Entrevista | Javier Gómez Noya Atleta de triatlón

Javier Gómez Noya: «Me retiro porque ya no puedo competir para ganar»

«Nunca he recurrido a los psicólogos, pero confieso que en algunos momentos me hubiera venido bien haberles pedido ayuda»

Javier Gómez Noya, pentacampeón mundial de triatlón

Javier Gómez Noya, pentacampeón mundial de triatlón / FDV

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Se ha retirado muy discretamente, casi sin hacer ruido, pero Javier Gómez Noya (Basilea, 1983, hijo de emigrantes gallegos) es poseedor de uno de los mejores palmarés de la historia del deporte español, así que no les falta tino a quienes opinan que se encuentra entre los diez más destacados deportistas de España y que, sin lugar a dudas, nos hallamos ante el mejor deportista gallego de todos los tiempos. Ahí queda, para la posteridad, su pentacampeonato del mundo, sus cuatro veces campeón de Europa, su medalla de plata en los Juegos Olímpicos celebrados en Londres en 2012, su número 1 del ránking internacional durante nueve temporadas... Javier Gómez Noya ha decidido que ya no quiere competir más, pero continuará vinculado a esta modalidad deportiva, casi desconocida en España hasta la espectacular irrupción de dos gallegos: el propio Javier y su amigo, y maestro, Iván Raña.

-¿Le queda todavía alguna prueba por disputar?

-No descarto hacer alguna más, pero no es mi prioridad. Ya no entreno con mi ritmo habitual, tres veces al día…todos los días.

-Ha anunciado su retirada, pero aún está a tiempo de arrepentirse y volver…

-No, no me voy a arrepentir, eso seguro. Es una decisión que he tomado y, bueno, por una parte estoy triste, pero lo asumo con satisfacción y deportividad. El estilo de vida como deportista quizás lo pueda echar de menos, pero lo que es la competición pura y dura, no. Yo, ahora mismo, si veo una competición triatlón, la disfruto como aficionado pero no me vienen a la cabeza pensamientos del tipo «Me gustaría estar ahí». En absoluto. Mi momento ha pasado y eso lo tengo muy asimilado.

El triatleta Javier Gómez Noya comunica su retirada

Javier Gómez Noya

-He leído que una de las razones por las que usted no ha querido seguir es porque ya no podía dar más allá del 80 o 90 por ciento de su rendimiento físico. Pero el 90 por ciento, tratándose de usted, es un gran rendimiento. ¿Ha interiorizado que sólo compite si tiene la posibilidad de ganar?

-Sí, así es. Yo creo que aún podría mantener un nivel bastante bueno, pero desde hace algún tiempo venía notando que cada vez tenía más problemas, ya fuesen lesiones o que me costaba más mantener un ritmo de entrenamientos que considero necesario para estar entre los mejores del mundo. Y, viéndolo de esa manera, la verdad es que ya no me motiva demasiado seguir compitiendo. He tenido una carrera larga, he hecho lo que tenía que hacer y me he esforzado lo más y lo mejor que he podido, así que llegué a la conclusión de que era el momento de dar un paso al lado.

-Esas han sido las razones físicas pero ¿cuáles fueron las otras razones, quizás las psicológicas, para haber decidido retirarse?

-Psicológicamente es estresante también, y yo, cuando comprobé que los resultados que obtenía no eran los que creía o me gustaría tener, eso también me fue haciendo mella: la motivación, como ya dije, no es la misma… En realidad, el que haya decidido retirarme es el resultado de una suma de factores y fruto de una reflexión largamente meditada, no surgió de un día para otro. Y, en esta reflexión, la parte psicológica también fue importante.

-¿Alguna vez en su trayectoria ha tenido que recurrir a un psicólogo?

- No, nunca. Me consta que hay muchos deportistas que recurren a los psicólogos, y me parece estupendo porque son de gran ayuda. En mi caso, quizás en algunos momentos me hubiera venido bien haber pedido ayuda psicológica, pero no lo hice, entre otras razones porque yo siempre me he aferrado el método del ensayo-error, error-ensayo.

El triatleta Javier Gómez Noya con sus cinco medallas de campeón del mundo en Pontevedra en 2015

El triatleta Javier Gómez Noya con sus cinco medallas de campeón del mundo en Pontevedra en 2015 / Rafa Vázquez

-Se habrá percatado de que su retirada coincide con la de Rafael Nadal (al que le lleva 3 años). ¿Entiende las razones de Nadal para aguantar hasta que el cuerpo literalmente no le dio más de sí?

-Lo entiendo perfectamente. Es tan sencillo como saber que a él lo que le gusta es jugar al tenis, y al mejor nivel para el que esté capacitado en cada momento. Y por eso continuó, a pesar de que haya mucha gente que piense que ya había reunido dinero suficiente para vivir varias vidas, que ya lo había conseguido todo, pero jugar es su vida, es lo que le satisface y lo ha querido seguir haciendo. Por mi parte, todo el respeto hacia Nadal, porque tiene mucho valor que alguien que sea consciente de que su físico tiene una serie de limitaciones conserve aún esa pasión por practicar el deporte que verdaderamente le gusta. Para mí, ¡chapeu! Creo que Nadal ha hecho en todo momento lo mejor que ha sabido y podido, ha obtenido grandes resultados y pasado por momentos muy complicados, que otros no fueron capaces de superar, pero en cambio él, sí.

-A Nadal se le considera el mejor deportista español de todos los tiempos, pero es que usted lo colocan entre los diez primeros, y de Galicia, sin duda el, mejor. ¿Qué tal se siente?

-Lo valoro, claro, es un todo honor y un orgullo, pero es que este tipo listas no me gustan, porque comparan deportistas de modalidades muy diferentes y no tienen nada que ver las circunstancias de los de unos con las de los de otros. Pero, vaya, el hecho de que se me ponga en una lista y se me considere, lo agradezco, pero lo de valorar ese tipo de méritos siempre corresponde a otros hacerlo. Yo lo que hecho es intentar lo mejor que he podido y sabido.

-¿No cree que es injusto que, en deportes como el que usted practica, el que se concedan becas depende de que se consigan medallas y campeonatos o no?

-Siempre he sido muy consciente de que dependemos de los resultados, de lo que pase en la línea de meta. Por eso, de lo que me quedo de toda mi carrera deportiva es del camino, del trayecto que he seguido y de todo lo que he disfrutado, aunque sé que los resultados han sido los que me han permitido vivir de este deporte. Aquí hay que tener las cosas claras y saber que estás expuesto a eso. Puedes estar cuatro años y entrenar para unos Juegos Olímpicos dejándote la vida en ello, pero tienes un mal día, te lesionas o te pones enfermo tres días antes, y es como si no hubieses hecho nada. Eso hay que asumirlo, sobre todo si estás en un nivel deportivo de alto rendimiento.

-Pero es cruel.

-Sí que lo es pero, a fin de cuentas, ocurre en cualquier ámbito de la vida. Al final, si tienes un trabajo o un cargo, has de lidiar con los resultados. Un director de una empresa, por ejemplo, también tiene mucha presión y responsabilidad, pero sabe que debe rendir y ofrecer resultados porque, si no es así, sencillamente tiene que irse…o lo echan.

-De surgir una contingencia que le ha impedido rendir, y hasta participar, sabe usted bastante, sobre todo en Juegos Olímpicos. Consiguió una medalla de plata en Londres, pero su relación con el olimpismo deber ser un poco de amor-odio…

-Sí, algo así. En Pequín obtuve un cuarto puesto pero me mermó bastante una lesión, porque podría haber conseguido medalla. Y luego en Río de Janeiro tuve una caída en la bicicleta tres semanas antes del inicio de los Juegos: me rompí un codo y ya no pude ni participar. Y me fastidió mucho porque, antes de la caída, tenía la convicción de que iba a llegar muy bien y en un circuito que se adaptaba a mis características. Pero la vida es así y no te queda otra que aceptarlo.

«De todas las lecciones que he aprendido o me han enseñado, la que más me ha servido ha sido la disciplina»

-¿Cual es la mejor lección que ha aprendido o que le han enseñado a lo largo de su trayectoria?

-He aprendido y me han enseñado mucho, pero para mí la disciplina es lo más importante a la hora de afrontar cualquier actividad. Hoy en día, ese mundo de las redes sociales que es irreal y en el que parece todo muy feliz, no tiene nada que ver con lo que de verdad es el deporte de alta competición. A mí me ha gustado lo que he hecho, pero reconozco que he tenido días en los que no quería entrenar, pero lo hacía porque tenía un objetivo y, sobre todo, una disciplina con la que me auto-obligaba a hacerlo. Si solo entrenas cuando estás con ganas… vas por mal camino. Y esto que te digo con respecto al deporte también se puede aplicar a la vida.

-¿Y ese sería el primer consejo que usted le daría a un chaval que quisiera dedicarse al triatlón?

-No, el primero que le daría es que, aunque practique triatlón, no abandone los estudios, por si acaso (ríe).

-¿Y el segundo?

-Que se mentalice para trabajar a largo plazo; necesitas años, necesitas días de sí y días de también, pasar por momentos en los que sientes que no avanzas y crees que ya no serás capaz de mejorar. Hay que pasar por todos esos momentos, superarlos y, bueno, con esfuerzo, y también con talento, se pueden cumplir muchos sueños. Pero hay estar preparado para trabajar duro y sin prisa: esto es una carrera de fondo.

-De niño jugaba usted al futbol, después compitió, y con muy buenos resultados, en natación. ¿Cuándo y como descubrió que el triatlón era lo suyo?

-Casi por casualidad. Está claro que no era una modalidad muy conocida cuando yo empezaba, pero unos compañeros de mi club, el Natación Ferrol, que estaban entrenando para hacer triatlón, me invitaron a estar con ellos y a participar en una competición oficial. Y resultó que, sin muchas más pretensiones, me presenté y, aunque fue una experiencia dura, me gustó. En ese momento no se me ocurrió pensar que ese era el principio de una carrera deportiva que me ha llevado hasta aquí, pero el caso es que al descubrir el triatlón comprobé que era una modalidad que se adaptaba perfectamente a mis condiciones físicas, que hasta entonces solo había volcado en la natación.

Javier Gómez Noya durante un entrenamiento en 2003

Javier Gómez Noya durante un entrenamiento en 2003 / J. Antón

-Ser competitivo a alto nivel en tres pruebas diferentes debe ser duro y difícil. ¿Conforman los atletas de triatlón una casta especial dentro de los deportistas?

-Está claro que has de tener unas características determinadas, unas condiciones concretas. Quienes hacemos triatlón entrenamos para rendir lo máximo posible en cada una de las tres modalidades (natación, atletismo y ciclismo) y, bueno, es un deporte que tiene sus peculiaridades, pero también es dura la especialización en determinadas pruebas… sobre todo si quieres ser el mejor. Todos los deportes tienen su dificultad.

- A los 20 años comenzó a entrenarse en el Centro de Tecnificación Deportiva de Pontevedra. De no haber existido ese centro ¿hubiera buscado otro aunque fuese en el extranjero?

-Con la mentalidad que tenía y las ideas muy claras sobre lo que quería hacer, habría hecho lo mismo, estuviese en Pontevedra o en cualquier otro sitio. De un modo u otro habría buscado el modo para dedicarme a lo que ya era en mí una pasión. Yo creo que el principal valor que he tenido como deportista ha sido el de que, independientemente de las circunstancias y las dificultades con las que me he tropezado en el camino, siempre he sabido encontrar la manera para seguir adelante y lograr mis objetivos. Soy de los que pienso que el que marca la diferencia es el deportista y, aunque pongan a tu disposición las mejores condiciones para prepararte, si quieres triunfar tienes que ser tú mismo el que ponga todo de su parte.

-¿A esas alturas ya se imaginaba el palmarés que tendría en la hora de su retirada?

-¡Que va! En ese momento, si me dicen que consigo una cuarta parte de lo que he conseguido, me hubiera puesto en órbita. ¿Ganar un mundial en vez de cinco? Ya solamente eso lo hubiera firmado con los ojos cerrados. Por aquel entonces, como cualquier chaval, yo tenía ilusión por llegar a lo más alto, pero siempre fui una persona muy realista, siempre tuve los pies en el suelo, y en aquel entonces todo esto que he conseguido no se me hubiera ocurrido ni atreverme a pensarlo.

-En aquel tiempo el triatlón era una especialidad muy poco conocida en España, pero de repente surgió Iván Raña y después usted. ¿Los éxitos de Iván formaron parte de las razones por las que decidió volcarse en el triatlón?

-La referencia de Iván Raña fue muy importante para mí. Cuando yo empecé, él ya había obtenido grandes éxitos a nivel internacional, y yo tuve la suerte de que vivía en Ordes, que estaba a 50 kilómetros de mi casa, así que me dije que si un chaval de Galicia era capaz de plantarle cara a los mejores del mundo ¿por qué no iba a hacerlo yo también? De hecho, aprendí mucho entrenando con Iván, nos hicimos muy amigos y fue casi diría que una persona decisiva en el principio de mi carrera deportiva.

-¿Ya ha planeado qué va a hacer al menos a corto plazo?

-Sí, ya estoy en ello. De hecho ahora mismo estoy en Lanzarote y me he incorporado a un proyecto de la Federación Española de Atletismo con alumnos de las mejores promesas que tenemos en España, con perfiles de atletas sub-23 con proyección, con capacidad de hacerlo bien en el futuro. Y la verdad es que estoy muy contento, porque me parece un proyecto apasionante en el que, desde luego, me voy volcar en cuerpo y alma.

«Ganar la medalla de plata olímpica ha sido la mayor satisfacción de mi vida»

-Campeón del mundo, campeón de Europa, y muchas veces, y además medalla de plata en Londres. ¿Cuál de todos sus triunfos le ha hecho más ilusión?

-Sin duda, la medalla plata. Me hizo mucha ilusión porque, aunque no gané, hice una de las mejores pruebas de mi vida, porque no cometí errores, porque en todo momento me sentí bien física y psíquicamente…pero, claro, me encontré con un rival que lo hizo aún mejor que yo. Aún así, al acabar me sentí muy satisfecho, casi más que nunca antes.

-¿Y los mundiales y europeos?

-Cualquiera de ellos me produjo grandes satisfacciones pero, ya digo, en cuanto a rendimiento personal, la plata de Londres.

Gómez Noya con la medalla de plata conseguida en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012

Gómez Noya con la medalla de plata conseguida en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012 / Juan Carlos Hidalgo (EFE)

-Ganó esa medalla, pero antes y después, en víspera de los Juegos, usted formaba parte de la lista de medallistas españoles «fijos». ¿Cómo se lleva esa presión?

-Sinceramente, me era indiferente, porque mayor presión que la que yo me imponía a mí mismo, no me la ha impuesto nadie. Pero tampoco soy muy partidario de esos pronósticos, carecen de valor; hay gente que no es consciente de lo que cuesta obtener una medalla olímpica. Yo no niego que, cuando he competido, siempre he procurado ganar, pero por encima de eso, mi principal objetivo siempre ha sido ser capaz de rendir a mi mejor nivel, ofrecer mi mejor versión. Y eso es lo que debe pensar cualquier atleta porque es en lo único que puedes influir, y porque, ya en la competición, no puedes influir en lo que hagan o dejen de hacer tus rivales.

-¿Recuerda alguna prueba concreta en la que sufriese especialmente mucho, en la que incluso estuviese a punto de abandonar pero que, al final, consiguió ganar?

-Me ha ocurrido muchas veces, por no decir en todas (ríe). Recuerdo que en una prueba en Sydney, en 2011, en un día de lluvia, tuve una caída de bicicleta que me hizo perder el contacto con el grupo principal. Estaba a la cola de la carrera y me rondaba la idea de abandonar, porque me decía que no iba a conseguir nada, que no merecía la pena el esfuerzo…pero a base de aguantar, conseguí reponerme y alcanar al grupo de cabeza. Y luego, en la carrera a pie, quedé de primero y conseguí el triunfo absoluto en la triatlón.

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