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Vigo, cuatro siglos de asuntos exteriores

Erigida en la actualidad como “la gran ciudad consular” de todo el noroeste de España, existen o han existido sedes de delegaciones oficiales de países extranjeros desde el año 1653, de las que han sido titulares algunas de las personas más relevantes de la historia olívica

Despedida de migrantes desde Vigo (1915 apróx.).

Despedida de migrantes desde Vigo (1915 apróx.). / Archivo Pacheco

José Ramón Cabanelas*

En memoria de los cronistas Lalo Vázquez Gil Gerardo González Martín y Ceferino de Blas

Ciudad consular por excelencia, Vigo es en la actualidad “la gran ciudad consular” de todo el noroeste de España albergando un total de 18 representaciones de países extranjeros. Algunos de ellos tan importantes como Portugal, Argentina, Venezuela, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Polonia, Rusia o Ecuador escogen a Vigo como la única ciudad de Galicia para abrir sus oficinas diplomáticas que los represente en la comunidad.

Cerca de 400 años contemplan esta distinguida actividad del Honorable Cuerpo Consular de Vigo, pues el Archivo Municipal vigués deja constancia que, anteriormente al año 1653, la ciudad ya contaba con el consulado de Francia; y en el año 1690 Domingo de Otero ejercía de cónsul de Portugal. Muy pocas ciudades en España tienen documentada desde el siglo XVII una vida consular tan antigua como la de la ciudad gallega. Esta idiosincrasia está directamente relacionada con la actividad marítima y consignataria que, desde tiempos inmemorables, se viene realizando desde el puerto de Vigo a buques de todas las nacionalidades.

La figura del cónsul moderno, como prócer de las relaciones internacionales, surge a partir del siglo XVI con la formación del Estado moderno en Europa, y la necesidad apremiante de los reyes europeos de prestar especial atención a sus protectorados. En la actualidad, la principal misión que ofrecen los consulados a los ciudadanos bajo su amparo es la misma de antaño, la de protección y tutela en un país extranjero, siendo su función íntegramente asistencial y no política. En España, para poder empezar a realizar su cometido, la legalidad obliga a los cónsules a obtener el plácet del Ministerio de Asuntos Exteriores, y a continuación es el rey quien les otorga el exequatur para poder ejercer su labor diplomática.

Una de las referencias consulares en Vigo siempre ha sido la distinguida familia Bárcena, pues en el año 1879 Manuel Bárcena Franco, que llegaría a ostentar el título de I Conde de Torrecedeira, ya ejercía de cónsul de Alemania, Bélgica, Estados Unidos, además de vicecónsul de Gran Bretaña, Dinamarca y Austria-Hungría. A su muerte en 1908, tanto su hijo Fernando como Manuel Bárcena heredarían varias representaciones consulares, ocupando Fernando el cargo de cónsul de Alemania y Manuel el puesto de vicecónsul de Gran Bretaña.  

Manuel Bárcena Franco fue cónsul de Alemania, Estados Unidos y Bélgica (1879).

Manuel Bárcena Franco fue cónsul de Alemania, Estados Unidos y Bélgica (1879). / Archivo J.R. Cabanelas

De la representación consular británica en Vigo, además de la familia Bárcena, ya se tiene constancia desde el año 1753 cuando entre legajos de la época aparece, con un apellido claramente castellanizado, la figura de Raimundo Rite como representante diplomático británico en la ciudad. Y a partir del año 1771 el cónsul general británico del reino de Galicia nombrará a Manuel Menéndez, acaudalado empresario local dedicado al comercio de ultramar, como vicecónsul de la villa olívica.

También la familia de la histórica consignataria, Estanislao Durán e Hijos, cuya empresa representaba principalmente a la naviera británica Mala Real inglesa desde 1878, estuvo durante tres generaciones al frente del consulado de Noruega. La diplomacia la había comenzado el fundador de la compañía Estanislao, continuando con la legación noruega su hijo y posteriormente su nieto Alberto Durán que, con el paso de los años, se convertirá en todo un referente internacional de la sociedad gallega. El rey de Noruega reconocería la dedicación diplomática de esta familia viguesa al concederles en el año 1992 la Real Orden del Mérito.

La primera crisis que tuvo el Cuerpo Consular de la ciudad olívica tuvo lugar en 1914 tras el estallido de la Primera Guerra Mundial. Una época de máxima tensión entre los cónsules, que acarreó denuncias al transgredir, algunos de ellos, su función diplomática por la de espionaje. Esta fue también una de las épocas doradas de la vida consular viguesa, pues en el año 1913, con una población aproximada de 45.000 habitantes, se aglutinaban en la ciudad un total de 34 representaciones de países extranjeros entre los que destacaba el consulado inglés y el alemán, gestionado este último por el vicecónsul Richard Kindling.

Richard Kindling, cónsul de Alemania (1924).

Richard Kindling, cónsul de Alemania (1924). / FDV

Un factor determinante que convirtió a Vigo en referente consular de todo el noroeste de España fue el tráfico marítimo que se generó auspiciado por la emigración a América. Una época en la que compañías navieras de todas las nacionalidades hacían escala en la bahía convirtiendo a la ciudad en el principal puerto de España en movimiento de pasajeros, lo que acarreará que países como Gran Bretaña trasladen su consulado regional de A Coruña a la ciudad olívica, llegando en el año 1915 a Vigo el cónsul inglés Arthur Nightingale.

En más de una ocasión la actividad de los cónsules fue mucho más allá de lo que les otorgaba su cometido diplomático. En el año 1938 cuando la guerra civil española ya duraba dos años, el cónsul británico de Vigo enviaba a su embajada en Madrid un informe detallando un supuesto plan comunista, ideado por los agentes soviéticos infiltrados en España, para empezar a eliminar a los enemigos de la República entre los que se encontrarían los británicos. William Harold Oxley, que tenía su oficina consular en la calle Castelar esquina con la plaza de Compostela viguesa ejercía, además, de agente colaborador de la O.I.N. (Organización de Inteligencia Naval) y pretendía con esta artimaña romper la neutralidad británica en la Guerra Civil y que se decantasen por apoyar a los militares sublevados.

Asimismo, durante la Segunda Guerra Mundial también el papel de los cónsules y sus colaboradores en la ciudad fue determinante para contrarrestar el avituallamiento de submarinos que se llevaba a cabo a lo largo de toda la costa gallega. Roderick Price, Mr. Mann, el célebre director del Cable Inglés que ejerció de vicecónsul británico durante esta época convulsa, tenía su oficina diplomática en el edificio Massó de la plaza de Compostela, donde a partir del año 1954 desempeñó el puesto de acting cónsul.

Roderick Price Mann, cónsul británico.

Roderick Price Mann, cónsul británico. / FDV

Cónsules que marcaron una época en Vigo fueron, Victor Homem de Almeida, quien llevó las riendas del consulado de Portugal desde 1940 hasta 1980, llegando a hacerse merecedor del primer título de Vigués Distinguido concedido por parte del Concello de Vigo. Avelino Rodríguez Elías fue otra de las referencias diplomáticas, pues además de cónsul de Paraguay sería cronista oficial de la ciudad entre 1926 y 1936, teniendo que exiliarse a Sudamérica este último año al estallar en España la guerra civil. También, Camilo Molins, cuya familia gestionó el consulado de Países Bajos desde finales del siglo XIX por más de ochenta años, fue todo un referente diplomático. Y, por último, Guido Paganini, cónsul italiano desde 1916, que tuvo que batallar con las dos contiendas mundiales, y aunque residía en Cangas tenía su despacho diplomático en la calle Colón en el centro de Vigo.

Pero, sin una alguna, quien dejó una huella imborrable fue el cónsul honorario Adriano Marques de Magallanes, pues desde el año 1965 ejerció como representante consular de Ecuador por un período de más de cincuenta años, siendo imposible hallar un caso igual en ninguna ciudad de Europa. En el año 1994 la Corporación Municipal le concedió el título de Vigués Distinguido, y al año siguiente fue distinguido como Hijo Adoptivo de Baiona. Era un diplomático de tanto carisma que cuando falleció a los 98 años el Honorable Cuerpo Consular de Vigo seguía contando con él para la cena anual que, como es costumbre, celebran todas las navidades.

Guido Paganini Picasso ejerció de cónsul de Italia durante dos guerras mundiales (1917).

Guido Paganini Picasso ejerció de cónsul de Italia durante dos guerras mundiales (1917). / FDV

En la actualidad la función de cónsul se tipifica a través del Derecho Diplomático y Consular en coordinación con las Naciones Unidas, siendo el Convenio de Viena del año 1963, sobre relaciones consulares, el que está vigente en más de 80 países.

Entre los consulados de Vigo destacan particularmente el de Argentina y Venezuela por tener rango de consulado general y potestad sobre Galicia, Asturias, León y Zamora. Un vasto territorio que nos habla del prestigio internacional de la ciudad olívica, cuando es escogida por tantas naciones para establecer su oficina diplomática teniendo bajo su jurisdicción un territorio tan amplio. Sin duda alguna, esta decisión está condicionada por la unión sentimental de Galicia con las grandes naciones americanas y europeas a través del retorno de jóvenes que mantienen vínculos de consanguinidad con esta tierra debido, fundamentalmente, a la emigración de sus antepasados.

En Galicia hoy en día conviven un total de 37 países con representación consular. Vigo es la ciudad que sobresale con 18 consulados: Alemania, Argentina, Chile, Dinamarca, Ecuador, Francia, Guinea-Bissau, Irlanda, Islandia, Malta, Perú, Polonia, Portugal, Gran Bretaña, Rumanía, Rusia, Venezuela y en enero Países Bajos conforman en la actualidad el Honorable Cuerpo Consular de la ciudad olívica. Le sigue A Coruña con 15 consulados, Santiago 3 y Ourense con un representante consular. El decano del Honorable Cuerpo Consular vigués es Juan Manuel Vieites, representante diplomático de Polonia en Galicia, que, como buen heredero de este legado centenario, mantiene vivo el espíritu consular que desde tiempos inmemorables se viene realizando en la cosmopolita ciudad de Vigo.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses

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