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Gallegos a la vanguardia

Susana Eibes González: “Dinamarca es el país perfecto para comenzar una familia”

La investigadora compostelana Susana Eibes González estudia la división y los microtúbulos celulares en la Danish Cancer Society, en Copenhague

Susana Eibes, enDen Røde Plads (o plaza roja), en elbarrio multicultural de Nørrebro Rodrigo Rieiro

“Hacer ciencia me divierte. Soy muy curiosa y me gusta saber por qué pasan las cosas”. Aunque como en cualquier trabajo tiene “días buenos y días malos”, Susana Eibes González (Santiago, 1988) disfruta estudiando los mecanismos y el funcionamiento de las células con el interesante añadido de que su investigación básica desde la Danish Cancer Society, una institución sin ánimo de lucro dedicada a la investigación, la prevención y el apoyo a los pacientes y sus familias, “pueda ayudar algún día a alguien”.

Licenciada en Biología por la Universidad de Santiago y doctora en Biomedicina por la de Barcelona, se trasladó en 2017 a Copenhague para incorporarse al grupo del croata Marin Barisic, cuyos estudios se centran en la división y el esqueleto celular.

“En mi doctorado aprendí mucho sobre mitosis [el proceso por el que una célula madre se divide para dar lugar a dos células hijas] y cuando acabé tenía muy claro que quería estudiar los microtúbulos, el citoesqueleto. Son como carreteras a las que se unen diferentes proteínas, entre ellas, las motoras, que son capaces de desplazarse por esas vías y que, tras unir todos los cromosomas en el centro de la célula, separan copias hacia extremos opuestos para que las tengan cada una de las células resultantes”, explica Susana.

Los científicos saben que existe un código de navegación que controla el movimiento de esas proteínas a través de los microtúbulos, pero todavía no saben interpretarlo. “Son como las señales de esas carreteras. Sabemos que están ahí y cuáles son, pero no sabemos leerlas. Y en nuestro grupo estudiamos ese sistema para saber qué proteínas lo reconocen y cómo les afecta el hecho de hacerlo o no”, añade.

Susana también participa en otros proyectos más relacionados con la división celular analizando los mecanismos que generan la aneuploidía, una alteración en el número de cromosomas que es la mayor causa de abortos espontáneos y una de las características más prevalentes en tumores.

La investigación del grupo depende en gran medida de la microscopía y sus proyectos tienen “una base muy fuerte” de las técnicas que permiten capturar imágenes de células vivas: “Se toman cada ciertos segundos o minutos, según el experimento, y al unirlas todas obtienes una película que te permite seguirlas durante sus movimientos y también observar todo el proceso de división celular”.

La Danish Cancer Society se nutre de las donaciones de ciudadanos y destina una parte de ellas a financiar su actividad investigadora. También recibe fondos del Gobierno danés y europeos, así como de las grandes farmacéuticas del país como Novo Norvisk o Lundbeck.

“Tiene una parte de investigación pero también es una red de apoyo y asesoramiento para pacientes y familiares, como la Asociación Española contra el Cáncer, y la verdad es que funciona genial”

Susana Eibes González - Estudia la división y los microtúbulos celulares en Copenaghe

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Susana Eibes González Estudia la división y los microtúbulos celulares en Copenaghe Rodrigo Rieiro

A su grupo se le conoce en la institución como “Little South Europe” porque sus investigadores proceden de Croacia, Grecia y España –además de la compostelana hay un investigador catalán en el equipo–, aunque Asia también está representada a través de un compañero de India.

Susana aprecia la cultura de trabajo danesa , que “es muy diferente” a la española: “Para empezar, hay una jerarquía muy plana en la que los jefes, a los que se les llama más bien managers, actúan como uno más y les preocupa que el equipo funcione. Y luego lo importante no es estar muchas horas, sino ser eficiente. Y si acabas en menos tiempo, mejor. Como investigadores, nuestro caso es un poco diferente, pero como Recursos Humanos sabe que hacemos más horas porque tenemos que acabar experimentos o cumplir fechas de entrega nos conceden unos días libres extra”.

“Puedo coger la baja si se pone enfermo y me dan dos días más de vacaciones al año por tener un hijo"

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La compostelana es madre de un niño de corta edad y celebra las oportunidades que ofrece Dinamarca, el segundo país del mundo con mejor calidad de vida, para conciliar profesión y familia. “Puedo coger la baja si se pone enfermo y me dan dos días más de vacaciones al año por tener un hijo. Y si lo cuidas al 50% con tu pareja, como es lo normal aquí, se hace muy llevadero. Es el país perfecto para comenzar una familia. Estamos muy contentos aquí y no se me ocurre un lugar mejor para criar a un niño. Tiene sus partes malas porque no tenemos apoyo familiar pero disfrutamos de todas las ventajas para poder hacerlo”, subraya.

"La ciencia española es muy buena y comparable a la de cualquier país europeo, pero aquí disfruto de facilidades personales que allí no tendría"

Susana Eibes González - Estudia la división y los microtúbulos celulares en Copenaghe

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Susana, en el laboratorio Rodrigo Rieiro

Su pareja, de origen salmantino, también es investigador, aunque él trabaja en la industria farmacéutica y, por ahora, no se plantean volver. “La ciencia española es muy buena y comparable a la de cualquier país europeo, pero aquí disfrutamos de unas facilidades personales que allí no tendríamos”, aclara sobre sus motivos.

Ya están completamente adaptados al estilo de vida nórdico, tanto, reconoce Susana entre risas al otro lado del teléfono durante la entrevista, que a las 12 del mediodía ya se le ha hecho un poco tarde para comer. “Normalmente lo hago a las 11.30 y la cena, a las 18.30 horas. O sea, que cuando vuelvo a España sufro bastante”, admite divertida.

La mayoría de sus amigos son internacionales, porque resulta más difícil conectar con los daneses: “Ellos ya tienen su vida hecha y su círculo desde el instituto o la universidad. Además, el idioma es una barrera importante porque prefieren hablar danés antes que inglés”. Y llegar a manejarse con él, reconoce, resulta una tarea “imposible. “La pronunciación a los españoles se nos hace especialmente difícil. Tienen como 14 vocales que a mí me suenan todas igual y diferentes formas de entonación que si no utilizas bien no te entienden porque no están acostumbrados a que los extranjeros hablen su idioma. Pero nuestro hijo habla perfectamente y nos corrige todo el rato”, confiesa.

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