Gitanos gallegos: seis siglos de legado

En la celebración del 600 aniversario de la llegada del pueblo gitano a España nos acercamos al colectivo integrado por unas trece mil personas en Galicia. Son herederos de la tradición de una cultura poco conocida y miembros a un minoría étnica históricamente discriminada y excluida

Montaje con Nahir Jiménez, estudiante universitaria de publicidad, y Francisco Javier Jiménez, abogado y técnico de Igualdad de FSC Galicia, delante de la bandera gitana

Montaje con Nahir Jiménez, estudiante universitaria de publicidad, y Francisco Javier Jiménez, abogado y técnico de Igualdad de FSC Galicia, delante de la bandera gitana / Marta G. Brea / Xoán Álvarez / FDV

El 12 de enero de 1425 Alfonso V de Aragón otorgó un salvoconducto para que un grupo de gitanos con intención de peregrinar a Santiago de Compostela pudiera viajar libremente por su reino. Ese hecho histórico se considera como la llegada del pueblo gitano a España, efemérides de la que se celebra el 600 aniversario con un año, el 2025, dedicado a esa comunidad. Seis siglos después ese colectivo poblacional continúa teniendo una identidad y cultura propias y conforma una minoría étnica que ha aportado elementos valiosos a la cultura española, de la misma manera que ha bebido del crisol de culturas que la integran. Son, además, una minoría étnica no exenta de problemas de discriminación y exclusión social.

En Galicia residen unas 13.000 personas gitanas, un 1,7% de las 750.000 que viven en España, según datos de la Estrategia para la Inclusión Social de la Población Gitana en España. «Detectamos que hay un gran desconocimiento en torno a la población gitana», manifiesta Eva Vera, directora territorial de la Fundación Secretariado Gitano en Galicia (FSC), entidad que cuenta con siete centros en las siete principales ciudades gallegas. Ese desconocimiento olvida hechos como la Gran Redada, un intento de genocidio al pueblo gitano en España que no se estudia en las escuelas. Como tampoco se habla de holocausto gitano cuando se sabe que fueron objeto de exterminio durante la Segunda Guerra Mundial, que en Auschwitz hubo un pabellón destinado a ellos y que se les ejecutaba y se les esterilizaba para que no tuvieran descendencia. «Es importante que esto se sepa, que estuvieron perseguidos y para sobrevivir tuvieron que mantener oculta su identidad y todo aquello que no les iba a favorecer» a lo largo de la historia, sostiene Vera. «Hoy por hoy hay unas leyes y afortunadamente ya escuchamos a chicos gitanos que se sienten orgullosos de serlo», añade.

La conmemoración del 600 aniversario de la llegada del pueblo gitano a España sirve de herramienta para «reconocer la huella cultural, social y lingüística que han aportado a nuestro país», así como para marcarse el objetivo de «asegurar un futuro más equitativo y justo para el pueblo gitano y, por ende, para toda la sociedad española», tal y como recoge la declaración institucional aprobada por el Consejo de Ministros del Gobierno de España.

Jornada de puertas abiertas de la Fundación Secretariado Gitano de Galicia

Jornada de puertas abiertas de la Fundación Secretariado Gitano de Galicia / FSC

«Sí hay unos rasgos culturales con los que el pueblo gitano se siente identificado, y sí hay una lengua, el caló en España y el romaní a nivel de toda Europa, que ha aportado mucho al léxico que utilizamos hoy en día y desconocemos su procedencia, por ejemplo palabras como chaval, molar, currar, fetén, piños, chungo o churumbel», indica Eva Vera.

«Nosotros hablamos de inclusión porque ello implica sumar; integrar connota que pierdes parte de tu esencia»

Utilizar el término integración para un colectivo que lleva seis siglos siendo parte de un país parece no ser lo más adecuado. «Nosotros hablamos de inclusión porque ello implica sumar; integrar connota que pierdes parte de tu esencia», expone Vera. Con esta premisa, la Fundación Secretariado Gitano lleva a cabo en Galicia programas de inserción en los ámbitos educativos, laboral y social.

«Ha habido grandes avances en las últimas décadas del siglo pasado, con la llegada de la democracia y la aprobación de la Constitución las personas gitanas se convirtieron en ciudadanos de pleno derecho y eso dio lugar a una serie de cambios importantes: se asientan de forma definitiva, sobre todo en grandes ciudades, acceden a documentación, a prestaciones sociales, a vivienda, al sistema de salud y a la educación, pero eso que en teoría es un derecho real en la práctica no se manifiesta de la misma manera», expone Vera.

Participantes en actividades de la entidad

Participantes en actividades de la entidad / FSC

Uno de los derechos «no garantizados», es, según la directora en Galicia de FSC, el de la participación social. «Los gitanos todavía no están integrados en nuestros parlamentos, no forman parte de los órganos decisores y es ahí dónde nos damos cuenta de que no ha habido una inclusión adecuada, y eso los hace aún más vulnerables».

La pobreza heredada generacionalmente es una de las realidades que afecta a gran parte de la comunidad gitana y sobre la que se vertebran programas de la FSC. «Nos encontramos con muchas familias en situaciones de pobreza y exclusión social para las cuales son efectivas y necesarias prestaciones sociales como el RISGA (Renta de Integración Social de Galicia) o el ingreso Mínimo Vital. Pero esas ayudas tienen que ir acompañadas de medidas de activación para la inclusión sociolaboral», explica. La FSC lleva a cabo en Galicia los programas de inserción educativa Promociona, destinado a niños de 5º de Primaria a 4º de la ESO (con sus variantes Promocionate, para edades más tempranas, y Promociona +, para etapas educativas no obligatorias), que en 2023 llegó a 397 alumnos gallegos, 310 familias y 112 centros educativos, el programa de inserción laboral Acceder, que en 2023 atendió a 1.273 personas de las cuales 312 encontraron trabajo, el programa Calí de itinerarios individualizados para mujeres, que en 2023 contó con 116 usuarias, una treintena de sesiones de sensibilización en conciliación e igualdad y 35 casos de discriminación atendidos. 


Francisco Javier Jiménez
Abogado. Técnico de Igualdad de FSC Galicia

«Hay discriminación interseccional»

Francisco Javier Jiménez con la bandera gitana.

Francisco Javier Jiménez con la bandera gitana. / Xoán Álvarez

Graduado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, Francisco Javier Jiménez es el primer miembro de su familia que ha estudiado una carrera. Trabaja a tiempo parcial como técnico de Igualdad y No Discriminación en la oficina de Fundación Secretariado Gitano, labor que compagina con la preparación de las oposiciones al cuerpo de abogados del estado. «Enseñamos a las personas gitanas sus derechos para hacerles entender la importancia de denunciar y acompañamos a las víctimas de discriminación o antigitanismo en todo el proceso, incluso si hay que ir a juicio», explica. Su labor es , por un lado, sensibilizar y empoderar a la población gitana y, por otro, capacitar a agentes clave en los procesos de denuncia y judiciales: fuerzas de seguridad del estado, fiscalía, judicatura y abogacía.

Las situaciones de discriminación más comunes que suelen atender se dan en el sector servicios y son interseccionales: «No es lo mismo que yo entre a comprar a un supermercado a que lo haga mi madre. A mí no me van a perseguir pero a ella sí porque además de gitana es mujer, con lo cual hay doble discriminación», expone.

En cuanto a los delitos de odio -el antigitanismo está tipificado como tal desde 2022-, «cada año aumentan las denuncias, pero no porque haya más casos, sino porque estamos dando visibilidad a algunos que existían pero no se denunciaban», afirma. Las redes sociales sirven como altavoz de aquellos que se esconden detrás de una pantalla para proferir insultos o pedir la muerte de personas gitanas, tal y como explica este técnico de igualdad. «El artículo 151 del Código Penal se refiere a quien públicamente promueva, fomente o incite directa o indirectamente al odio, hostilidad o violencia hacia un grupo. El odio cala tanto que hace que a muchas personas gitanas todo les parezca discriminación o ya nada se lo parezca, están como inmunizados, por eso intentamos sensibilizar y empoderar a la población gitana, para que no normalicen ciertas situaciones».

Otro tema de índole jurídico que afecta a la población gitana es la infravivienda y la recomendación del Consejo de la UE a los estados miembros de que tomen medidas para la igualdad de acceso de la población gitana a una vivienda adecuada, no segregada. «Esa recomendación de la UE se dio en 2023, pero en España aún no ha aterrizado en el marco jurídico ni político; pedimos que se tomen medidas para erradicar los asentamientos segregados (se calcula que en España hay 5.000 infraviviendas)», manifiesta Jiménez.

Lucense de 25 años, este graduado en Derecho ha servido de referente para que algunos de sus parientes hayan decidido continuar estudiando tras finalizar la ESO. «No tuve ningún tipo de problema en toda mi etapa educativa; mis padres, evidentemente, me apoyaron en todo momento».

«A los niños gitanos se les inculca que los estudios no son para ellos, tanto por parte de los profesores como de los padres»

Considera que las altas tasas de abandono escolar del alumnado gitano se deben a una situación de racismo estructural. «A los niños gitanos se les inculca que los estudios no son para ellos, tanto por parte de los profesores como de los padres; yo mismo he escuchado a profesores decir ‘tú, como eres gitano, te vas a quedar aquí hasta que tengas la edad legal para abandonar, así que quédate en esa esquina y no molestes’. Es muy difícil que un niño que escucha eso desde los diez o doce años acabe sus estudios».

En cuanto a situaciones de discriminación que haya vivido, comenta que «cuando no entras en el canon estereotipado de persona gitana, hay gente que se sorprenden cuando le dices que lo eres; eso también es discriminación porque prejuzgan cómo tienes que ser».

«Soy gitano y soy gallego, no sé cuál de las dos cosas va antes ni qué valores culturales he recibido por cada parte. El respeto a los mayores, el apego a la familia o la hospitalidad, que dicen que son valores gitanos, lo son también de la sociedad española. Ser gitano tiene que ver con cómo yo me siento».


Nahir Jiménez
Estudiante universitaria de publicidad

«Me gustaría ser un referente para los niños»

Nahir Jiménez, en el peldaño inferior, con compañeros en Anónimo Publicidad.

Nahir Jiménez, en el peldaño inferior, con compañeros en Anónimo Publicidad. / Marta G. Brea

«Desde siempre he tenido claro que iba a llegar a la universidad, a hacer un máster y a especializarme en lo que pueda; nunca he tenido límites», declara con seguridad Nahir Jiménez, una estudiante viguesa de tercero de Publicidad en el Campus de Pontevedra de la Universidad de Vigo.

Su hermana fue una de las primeras mujeres gitanas gallegas que fueron a la universidad, así que Nahir «tenía un referente dentro de mi casa de lo efectivo que es tener estudios».

Esta joven de 20 años es consciente que el suyo es un caso particular dentro de la población gitana, como lo es el de sus primos, quienes también conceden la misma importancia a la formación «con el objetivo de llegar a donde ha llegado ella (se refiere a su hermana)». «Ella fue la que desafió a mis padres, en el sentido de que mi madre no quería que estudiara (pero mi padre sí), aunque cuando vio lo positivo de que mi hermana estudiase ya me empezó a exigir a mí resultados académicos positivos».

En el colegio en que estudió hasta último curso de la ESO, el Labor de Vigo, era la única niña gitana. «Nadie lo sabía hasta que una profesora lo dijo en alto en clase en tercero de Primaria. Los niños son complicados a esas edades, sufrí discriminación por parte de mis compañeros, me hicieron bullying, me quedé sola en el colegio, sin ningún apoyo», relata. La situación duró dos cursos, hasta que le contó a su madre lo que le ocurría y ésta se lo dijo a la profesora y la cambiaron de clase. «Todo mejoró, hice un grupo de amigos con los que acabé la ESO y me fui a hacer bachillerato al instituto, nunca volví a sentirme tan aislada», narra.

Antes de ese episodio en el colegio, la niña nunca se había sentido diferente a los demás. «Nunca me había parado a pensar que ser gitana fuera algo que yo debiera exteriorizar ni guardar para mí», explica. Ahora, ya en la universidad, dice que «ser gitana es ser yo misma, pertenecer a mi familia, a mi comunidad, es un sentimiento de unión, es como llevar en la conciencia el cargo de venir de un pueblo que ha sobrevivido seiscientos años a todo tipo de discriminación, leyes antigitanas y otros problemas; es lo que significa la palabra resiliente».

Participantes en actividades de la entidad

Participantes en actividades de la entidad / FSC

Como mujer y gitana, Nahir no considera que en el colectivo poblacional al que pertenece haya más machismo que en el resto de la sociedad. «Es verdad que existe el patriarcado dentro de la comunidad gitana, igual que lo existe fuera de la misma». Aun así se siente una privilegiada porque considera que ha tenido las mismas oportunidades que si fuera un hombre – «he tenido apoyo incondicional a mi lado», dice – y pide al movimiento feminista que englobe también el feminismo gitano. «Somos diferentes porque venimos de culturas diferentes; creo que el feminismo de los payos no debería hablar por las mujeres gitanas, sino dejar que nosotras hablemos por nosotras mismas», declara.

De todos los estereotipos sobre la población gitana que existen en la sociedad, el que más ha molestado a esta joven es «cuando dicen que los gitanos roban». «Es normal que en un instituto desaparezca algo alguna vez en una clase, pero el hecho de que muchas veces haya sido la primera a la que han registrado o han preguntado es una espina que se me queda ahí marcada», comenta. «O llamarnos vagos y decir que vivimos de pagas; el hecho de que se generalice me molesta».

«Aún queda camino por recorrer para llegar a la integración en la sociedad, sin renunciar a que somos gitanos, y el camino para conseguirlo es la educación»

Se siente integrada en la sociedad, sabe que «el hecho de haber estudiado me ha permitido estar en el mundo más payo, pero en general sí que considero que el pueblo gitano ha hecho muchos avances en la integración en la sociedad: cada vez hay más gitanos con estudios. Aún queda camino por recorrer para llegar a la integración en la sociedad, sin renunciar a que somos gitanos, y el camino para conseguirlo es la educación».

Destinataria desde su infancia del programa de inclusión en la educación Promociona, de la Fundación de Secretariado Gitano en Vigo, Nahir Jiménez continúa ahora recibiendo acompañamiento de su orientadora de esa entidad. Combina sus estudios universitarios con el mentoring que ha hecho esta semana en la agencia de publicidad Anónimo y es voluntaria de la FSC en el programa donde ha estado toda su vida. «Ahora soy yo la que estoy yendo a ayudar a los niños. Me gustaría ser un referente para ellos y que sepan que la ESO se saca».


Eva Vera Ledo
Directora de la Fundación Secretariado Gitano Galicia

«Son un pueblo muy heterogéneo»

Eva Vera es la directora territorial de la FSC en Galicia

Eva Vera es la directora territorial de la FSC en Galicia / Xoán Álvarez

Un 62,8% de los niños gitanos no finalizan la ESO, ¿puede decirse que tiene garantizado el derecho a la educación?

– Ante esos datos no podemos decir que el derecho a la educación esté suficientemente garantizado; si lo está el acceso, el problema nos lo encontramos en las condiciones con las que se encuentra el alumnado para poder completar los estudios obligatorios, y es un problema grande dado que la educación es el motor de ascenso social que contribuye a romper la transmisión intergeneracional de la pobreza.

«La educación es el motor para el ascenso social del colectivo»

– ¿A qué atribuyen esta elevada tasa de abandono escolar?

– Tenemos identificadas múltiples causas. Una son los entornos de exclusión: hogares con bajos ingresos y escasos recursos de apoyo educativo como libros, dispositivos electrónicos o acceso a internet. Luego los entornos educativos son poco inclusivos: todavía hay mucha discriminación en el sistema educativo y esto hace que las expectativas del profesorado para con el alumnado gitano sean muy bajas y, a la vez, que vayan cayendo las expectativas de los niños y niñas y sus familias con respecto a la escuela. La participación e interacción con el centro educativo por parte de las familias es escasa porque no se sienten parte de ella; y esto lo vinculo con un par de cuestiones relevantes: en el currículum educativo no está incluida la historia del pueblo gitano, no se habla de ellos en el colegio y cuando se hace es de manera negativa; y por otro lado, detectamos que la valoración positiva que tienen de la educación va cayendo debido a esas experiencias negativas y a los malos resultados académicos. Después hay un refuerzo educativo insuficiente, en casa no hay apoyo para compensar esas desigualdades y desventajas y no pueden recurrir a pasantías externas porque tienen un coste y es un entorno que no ven como propio

– Una vez finalizada la etapa educativa, completada o no la enseñanza obligatoria, ¿cuáles son los principales obstáculos que encuentran para acceder al mercado laboral?

– Cuando hay un fracaso en la etapa educativa, la mayor dificultad es justamente la falta de cualificación profesional y de estudios. También la ausencia de referentes en su entorno cercano, porque muchas familias se siguen dedicando a la venta ambulante o recogida de chatarra. Normalmente todos en el empleo nos movemos con un abanico de contactos que haces con el círculo de compañeros de estudio y de prácticas, pero si tu etapa formativa se ha truncado antes de los 16 años llegas a los 20 sin ninguna red relacionada con el mercado laboral. Tampoco podemos obviar que existen muchas situaciones de discriminación a la hora de contratar a un gitano porque hay empresas que no confían y trabajadores que no quieren tener compañeros gitanos.

– ¿Qué puestos de trabajo son los más comunes a los que acceden a través de los programas de empleo de FSC?

– Contamos con una red de empresas, pequeñas y grandes, que colaboran con nosotros en el programa Acceder, a las que aprovecho para dar las gracias. Hay mucho en el sector servicios, en hostelería y limpieza, en el sector transporte, con el auge de las empresas de paquetería, y también intentamos que haya oportunidades en la industria, en el caso de Vigo, por ejemplo, en las auxiliares del automóvil, en puestos que no requieren gran cualificación o dan la formación en la empresa. Estamos muy focalizados en que los participantes en el programa de empleo adquieran competencias digitales y trabajamos mucho en competencias blandas, aquellas que se requieren para cualquier puesto de trabajo, como pueden ser la puntualidad o la capacidad de socialización.

«Entre estereotipos, la gente se pierde a la mayoría de los gitanos»

– Uno de los objetivos de la FSC es mejorar la imagen social negativa, ¿cuáles son los estereotipos más erróneos que existen de la comunidad gitana?

– Hay un gran desconocimiento en torno a los gitanos que se traduce en dos grandes estereotipos alejados: la visión romántica de que son un pueblo libre, de artistas, de flamencos, y la que los identifica con pobres, delincuentes, gente de mal vivir. Sin embargo el pueblo gitano es muy diverso y heterogéneo, salió de la India hace siglos recorriendo todo el mundo y dejando sus aportaciones culturales, por un lado, pero absorbiendo también las culturas de los sitios donde se han asentado. En ciudades donde hay asentamientos chabolistas la gente los suele identificar con esa imagen, mientras que donde no hay estas viviendas se da una normalización mayor. De todos modos, la mayoría de los gitanos suelen pasar desapercibidos porque tienen su vivienda, su empleo y a lo mejor solo se percibe su etnia por determinados rasgos o apellidos. Entre esas dos visiones la gente se pierde en medio a la mayoría de los gitanos.

– Los programas de la FSC hacen especial hincapié en las mujeres. ¿Parten de una situación más desfavorable que el resto de la población femenina por proceder de una comunidad que consideramos más machista?

– Las mujeres gitanas sufren una doble discriminación: una por ser mujer y otra por pertenecer a una minoría étnica; todo eso condiciona su manera de ver la vida y de vivir. No lo tienen fácil, como tampoco lo tenemos fácil el resto de mujeres educadas en entornos patriarcales. La clave para alcanzar la igualdad es que se formen, sean económicamente independientes y a partir de ahí puedan decidir cómo quieren vivir. Había un cierto miedo a que si la mujer promocionaba y estudiaba se alejase de los valores tradicionales, pero ese temor desaparece a medida que van saliendo mujeres referentes y van demostrando que no dejan de ser gitanas por estudiar y trabajar.

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