Entrevista | Iago Sanmartín Villar Investigador
“A ciencia está lastrada polo negocio da venda de artigos”
El compostelano Iago Sanmartín Villar lidera desde el Instituto de Zoología de Varsovia un novedoso proyecto sobre la relación entre el cerebro y el comportamiento de la hormiga argentina
Desde su llegada a Europa a principios del siglo pasado, el ejército colonizador de la hormiga argentina –Linepithema humile– ha dado muestras sobradas de por qué es una de las cien especies invasoras más destructivas del mundo. Y su cerebro, de apenas medio milímetro, contiene las respuestas a esta efectividad en la conquista de nuevos hábitats, además de otras inéditas y valiosas informaciones para la ciencia. Con este objetivo, el investigador Iago Sanmartín Villar (Santiago,1986) lidera un novedoso proyecto sobre las bases neuronales de su comportamiento desde el Museo e Instituto de Zoología de Varsovia, que pertenece a la Academia Polaca de Ciencias.
“Hai moitos traballos sobre a formiga arxentina porque causa grandes perdas ecolóxicas e económicas, pero queda moitísimo por facer e grazas a todo este coñecemento podemos ir un paso máis alá e indagar en cousas máis complexas como a relación entre a aprendizaxe e as conexións neuronais”, explica.
Desde que comenzó a estudiar esta especie durante su etapa postdoctoral en el Centro de Investigación en Cognición Anima de Toulouse, que pertenece al CNRS, el equivalente al CSIC español en Francia, Iago ha participado en varios estudios internacionales y ahora cuenta con un proyecto propio financiado por el Gobierno polaco, la Comisión Europea y el programa Marie Curie. Y además sigue colaborando con el grupo EcoEvo de la UVigo donde hizo su tesis bajo la dirección del catedrático Adolfo Cordero.
La hormiga argentina no ha colonizado Polonia, se supone que su clima es demasiado frío para ella, así que el investigador debe recoger ejemplares en otros lugares como Galicia para poder llevar a cabo sus experimentos. De hecho, aprovechó una visita realizada hace unos meses con su estudiante de doctorado, Srikrishna Narasiman, para organizar un seminario en el campus de As Lagoas-Marcosende junto a otros investigadores de la UVigo.
Ya de vuelta en los laboratorios de Varsovia, ambos continúan analizando el comportamiento de las hormigas a través de tres pruebas relacionadas con la exploración, la neofobia –miedo a un elemento nuevo– y la resolución de problemas, en este caso, un laberinto.
Los investigadores graban los experimentos y después analizan los veloces movimientos de las hormigas con un programa pionero, AnimalTA, desarrollado por la investigadora Violettee Chiara en la UVigo bajo la supevisión de la profesora Sin-Yeon Kim y que el propio Iago se encargó de traducir al gallego y castellano.
“Con este software podemos seguer aos individuos e obter máis de 30 variables como a velocidade, o tempo que están activos ou parados ou o número de veces que recorren o labirinto de forma óptima ou que se equivocan"
En verano, Iago prevé iniciar otro experimento para determinar si las hormigas obreras que ya tienen información social, es decir, saben resolver problemas porque otras ya lo hicieron antes, requieren una inversión menor en su cerebro frente a las que no disponen de estas pistas.
El proyecto también tiene entre sus objetivos determinar cómo las infecciones víricas y las variaciones de temperatura afectan a la plasticidad del cerebro. “O cambio climático está favorecendo a introdución de especies en novos ambientes que ademais de competir coas autóctonas poden transmitirlles as súas enfermidades. No caso da formiga arxentina xa está demostrado que os seus virus infectán á abella melífera, a que se utiliza comercialmente para obter mel”, argumenta.
Iago colabora con la investigadora Sara Arganda de la Universidad Rey Juan Carlos, que cuenta con experiencia en el estudio de la neuroanatomía de las hormigas, e hizo una estancia en su laboratorio para formarse en la compleja extracción, procesado y análisis de los cerebros.
El compostelano no niega que su proyecto, que inicialmente debe terminar en agosto de 2024, es extenso. Pero los primeros resultados están siendo prometedores: “A grandes rasgos, mostran que as formigas obreiras son capaces de modificar o seu comportamento ao longo do tempo, o que refrenda estudos que fixemos anteriormente. E o máis curioso que vimos ata o de agora é que os individuos son capaces de modular o seu comportamento cando atopan un obxecto novo sen modificar os esforzos que fan na exploración. E tamén reducen o número de erros nos labirintos. Memorizan un camiño complexo ata chegar á solución e só os expoñemos cinco veces”.
Todos estos rasgos podrían explicar la enorme capacidad invasiva de la hormiga argentina. “Grazas a eses mecanismos individuais que nós estudamos son capaces de interpretar e adaptarse a un novo medio. Coñecelos mellor vainos axudar a entender o que ocorre no campo”, añade.
Iago forma parte del Laboratorio de Insectos sociales y mirmecófilos que dirige su mentora, Magdalena Witek. Sus compañeros, entre los que hay otros dos españoles, estudian diferentes especies de hormigas y los insectos asociados a ellas, pero solo él y su estudiante de doctorado se centran en la argentina.
“En España hai moita competencia e menos posibilidades e viñen a Polonia porque me ofrecía unha porta aberta para continuar. E atopei un equipo que non podería ser mellor, magníficos no persoal e sempre abertos a colaborar e progresar. Quizais aumente esta experiencia un pouco máis, pero tamén estou vendo a posibilidade de voltar como profesor de universidade en España”, comenta.
A pesar de su interés por el comportamiento animal, independientemente del modelo, y de querer continuar en el mundo de la investigación, Iago no oculta su preocupación por la actual exigencia del ‘publicar o morir’. “A ciencia está lastrada polo negocio da venda de artigos. Nós poñemos todo o noso empeño en facer o mellor traballo posible pero as revistas de alto impacto só publican cousas atractivas. Estamos sesgados polo negocio no lugar de enfocarnos na adquisición de coñecemento para axudar ao progreso da civilización”.
Suscríbete para seguir leyendo
- El jesuita gallego que escucha a los presos en Tailandia
- «Opero unos mil tumores de pulmón al año»
- El legado de Eduardo Barreiros
- En Vigo entendí la importancia que para un trabajador supone tener conciencia de clase
- Los camarones de la Ría de Vigo al descubierto
- “Cuando gané el oro en Atenas sentí que rompía una maldición”
- “La crónica de cómo llegaron a Galicia los restos del Santiago no tiene ningún fundamento”
- Seis hijos en cuatro meses: familias a contracorriente