Gallegos a la vanguardia

«Desde niño me gustaba cualquier cosa que volara»

El ourensano Pablo Domínguez Fernández trabaja como ingeniero de diseño en Airbus Helicopters, en Alemania

El ingeniero ourensano Pablo Domínguez, en el casco histórico de Augsburgo.

El ingeniero ourensano Pablo Domínguez, en el casco histórico de Augsburgo. / FDV

Sandra Penelas

Sandra Penelas

Heredó la pasión por los aviones de su padre, aficionado al aeromodelismo y al que toda la familia acompañaba a las competiciones, y ya no dejó nunca de mirar al cielo. Incluso recuerda entre risas que ganó un concurso infantil de la Xunta dibujando una aeronave. Alumno de la primera promoción de Ingeniería Aeroespacial de la UVigo, Pablo Domínguez Fernández (Ourense, 1998) trabaja desde hace algo más de un año en Airbus Helicopters: «Desde niño, me gustaba cualquier cosa que volara y, si quieres progresar en este ámbito, estoy en una de las empresas de referencia. Llegar aquí fue un cúmulo de perseverancia y suerte y estoy muy contento».

Airbus Helicopters lidera el mercado mundial, sus aeronaves son claves en misiones civiles, policiales y militares en todo el mundo –dos de sus modelos ayudaron en las recientes inundaciones de Valencia– y durante el año pasado firmó contratos con clientes en 42 países.

Pablo, que completó su formación con un máster en Ingeniería Aeronáutica en la Politécnica de Valencia, es ingeniero de diseño de fuselaje en el departamento de plataformas ya diseñadas o en producción.

El ingeniero ourensano Pablo Domínguez, en el casco histórico de Augsburgo

El ingeniero ourensano Pablo Domínguez, en el casco histórico de Augsburgo / FDV

«Nos dedicamos a resolver los problemas de diseño que se detectan e incluso también a plantear algunas modernizaciones dentro de programas un poco más profundos. Cada helicóptero tiene muchas variantes o submodificaciones y, a veces, encontrar soluciones requiere creatividad. Es verdad que una parte del trabajo es muy mecánico, metódico e incluso burocrático pero también hay otros momentos en los que te sientas con otros ingenieros a tomar decisiones de verdad y eso es muy estimulante», subraya.

Trabaja habitualmente con los modelos H135 y H145, a los que en breve se añadirá la nueva aeronave de la compañía, el H140. Dentro de su equipo de diseño, integrado por casi medio centenar de profesionales, pertenece a la división civil, pero hay helicópteros que también cuentan con una versión militar, por lo que también acaban participando en algunos de esos proyectos.

La sede de Donauwörth suma una plantilla de alrededor de 6.000 personas, entre ellas, muchos españoles: «No es de las más grandes, pero aquí hay producción, mantenimiento y diseño. Y ver cómo se fabrican los helicópteros y superan los test es inspirador. También trabajamos con mucha seguridad. No puedes acceder a la planta de producción con ningún objeto que se te pueda caer y causar algún problema, desde un piercing a la tarjeta de entrada. Y en el diseño todo está firmado por varias personas. Hay bastante redundancia».

El ingeniero ourensano confía en dar el salto en algún momento a los aviones, pero por ahora prefiere ir «paso a paso». «Estoy en un punto en el que debo encaminar lo que será el resto de mi proyecto de vida, pero por ahora no sé si quiero hacerlo en Alemania o en España», reconoce.

Lo que sí tiene claro es que la formación recibida en la UVigo es «excelente» y por eso participó encantado en el foro de antiguos alumnos celebrado hace unas semanas en la Escuela de Ingeniería Aeronáutica de Ourense. La presencia de graduados en compañías como Airbus o la Agencia Espacial Europea (ESA) evidencia que sus currículos son bien valorados dentro y fuera de nuestro país.

"Formarte en la universidad pública española supone un plus y la UVIGO ha dado la talla. Tienes que rendir, pero cuentas con un soporte de conocimiento que te da seguridad"

«Cuando llegué a Alemania me di cuenta de que formarte en la universidad pública española supone un plus y, desde luego, la UVigo ha dado la talla y estoy seguro de que será mejor con el tiempo. Hay cierto complejo o menosprecio porque es la que tenemos cerca pero no está sustentado en nada. Al final, tienes que rendir, pero cuentas con un soporte de conocimiento que te da seguridad», destaca.

Pablo se define como una persona «muy curiosa» y eso le ha llevado a matricularse en Filosofía por la UNED. «Es puro hobby. Siempre me gustó conocer y estudiar. Uno de los motivos por los que también estudié una ingeniería fue para entender cómo funciona el mundo y por qué vuelan los aviones. Y resolviendo esas preguntas te encuentras con otras más existencialistas. Pueden parecer gustos contrapuestos, pero mi lema es que cada uno debe perseguir lo que le gusta para sentirse realizado porque solo hay una vida», defiende.

"Mi vida en Alemania es muy parecida a la que tenía en España, pero con ciertas ventajas como un salario que te aporta más versatilidad y flexibilidad"

Esa curiosidad fue también la que le llevó a cursar el último año de máster como «erasmus» en Darmstadt «para conocer otras culturas y formas de trabajar» y después a Airbus. Vive con su gato Lucas en Augsburgo, a media hora en tren del trabajo, y asegura que la ciudad le recuerda a Galicia. «Aquí también llueve mucho y hace mal tiempo. Puede parecer raro pero a mí es lo que me gusta de nuestro clima. Mi vida en Alemania es muy parecida a la que tenía en España, pero con ciertas ventajas como un salario que te aporta más versatilidad y flexibilidad», reconoce.

También encuentra otra gran y no desdeñable diferencia: «No recuerdo cuánto extraño la comida hasta que voy a Galicia y la pruebo otra vez. Alemania tiene sus platos ricos, pero no hay nada como un pulpo a la gallega o las albóndigas de mi madre». 

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