Lorenzo Silva | Escritor

“Creo que habría que contar todo sobre los GAL”

El autor considera que la opacidad sobre ese episodio “favorece la ecuación que justifica la existencia de ETA porque alguien desde el estado montó un tingladillo que se llevó por delante a veinte personas”

Lorenzo Silva

Lorenzo Silva

Lorenzo Silva se adentra en su nueva novela, “Púa”, en la guerra sucia de los estados contra el terrorismo a través de un exagente infiltrado que se reconoce desde el principio de la narración como una persona malvada. El autor de la serie de ficción protagonizada por los inspectores Bevilacqua y Chamorro abandona una vez más a esos dos personajes con los que lleva décadas sumergiendo a los lectores en episodios oscuros y en las cloacas del estado para abordar la que considera su novela más negra, pues en ella no hay héroes, y plantearnos reflexiones sobre un episodio que nos remite a los años de plomo en que operaban los GAL en España con la intención de acabar con ETA.

– Dice que “Púa” es la novela más negra que ha escrito, ¿por qué?

– Las novelas negras que escribo habitualmente son, simplificándolo mucho, desde el punto vista de los buenos, aunque sean personajes no carentes de sombras en cuanto a que son seres humanos, pero están al lado de la ley, intentan ofrecerles una reparación a las víctimas y que quienes cometen crímenes no se salgan con la suyas. En esta novela el protagonista está al otro lado, ya dice en la primera línea que es una mala persona, no por un juicio moral, sino atendiendo a lo que ha sido el desempeño de su vida, que se la ha pasado haciendo el mal y pensando cómo hacerlo.

– Se apresura a afirmar en la introducción que es una historia cien por cien ficticia, lo cual a un desconfiado puede llevarle a inferir lo contrario: que se basa en relatos de sus fuentes de la Guardia Civil y de servicios secretos. ¿Sabe más de lo que cuenta?

– Sí es cien por cien ficción porque yo no he querido retratar ningún episodio en particular de la guerra sucia, ni personas, ni hechos, ni motivaciones específicas, ni tampoco las organizaciones que en cada caso funcionaron. Me he inventado los personajes y una organización paraestatal que tiene notorias diferencias con los casos reales que podemos tener más cercanos. No me interesaba tanto sumergirme en el anecdotario de una guerra sucia en particular, sino que quería ir a la esencia de ese viaje que emprenden algunos estados y también algunos individuos de saltarse sus propias leyes, los primeros, y los principios éticos más universales, los segundos, en el sentido de que torturan, engañan y asesinan. Por otra parte, sí sé más de lo que cuento, todo el mundo mínimamente prudente no cuenta todo, pero yo no estoy en los secretos profundos del estado y me resultaría pretencioso tratar de zanjarlos a través de un relato literario.

Portada de "Púa", la nueva novela negra de Lorenzo Silva

Portada de "Púa", la nueva novela negra de Lorenzo Silva / Cedida

– En el apartado de agradecimientos se refiere a personas que no menciona con nombres y apellidos para que no les hagan un juicio sumarísimo.

He hablado con gente que ha estado en ETA, como también lo he hecho con gente que ha luchado contra ETA por medios lícitos y no tan lícitos. ¿ Para qué voy a arrojar a los perros a unos y a otros?. Son personas que han confiado en mí y me han trasmitido impresiones valiosas, que eso para mí es lo importante a la hora de escribir la novela.

– Aunque elude dar ubicaciones geográficas, fechas y siglas, es inevitable intuir que se trata del GAL.

– La organización que aparece en la novela funciona bastante bien y tiene personas bien seleccionadas. El GAL fue bastante chapucero, se contrataba a personas que luego se equivocaban y las detenía la policía francesa, y hubo unos comportamientos de manejo de dinero que en mi organización ficticia no los hay.

– ¿Cree que si los GAL hubiesen cumplido su cometido de acabar con ETA lo miraríamos con otros ojos?

– No lo sé, tengo una cierta duda metafísica. Si nos fijamos, por ejemplo, en la guerra sucia británica contra el IRA, recurriendo a tropas de élite, bendecida y hasta proclamada por la primera ministra, no derrotó a la banda terrorista;. Gran Bretaña al final tuvo que pactar con el IRA. En España lo que ha conducido al fin de ETA ha sido el estado de derecho, no la guerra sucia. A lo mejor la guerra sucia no es eficaz porque destroza tanto como arregla, le das un rearme moral al adversario no desdeñable.

– El narrador protagonista se define como una mala persona, sin buscar justificaciones a su maldad (incluso relata cómo mató un gato en su infancia para ilustrar su condición perversa), sin embargo el lector puede llegar a empatizar con él, ¿es algo que ha buscado?

– Esto del gato es una cosa que me vino a la memoria porque cuando me iba de vacaciones, me llamaba mucho la atención que cuando aparecía un gato todos los niños agarraban una piedra y se la lanzaban. Eso ha sido muy común y la gente de mi edad coincide con esa percepción, ese amor por los gatos en España es muy reciente. Respecto a lo de empatizar con el protagonista, él no espera la empatía ni la simpatía de nadie, él espera dignificarse en lo que pueda, afrontando la verdad sin cataplasmas, medias tintas ni paliativos. Al final del libro descubrimos que su discurso tiene un destinatario singular con el que le importa no tanto quedar bien como quedar íntegro; no sé si suscita empatía, puede ser los único que le enaltezca.

– ¿Diría que los integrantes de los GAL eran malvados, sin paliativos, pese a estar supuestamente del lado de los buenos?

– Diría que finalmente fue una campaña que no resultó exitosa, hay quien dice que sirvió para que Francia dejara de ser indiferente, yo creo que ya habría dejado de serlo cuatro o cinco años después, por la inercia de los acontecimientos y por la propia Unión Europea. No fue eficaz y sus actos fueron inmorales, ilícitos y delictivos. Luego que las personas que incurrían en esos actos eran malvados sin fisuras, no, tengo la sensación de que por lo que sea, son personas que creyeron que ese era el mejor camino, tenían sus miserias como todo el mundo y combinaban eso con algún aprovechamiento personal. No son las mejores personas, pero tampoco son distintos de lo que es la condición humana en general.

– Usted ha conocido infiltrados, ¿qué le llama más la atención de esa figura?

– Son personas obligadas a un equilibrio muy difícil, yo no me lo plantearía nunca. Los seres humanos somos razón y emoción, y un infiltrado tiene que mantener a raya las dos, tiene que hacer un análisis racional muy firme, que nunca se le quiebre, tiene que ser quien no es para conseguir lo que quiere, y da igual si lo hace en una operación ilícita o con la cobertura legal. Y por otra parte, tiene emociones que van a empezar a luchar contra él: va a añorar a los suyos, va a entablar relaciones que en cierto modo entrañan una implicación afectiva con las personas que son sus enemigos e incluso puede llegar a enamorarse de alguien a quien está utilizando y manipulando. Manejar todo ese material sin cortocircuitarte debe de ser muy difícil.

– ¿Es casualidad que la hija de uno de los agentes secretos de su novela se llame Vera?

– Como su padre es alguien que se ve obligado a engañar, a la hija le pone Vera, un nombre que remite a la verdad como concepto. Si hubiera querido remitirme a un personaje real lo hubiera citado con nombres y apellidos.

– Hablando de Rafael Vera, el exsecretario de estado se ha mostrado partidario de que el PSOE hable abiertamente de los GAL, ¿está de acuerdo con él?

– El relato que tenemos de la historia de los GAL son dos sumarios: el de Segundo Marey y el de Lasa y Zabala. He tenido la curiosidad de leerme las dos sentencias, porque soy abogado y me puede la curiosidad, y es un relato bastante precario, incluso de esos dos casos. Creo que sería bueno que tuviéramos de una manera fría y serena conocimiento de lo que pasó. Mira el etarra Henri Parot, que dentro de nada va a salir a la calle con ochenta y dos asesinatos a sus espaldas. Creo que sería bueno que viviésemos con eso, porque mientras se dejen espacios en las sombras, favoreces esa idea de la ecuación de que ETA está justificada porque alguien bajo la cobertura del estado montó un tingladillo que se llevó por delante a más de veinte personas. Comparar eso con medio siglo de amedrantamiento de toda una sociedad, con cientos de víctimas mortales y miles de personas con la vida destrozada, no es justo.

– También sostiene el expolítico, al referirse a la cloacas del estado, que sin seguridad no hay libertad, ¿lo suscribe?

– Sin una razonable seguridad, la libertad solo la tienen los ricos, pero la seguridad hay que darla con procedimientos compatibles con los principios del estado.

"El Franquismo ha corrompido nuestra conversación durante generaciones y ETA, la conversación de la sociedad vasca “

Lorenzo Silva con su última novela, “Púa”. | // CARLOS RUIZ

Lorenzo Silva con su última novela, “Púa”. / Carlos Ruiz

– ¿Confía en que veamos desclasificados esos archivos, teniendo en cuenta que todavía no han salido a la luz secretos de estado de la dictadura franquista?

– No lo sé. Es una pena porque ese secretismo trabaja para el enemigo, habría que reflexionar por qué conocemos las conversaciones de Nixon o de Kennedy en la Casa Blanca al detalle, si no le interesara a los Estados Unidos no las publicarían, luego alguien ha razonado que en determinando momento es más interesante la transparencia que la opacidad.

– Aún quedan coletazos de aquellos años de terrorismo y guerra sucia, y la prueba más reciente es el debate suscitado por las listas de Bildu a las elecciones, ¿cuánto tiempo tendrá que pasar para cerrar capítulo?

– En los últimos tiempos vuelvo una y otra vez a un libro que encontré al documentarme sobre el episodio de la revuelta de los comuneros en Castilla contra Carlos V, “Tratado de la República”, publicado en abril de 1521 ante la derrota de Villalar y escrito por el trinitario burgalés Alonso de Castrillo, quien reflexiona sobre el buen y el mal gobierno con referencias a Cicerón, Santo Tomás, Aristóteles y demás. Intentando reaccionar contra el horror que había visto en su ciudad, el autor dice en su texto que uno de los efectos de la tiranía, sobre todo si es prolongada y perpetua, es que el daño que provocan no se agota en sus contemporáneos, sino que corrompe la conversación durante generaciones. Esto vale para las tiranías de la dictadura de Franco y para la del terrorismo de ETA. Realmente el franquismo ha corrompido nuestra conversación durante generaciones y el terrorismo de ETA ha corrompido la conversación de la sociedad vasca durante generaciones.

– ¿Qué sucedería si Bevilacqua, el subteniente de la Guardia Civil de su serie de novelas negras, se topara con Púa?.

– Solo hay una repuesta: Bevilacua intentaría detenerlo y Púa haría lo imposible por escaparse, y como los dos son buenos en lo suyo, no me atrevería a decir qué pasaría.

"La enfermedad que me ha llevado a escribir quizás sea mi curiosidad malsana por cosas que sería mejor no mirar"

Lorenzo Silva

Lorenzo Silva / Carlos Ruiz

– Púa, un lector empedernido, tiene tres autores preferidos, dos hombres y una mujer, a los que considera enfermos cuyos trastornos le dieron la clarividencia para escribir, ¿se refiere a Kafka, Proust y Virginia Woolf?

– Son esos, claro que sí, aunque en la novela no doy sus nombres; digamos que es un trasunto literario ficticio de esos tres autores.

– ¿Y cuál sería la enfermedad que ha llevado a Lorenzo Silva a escribir, de ser esa teoría cierta?

– Para mí quizás la literatura ha sido más reparadora, agradecida y generosa que para ellos. Quizás yo me he acercado a la literatura por algún tipo de sensibilidad enfermiza. Probablemente mi enfermedad sea la curiosidad malsana por cosas que sería mejor no mirar. No lo sé.

– También aborda la corrupción policial en el presente, ¿es un tema que le preocupa?

– En todas las sociedades hay policías corruptos, por eso existen unidades de asuntos internos potentes en las que están algunos de sus mejores profesionales. Quien está en contacto con la criminalidad recibe muchas propuestas, está expuesto a muchas tentaciones y la experiencia dice que un porcentaje cae.

"No escribiría sobre el caso Villarejo; los personajes tienen que interesarme”

Lorenzo Silva

Lorenzo Silva / Carlos Ruiz

– ¿Los papeles de Villarejo darían para una de sus novelas negras?

– Detrás de esa trama, sin duda, se han producido comportamientos intolerables a niveles muy altos, y eso requeriría cierta sofisticación e inteligencia criminal, pero quizás lo que mas ha habido es dejación y complicidad por parte de otros. No creo que esa mafia policial hubiera llegado a donde llegó de no haber contado con la connivencia o incompetencia de sus jefes políticos de distintos signos. En alguna ocasión he pensado en escribir alguna historia centrada en policías corruptos a alto nivel, pero los personajes tienen que interesarme de alguna forma y los que hay en el caso Villarejo no me prenden. Me remitiría a tramas históricas. El general Mola habla en sus memorias de corrupción de los jefes policiales tanto en Madrid como Barcelona.

– Hace unos años decidió abandonar Twitter, ¿ha vuelto?

– Pensé en desconectarme por completo cuando Twitter enloqueció, pero alguien me convenció y decidir no cerrarlo. Recientemente he reescrito mi perfil y solo retuiteo, hago anuncios y agradezco los comentarios amables. Le dedico un cuarto de hora por las mañanas y no tuiteo mis pensamientos, no respondo a ningún insulto, exabrupto o provocación y tampoco entro en conversaciones, debates ni discusiones porque creo que Twitter no es para eso. Es una perdida de tiempo, energías y humor y hay que preservar los tres.

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