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Javier Veiga y Marta Hazas Director/actor/Guionista y actriz. Productores

“La nuestra es una relación muy natural”

La pareja en la vida real protagoniza y produce “Amigos hasta la muerte”, una tragicomedia urbana rodada en Galicia, con retranca y morriña, que se estrena en cines el 22 de septiembre

Javier Veiga y Marta Hazas en Santiago esta semana. XOÁN ÁLVAREZ

Pareja en la vida real y en la ficción, el gallego Javier Veiga y la cántabra Marta Hazas, se estrenan como productores en la gran pantalla con la película “Amigos hasta la muerte”, rodada en Galicia, en Ourense, Santiago y en O Grove natal de Veiga, quien ha guionizado y dirigido la cinta. Una comedia con la muerte como trasfondo que narra la historia de tres amigos de toda la vida (protagonizados por Marta Hazas, Javier Veiga y Mauricio Ochmann, coproductor de esta cinta hispanomexicana de la que también es socio Xosé Manuel Touriñán), a dos de los cuales les toca compartir el secreto de que el tercero se va a morir. Un elenco de secundarios gallegos, música de Xoel López y mucha retranca y morriña son otros de los ingredientes de esta producción que se estrenará en cines el 22 de septiembre.

– La película “Amigos hasta la muerte” es un debut para los dos, para Marta, como productora de cine, y para Javier, como director en la gran pantalla, ¿producirse, guionizarse y dirigirse a uno mismo es la manera de hacer lo que realmente les apetece ?

– Javier Veiga: Es la mejor manera de poder controlar el producto, de tener una libertad creativa absoluta en la toma de decisiones, aunque sea a costa de la salud, mucho trabajo y años de vida, pero bueno ‘sarna con gusto no pica’, esto aporta mucha felicidad, también mucho estrés e incertidumbre en momentos en que dudas sobre si tirar la toalla o no, pero por suerte ha llegado todo a buen puerto.

– En todo caso, ¿es el paso lógico a una línea de trabajo como contador de historias iniciado hace años por Javier Veiga?

– J. V.: Siempre he hecho mis proyectos y de manera paralela he ido trabajando en cosas como mercenario, pero cada vez menos, no es porque lo haya decidido, tal vez es porque la gente piensa que estoy con mis cosas y dejan de llamarme o pensaban que no tenían que llamarme. Es lo natural de este oficio, se inventó con gente que quería contar algo y se buscaba las castañas, llamaba a otra gente para hacerlo y se ayudaba de los recursos que podía. Luego, con el paso del tiempo, llegó la profesionalización y los diferentes oficios. Me gusta pensar que vivo la profesión de una manera primigenia.

– Ambos tienen experiencia juntos como productores en la serie “Pequeñas coincidencias”, ¿saltar a la gran pantalla en un momento en que se vuelve a hablar de crisis de taquillas supone un acto de valentía o, tal vez, de resistencia?

– Marta Hazas: Para mí es una apuesta por ver cine en una sala con las condiciones óptimas con las que los creadores hemos hecho esa película. En la comedia –y también en el drama– te contagias más de las emociones cuando estás con más gente en una sala de cine, es un acto más mágico de lo que te sucede en casa tú solo y con distracciones, como ver el móvil. No sé si es una acto romántico o de valentía pero sí es un sitio por el que a mí personalmente me apetece pasar.

J.V.: Esto de la crisis del cine es como lo de esas vellas que están sempre a morrer e nunca morren. Si lleva tanto tiempo en crisis es que tiene una mala salud de hierro, no hay quien lo mate.

– Se han atrevido a hacer una comedia con un tema tan tabú y dramático de trasfondo como la muerte, ¿cómo ha sido la experiencia?

– J. V.: A mí me molestan mucho los tabúes, creo que hay que tratar todos los temas, otra cosa es que lo comuniques bien o mal. Esto de los tabúes es un debate cada vez más presente porque el ofendido se está adueñando de la percepción de la moral, y esto es algo peligrosísimo. Precisamente la intención es hablar de un tema que a mí me preocupa, me afecta, pero sé verlo con una sonrisa, con una mirada limpia y la intención de que uno pueda seguir la vida con una sensación de feelgood, de que la vida está bien con sus momentos dramáticos y cómicos, en igualdad de condiciones. Una carcajada sucede a un llanto y viceversa; la vida es así.

– ¿Es una comedia dramática o una tragicomedia emotiva?

– J. V.: Un término que se usa mucho para definir esto es el de dramedia, pero si lo oyes piensas en que es un drama en el que de vez en cuando hay una sonrisilla. Esto no ocurre así en esta película, yo la llamaría tragicomedia urbana, aunque ese término también te lleva a lo terrible. Ya hemos comprobado en festivales y en la apertura en Latinoamérica que esta película funciona cómicamente, la gente se ríe y se va emocionando: ese es el reto: encontrar ese sendero sin traicionar ninguna de las dos partes de la tragicomedia , y creo que lo hemos conseguido, hemos atinado bastante.

– Ya partían con ventaja puesto que esa misma obra había funcionado en las 400 representaciones que han hecho en el teatro.

– Esta obra ha tenido muchas vidas, se hizo en España con dos repartos distintos, una producción gallega, otra en euskera, y en países de Latinoamérica. Tuvo una vida larga como teatro y siempre ocurría que cuando iban a verla amigos me decían “es como una película”. Es verdad que la historia tiene un espíritu cinematográfico, lo difícil fue conseguir hacer una obra de teatro con ella.

– ¿También tratan temas para la reflexión? El primero que surge es que ante la muerte uno se plantea qué es lo realmente importante en la vida.

– M. H.: Totalmente, por eso abordamos temas que a nosotros nos importan, como el de la muerte o el de la amistad. Me gusta involucrarme en proyectos que puedes contar a través de la comedia, que la gente pase un rato divertido y desconecte de su vida, pero que le queden posos para después analizar, para plantearte, por ejemplo, qué harías en caso de que te quedaran pocos meses de vida, si preferirías saberlo o no, si serías capaz de perdonar la infidelidad. Creo que cada uno, dependiendo de su momento vital, se queda con una parte de la historia para hacer algún tipo de reflexión.

 J. V.: Es una historia de amistad, que es una relación pasional en general poco tratada en la ficción. Mi idea es hablar de qué quiere decir la expresión ‘amigos hasta la muerte’, ¿qué pasaría si llegase algo muy grave?, ¿seríamos amigos de verdad?. En la película pasa de verdad algo muy grave: la muerte inminente de uno de los amigos, no hay nada mas grave, ¿ qué ocurre ahí?, ¿cómo cambian las prioridades?. Pues lo que sucede es que cosas que tenían mucha importancia pasan a no tener ninguna.

– ¿Por qué han elegido rodarla en Galicia?

– J. V.: Por varias razones, una de ellas práctica: nuestros socios de producción trabajan desde ahí y luego tuvimos muchos apoyos tanto públicos como privados (Xunta, Diputación de Ourense, Estrella Galicia, Turismo de Galicia). Por otra parte, está el contenido: es una historia urbana que nos hemos ido a contar a la Galicia urbana, donde vive más gente que en la rural, y hay dos cosas fundamentales presentes en la historia, que son la retranca gallega, muy obvia para poder contar la muerte de esta manera, y la nostalgia, esa morriña tan nuestra. Había que contarla en Galicia o los personajes tendrían que ser gallegos en otro sitio.

Veiga en una secuencia del rodaje en Ourense. Aigi Boga

– El elenco es gallego, salvo Marta Hazas y Mauricio Ochmann.

– M. H.: Soy gallega consorte y con suerte. El hecho de que esté ubicada en Galicia tiene que ver con los gallegos que emigraron y se fueron también a México, y ahí entra Mauricio (Ochmann), que el verano pasado en el rodaje tenía muchos fans en la zona de Carballiño, donde ha habido mucha emigración a México.

– Han contado con Xoel López para la banda sonora, ¿cómo ha sido esa colaboración?

– J.V.: Una maravilla, aparte de ser un amigo más de los que nos hemos rodeado en esta historia, no hace falta que cuente quién es Xoel y su talento, pero es que encajaba como un guante en este proyecto porque su música es nostálgica, te lleva a sitios en que esperas que te cuente cosas que te van a hacer llorar pero con buen rollo, te genera esa sensación de quiero una mantita para escuchar esta música con una sonrisa. Nos ha hecho un tema brutal, “Eco”, para la película , un bolero y ha incorporado “Tierra” y “Deluxe”. También contamos con dos temas fantásticos de Santi Araújo. Estoy muy satisfecho con la banda sonora, que se completa con Alfred Tapscott, el que ha hecho la música original.

– Hablemos del tercer protagonista de esta historia, el actor mexicano Mauricio Ochmann, coproductor de la película. Destacan una química entre los tres que traspasa la pantalla, ¿cómo es su relación son él?

– M. H.: Nos conocimos en el rodaje de la película mexicana “Te juro que yo no fui”, Javi (Javier Veiga) vino a verme y surgió la amistad, luego le envió el guión por si le apetecía hacer “Amigos hasta la muerte” en México y él dijo “¿por qué hacer dos películas si podemos hacer una coproducción?”. 

– ¿Hay algo de realidad en ese triángulo amoroso que plantean en la pantalla o es pura ficción?.

– M. H.: No somos tan amigos ni nos conocemos de tantos años como los personajes de la película, eso es purísima ficción, pero es cierto que se generó un tipo de relación especial desde que nos conocimos, hay gente con la que pegas mucho y funciona, tanto por físicos como por maneras de entender la profesión. Hay mucha química ahí.

J. H: Realmente es un tipo con el que resulta fácil trabajar, es una estrella al otro lado del Atlántico, pero es el más disciplinado y generoso con el que he trabajado, tanto a nivel producción como en el set. La producción en Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá se ha estrenado directamente en plataformas, ha sido número uno en México durante dos semanas (y ahora continua en el top ten) y también en el mercado latino.

Momento del rodaje en O Grove AIGI BOGA

– ¿Y con Touriñán, que además de coproductor hace un pequeño papel?

– J. V.: Somos amigos y socios, cuando viene a Madrid se queda en casa, nuestra relación empezó cuando vino a vernos a la función de teatro de esta historia en A Coruña y le propuse hacer una versión en gallego, desde entonces no hemos parado de hacer cosas juntos. Ni pararemos.

M. H.: A los dos nos encanta la buena comida y el buen vino, y nos reímos de las mismas cosas. Hemos hecho juntos las dos temporadas de “Rutas bizarras” viajando, algo que nos ha acabado de unir. Entiendo perfecto el gallego gracias a él porque por las mañanas cuando íbamos a desayunar me halaba en gallego, y cuando se enfadaba también. Así que ahora me he doblado a mí misma en gallego para cuando salga la peli en la TVG.

– ¿Cómo se lleva eso de trabajar con tu pareja, Marta (Javier ya ha manifestado que para él es lo natural, pues creció viendo a sus padres llevar juntos su restaurante de O Grove)?

– M. H.: Aunque no me venga de familia como a Javi, también es algo natural porque lo conocí haciendo una película juntos. He tenido siempre separado el Javi de casa y el del trabajo, además cuando trabajamos nos rodeamos de amigos y de gente con la que te gusta compartir tiempo libre, al final todo queda en casa. La nuestra es una relación muy horizontal, nadie depende del otro: yo sigo haciendo mis cosas por mi lado y él por el suyo. Lo guay es entender la vida y la profesión de la misma manera, nos apetece contar las mismas historias y contarlas juntos es bueno para el producto.

– Ahora que no nos oye, ¿cómo es Javier como director?

– Es bastante implacable – en el buen sentido– y tiene las cosas claras, lo que una, como actriz, desea de un director. Durante los ensayos es generoso y te deja incorporar cosas, pero terminado ese periodo lo que queda, queda, y eso hace que llegues muy relajada al rodaje por dos razones: sabes que él no te deja mal, que nunca da una toma por buena si no está bien, y que si estás mal le puedes echar totalmente la culpa a él. Del trabajo con Javi me gusta el tono que da a la comedia porque no te permite ser falso ni hacer algo histriónico, sino que pide mucha verdad.

– ¿Dirigirse a uno mismo, Javier, no tiene algo de esquizofrénico?

– Absolutamente, la palabra es esquizofrénico. La parte de actuar es la que menos pienso, es casi como automático porque le he dado tantas vueltas al guión y a la dirección que tengo muy claro lo que quiero contar. A veces me vendría bien una mirada desde fuera, pero he aprendido con la experiencia a ponerme el mono que toca en cada momento, si estoy en la sala de montaje el que sale en la pantalla no soy yo, es el actor que lo hace mal, así que lo corto sin más.

Momento del rodaje en O Grove. Aigi Boga

– La serie “Pequeñas coincidencias, producida y protagonizada por ambos, tendrá un remake en Estados Unidos, ¿qué se siente?.

– J. V.: Han hecho un piloto y hemos podido ver nuestros alter egos (el mío es inglés y la de Marta afroamericana). Lo vi con la esperanza de que consigan llevar a cabo la serie, aunque que te llame la NBC para que Universal haga una cosa con algo que tú has parido ya te hincha el pecho como un gallo un tiempo largo.

– ¿En qué momento de sus carreras se encuentran (a Marta la hemos visto crecer desde “El internado”) y por qué papel o proyecto que hayan hecho o les quede por hacer les gustaría ser recordados?.

– M. H.: Estoy en un momento dulce, he tenido la suerte de participar en proyectos que han funcionado muy bien con el público, que me han hecho aprender y me han llenado mucho. De la Marta Hazas que empezó queda toda la ilusión intacta; cuando veo mi nombre en el camerino o voy a hacer el photocall a la alfombra roja de un estreno, saludo a gente que digo “anda, qué fuerte, es colega mío José Sacristán” o “tengo el teléfono de Aitana Sánchez Gijón y puedo invitarla al estreno de “Amigos hasta la muerte””. No se me han pasado ni la vocación ni las ganas, que en este tipo de profesiones hay que mantener, teniendo claro qué cosas me gustan y cuáles prefiero evitar. Respecto al papel de mi vida, creo que está por llegar, sería un rollo pensar que ya lo he hecho todo a estas alturas y con esta niñez que me calzo (risas). No quiero ser recordada por un papel, me interesa que cuando alguien vea que Marta Hazas ha hecho una serie o una peli quiera ir a verla, como pasa con Woody Allen, Will Smith, Denzel Washington o Clint Eastwood.

 J.V.: Yo estoy aterrizando en esta transición y me gustaría tener reconocimiento como hombre orquesta, como alguien que genera productos con su sello personal, como pueden ser los ejemplos que ha puesto Marta. Si ahora hay cien personas esperando a ver lo que hago este año, que el próximo sean mil y al siguiente diez mil.

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