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El beso en España

Armando Calvo y Mercedes Vecino en una escena de «El pobre rico» donde protagonizaron el primer beso del cine español en 1942 Archivo FDV

"La española, cuando besa, besa siempre de verdad”, cantaba la sevillana Paquita Rico en la copla “El beso en España”, allá por los años sesenta del siglo pasado. Tal folclórica referencia nos recuerda que, ya en aquellos años de la dictadura de Franco y mucho más atrás, la mujer era dueña, como no podía ser de otra forma, de sus besos, y quien osaba robarle un ósculo sin consentimiento bien se exponía a que le cruzasen la cara con un buen tortazo.

Tampoco en la España cañí estaba bien visto molestar a una mujer en la calle con piropos groseros. El archivo de RTVE recoge un programa de Antonio Mercero de 1968 en el que Natalia Figueroa realiza un experimento social con cámara oculta: una atractiva joven atraviesa la Gran Vía madrileña y recibe de unos hombres zafios una serie de expresiones que, según lamenta la periodista que luego se casó con Raphael, entran “más en el terreno de la grosería que en el de la finura y la gracia en el decir”. “Le dicen cosas, ¡pero qué cosas, Dios mío!”. Una “experiencia desoladora”, en palabras de la informadora. De esto han pasado nada menos que 55 años.

Otro episodio bochornoso, y este con las cámaras en directo, fue el que tuvo que sufrir la periodista gallega Isa Balado cuando intervenía en un programa de Cuatro. Que a una mujer le toque el trasero un desconocido sin mediar permiso es intolerable y lo ha sido siempre, por más que Rita Maestre haya dicho que “hace no tanto algo así hubiera pasado por algo anecdótico”. “Hoy el sentido común nos dice que estos comportamientos son intolerables –afirmó la política de Más Madrid–. Ese cambio se llama feminismo”. Pues no, señora Maestre, ni el sentido común –ese que nos dice que no se besa ni se tocan ciertas partes sin consentimiento– ni los derechos de las mujeres los acaban de inventar ustedes.

Cierta izquierda quiere hacernos creer que ellos han traído la civilización a una sociedad de barbarie. Y no. Ya lo decía Orwell: “quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro”. Por mucho que se empeñen desde el Gobierno, el empoderamiento femenino no lo han traído ahora las políticas moradas, sino mujeres que hace mucho tiempo las pasaron moradas. Porque gañanes y abusadores los ha habido siempre, pero también sentido común y mujeres (y hombres) que defendían su dignidad. Y si no, que le pregunten a nuestras abuelas.

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