Te doy una canción

Yo pisaré las calles nuevamente

Portada Te doy una canción Salvador Allende

Portada Te doy una canción Salvador Allende

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Además de el del día del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, hubo otro 11 de setiembre trágico y violento, tal vez menos recordado por las nuevas generaciones, pero tan históricamente importante como el citado. Cayó en martes, y fue el del golpe de Estado de 1973 encabezado por el general Augusto Pinochet que, en Chile, derrocó por las armas al gobierno progresista presidido por Salvador Allende, quien falleció, fusil en mano, heroicamente atrincherado en el Palacio de la Moneda. Sabedor de su destino (se especula con que si fue alcanzado por las balas y la metralla de sus agresores o si decidió suicidarse antes de caer en manos de los militares sublevados), minutos ante de su final, Allende pronunció, difundido por la emisora Radio Magallanes, uno de los discursos políticos más brillantes y emotivos que se recuerdan, casi una pieza literaria henchida de esperanza y de compromiso con la libertad y los derechos humanos, que incluía este párrafo: “Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

Inspirado por estas palabras, dolido por lo que estaba sucediendo en un Chile sumido ya en la dictadura, y muy afectado por el asesinato el 5 de octubre de 1974 de su amigo Miguel Enríquez, dirigente del MIR chileno, el cantautor cubano Pablo Milanés compuso ese mismo año “Yo pisaré las calles nuevamente”, una de las canciones más bellas y conmovedoras de su repertorio.

El tema se publicó en disco en 1976, pero Milanés no pudo conseguir su objetivo de interpretarlo en directo en Chile hasta el 9 de abril 1998, ocho años después de que el general hubiese sido “instado” a abandonar una presidencia que ejerció con puño de hierro durante 17 años, a lo largo de los cuales se ejecutó una fuerte represión contra los movimientos de izquierdas, basada en la violencia y la tortura.

En 2003, se creó la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, un organismo en el que se investigó y recogieron testimonios de todos los casos de abusos, torturas y asesinatos cometidos entre 1973 y 1990. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile, las víctimas de la dictadura superaron las 40.000 personas entre muertos y “desaparecidos”.

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