mujeres que estamos actualmente trabajando en este sector con normalidad"

La escuela realiza numerosas actividades de sensibilización y jornadas sobre el papel de las mujeres en la ingeniería de minas. “El mejor referente que podemos dar a las jóvenes es el de mujeres que estamos actualmente trabajando en este sector con normalidad. Y además que vean que hacemos un trabajo necesario, que tiene un alto valor social y que está muy relacionado con el medio ambiente”, apunta.

Elena junto a su equipo en 2023

Elena junto a su equipo en 2023 / FDV

Cuando Elena estudiaba, aproximadamente un 20% del alumnado eran mujeres, un porcentaje que actualmente no ha subido mucho, pero en aquellos momentos el profesorado eran todo hombres y actualmente está casi igualado. “También en los órganos de gobierno se intenta garantizar la paridad. En nuestro caso, en el equipo directivo somos tres mujeres y dos hombres”, apunta. “Lo importante es que demos seguridad a las jóvenes, que tengan un entorno de apoyo, y que sepan que pueden”, considera.

Elena realmente nunca ha dejado de estudiar. De hecho, afirma que disfruta mucho siendo alumna. Y de temas de lo más variado. “Ahora estoy estudiando música, pero he ido a clases de costura, huerta urbana, cocina… Y me apasionan la lectura y la música. ¡Que nadie piense que los ingenieros sólo pensamos en temas de ingeniería!”, reivindica riendo.

Las pioneras: Nora Stanton, ingeniera y sufragista

Nora Stanton

Nora Stanton / FDV

Nora Stanton (Inglaterra, 1883-EE UU, 1971) fue una de las primeras mujeres en obtener una licenciatura en Ingeniería Civil de la Universidad Cornell. Hija de la sufragista Harriot Stanton Blatch y nieta de la histórica Elizabeth Cady Stanton, heredó de ellas sus valores feministas.

Inició su vida profesional en la American Bridge Company y fue la primera mujer que ingresó en la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles, aunque se le negó el ascenso a miembro asociado únicamente por su género. Nora, fiel a sus valores, demandó a la asociación por negarle este derecho cuando cumplía con todos los requisitos. Al final, no se la escuchó y ninguna mujer más, durante una década, logró entrar en dicha asociación.

Sin frenarse ante nada, continuó trabajando para conseguir la paz y la igualdad de derechos para las mujeres. En 1944 escribió el libro «La paz mundial a través de un Parlamento Popular» y trabajó como desarrolladora y activista política hasta su muerte en Connecticut (EEUU) en 1971.

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