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Sexo: Culpa y Vergüenza

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@A2C_ILUSTRACIONS / emma placer

Emma Placer

Emma Placer

En pasadas ediciones, hemos abordado la sexualidad desde el punto de vista de las emociones primarias, las que nos vienen “de serie” por el hecho de ser personas y nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno, como son el miedo o el asco.

La culpa y la vergüenza, probablemente, son las dos emociones que más se relacionan con el sexo, y por eso merecen un análisis en profundidad.

La culpa, la vergüenza y el orgullo son las llamadas emociones autoconscientes, esto quiere decir que implica que nos evaluamos de forma más o menos positiva con nuestro “yo”: “Yo he hecho algo horrible”, “Yo siento que soy ridícula”, etc.

El orgullo es una valoración positiva de nuestros comportamientos, logros o actitudes, y es una emoción que provoca bienestar; no se estudia mucho porque no tiene consecuencias nocivas para la salud mental, por eso la dejamos aparcada en estas líneas.

¿No te da vergüenza?

Esa pregunta, que implica una afirmación para quien la escucha, es devastadora para nuestra educación. La vergüenza en el terreno sexual se puede explicar con situaciones en las que, realmente o de forma imaginada, me expongo de forma libre, erótica o sexualmente, ante otra persona, y siento vergüenza ante su juicio por mi cuerpo o mi comportamiento sexual, por ser éste diferente, moral o socialmente poco aceptado:

–¿No te da vergüenza hablar así de tu vida sexual?

–Hija, no te toques ahí, ¡qué vergüenza!

Con este tipo de comentarios y el sustrato bien implementado, la vergüenza tiene la función de evitar y escapar de todo lo que tenga que ver con la libertad y la expresión sexual, buscando la aceptación social y no ser un/una “sinvergüenza”. No obstante, la vergüenza es poderosa y útil, todas las personas tenemos en menor o mayor grado un punto de esta emoción, que nos regula y nos protege; el problema es cuando arrastramos desde la infancia demasiada vergüenza, ya que, con toda probabilidad, nos va a convertir en personas inseguras, sin capacidad de explorar por no hacer el ridículo, y con miedo, que se puede traducir en los casos más extremos en trastornos de personalidad como el de “evitación”, muy inhabilitante no solo para el sexo sino para tu vida social, familiar y laboral.

Reputación, prejuicios y “otras chicas del montón”

Ya estaréis imaginando que la “culpa sexual” tiene una base clara en la religión; no voy a centrarme en una porque todas basan los valores morales y éticos en comportamientos y pensamientos, donde se etiqueta el sexo como algo pecaminoso, obsceno, malo, indecente, ¿el mismísimo demonio, vaya! Sin embargo, la pureza, la virginidad, la castidad y el control sexual se ven como algo positivo y natural. En esto, como en tantas cosas, es la virginidad femenina la que se trata como un “premio”; no hace tanto, se decía en las revistas del colorín “la cantante va virgen al matrimonio”. Obviamente, del novio no se decía absolutamente nada, porque se da por hecho que tiene que ser viril y masculino, por defecto. Afortunadamente hemos evolucionado, aunque el sentimiento de culpa está presente en cada una de las consultas que hago con mujeres:

–Mi problema es que no llego al orgasmo en pareja.

–¿Y sola, masturbándote?

–Sí, pero me da vergüenza, y me siento mal y culpable de no llegar sólo con la penetración y mostrarme tocándome “ahí”.

Esto es un pequeño ejemplo, bastante habitual; pero cuando nos encontramos con agresiones sexuales, la víctima también siente culpa por motivos tan variopintos que tenemos que repetir y acompañar a la paciente en esta premisa: “La culpa de una agresión es del agresor”.

Vivir sin culpa sexual

No es una quimera: si se puede, hay que trabajar en ello. La sexualidad es la dimensión más importante del ser humano: es un factor básico de salud, es natural, nos hace disfrutar y ser felices. La base de una vida sin prejuicios es la educación, tenemos en nuestras manos la información y los derechos sexuales de la Organización Mundial de la Salud, de los que ya hablamos en pasadas ediciones, mi favorito: El derecho al placer.

Os recomiendo un par de libros donde se explica muy bien estas y otras variantes de la culpa sexual: “Tu sexo es tuyo”, de Sylvia de Béjar, y “El sentimiento de culpa”, de Laura Rojas Marcos.

Placeres, os esperamos en próximas entregas, seguimos en contacto en www.saludplacer.com ¡Hasta pronto!

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